Por Catón
Columna: DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
De todo hacen tango
2013-05-07 | 22:35:47
Iba un desfile de políticos por la calle. Un señor que estaba entre el público sintió de pronto que le sacaban la cartera, y vio que dos raterillos salían a todo correr. “-¡Párense, rateros!” -grita el señor a voz en cuello-. El desfile tardó más de 15 minutos en ponerse en movimiento otra vez...
Un político invitó a otro a cenar en su casa. Los dos recelaban el uno del otro. Al terminar la cena el anfitrión se disculpó, y se levantó de la mesa. Poco después se escuchó un ruido inconfundible: el dueño de la casa había ido al baño, y estaba desahogando una necesidad menor. Pero había olvidado cerrar la puerta, y aquello se alcanzaba a oír con toda claridad.
La esposa, apenada, le dice al visitante: “Perdone usted. Voy a cerrar la puerta”. “No se preocupe –la tranquiliza el otro-. Por primera vez sé con seguridad lo que su marido trae entre manos”…
El humor político tiene una rica tradición en México. Desde los tiempos de la mal llamada “colonia” los criollos mexicanos sabían zaherir con ingeniosas, sabrosísimas burletas a los virreyes venidos de ultramar. “A pie y a caballo nadie te gana” -le dijeron el marqués de Branciforte-. Con ese dicho aludían a sus enormes pies y a su corta inteligencia.
Pero el tonto señor se puso muy ufano con la frase, pues la entendió referida a su gracia para caminar y montar a caballo. Otro virrey, Marquina, ordenó construir una fuente en un sitio donde no había agua. Así, la fuente acabó en urinario público. Un anónimo pasquinero perpetró esta cuarteta lapidaria: “Para perpetua memoria / nos dejó el virrey Marquina / una fuente en que se orina... / y aquí se acabó la historia”.
Son famosos los dicterios políticos de “El Pensador Mexicano”, don José Joaquín Fernández de Lizardi, y famosos también fueron los desahogos de “El Hijo del Ahuizote” y “El Gallo Pitagárico”. Obra de arte son los grabados políticos, llenos de genio e ingenio, de Posada.
Los epigramas de don José Elizondo son recordados aún por los memoriosos. Podría hacerse un museo de la caricatura con las espléndidas que hicieron García Cabral, Guasp, Audiffred, Bismarck Mier, Abel Quezada y muchos más. Se diría que los mexicanos tenemos el humor como única arma para oponerla a quienes nos lastiman con sus ineptitudes y sus corrupciones. Desastres van y calamidades vienen, y a ellas hace frente el mexicano con su buen humor. Alguien lo dijo ya: ante una tragedia los argentinos hacen un tango y nosotros los mexicanos un chiste...
Hubo una reunión de ex presidentes de países latinoamericanos en un barco que haría un crucero por el Golfo de México. Por desgracia a la mitad del viaje el barco naufragó y dos ex presidentes mexicanos se vieron en una isla desierta.
De inmediato uno de ellos procedió a redactar un mensaje para solicitar auxilio. Pondrían el mensaje en una botella y lo confiarían al mar. Tras escribir el mensaje lo leyó a su compañero: “Estamos en una isla. Favor de venir a rescatarnos. Polibio Loperena y Salustiano Godínez”.
“Oye -se sorprendió el otro expresidente-. ¿Por qué firmas con esos nombres?”. “-¡Uh! -responde el otro-. ¿Tú crees que si firmamos con nuestros verdaderos nombres alguien vendrá a rescatarnos?”... FIN.

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