No resultó ninguna sorpresa los resultados de las encuestas realizadas en la zona conurbana del puerto de Veracruz, Boca del Río y de las principales ciudades de la entidad, entrevistas realizadas por la empresa Impulsos reconocida a nivel nacional como una institución reconocida por los acertados vaticinios de sus estudios de opinión.
Entre los que se recuerda, figura la antepasada elección por la gubernatura entre Fidel Herrera y Gerardo Buganza, donde vaticinaba el priista que su ventaja era mayor de diez puntos, y la empresa Impulsos le advirtió días antes de los comicios que apuradamente su triunfo no rebasaba el punto de diferencia. Fueron 27 mil votos la diferencia, él y el Instituto Electoral al final reconoció que solo era de 19 mil sufragios.
No se pensó en estos momentos en los círculos políticos que la alianza del PAN con el PRD, superará por más de 14 puntos a la coalición del PRI con una decena de partidos reconocidos como la débil morralla política.
El problema no se puede considerar como un debilitamiento en las estructuras partidistas del partido tricolor o que estas estén fallando, la situación se habían advertido en varios espacios dados a conocer en este medio, es la pobreza individual de las candidaturas priistas.
Figuras que no representan a los sectores, salvo personas con elevados niveles que se pueden contar con los dedos de una mano.
El problema es viejo y viene del sexenio pasado, donde por motivos absurdos de egolatría no se permitió a ningún funcionario o miembros de la clase política priista veracruzana de aquel entonces no se le permitía nadie aparecer o figurar en ningún medio. Nadie podía destacar o brillar que no fuera el señor gobernador y quien lo hiciera podía despedirse o ser congelado por el sexenio, además de recibir tremenda reprimenda.
Decía Amado Nervo: “Para conocer la altura de un hombre hay que procurar medir su egoísmo. A mayor egoísmo mayor inferioridad”.
Esto permitió en el sexenio pasado que nadie creciera y que fuera un estado de funcionarios enanos sin estatura política. A los únicos que se les permitía que salieran en los medios eran a sus empresarios consentidos que también figuraban como sus habituales compañeros en sus viajes.
Este incomprensible y absurdo bloqueo tuvo su costo. De allí que los precandidatos priistas a las alcaldías y diputaciones locales aparezcan en los últimos lugares y no se ve en el panorama veracruzano que alguien pueda arrebatarles el triunfo a los candidatos de los partidos de oposición en las presidencias municipales importantes que estarán en juego en el próximo mes de julio. Son los tradicionales candidatos priistas nacidos para perder.
Por envidiosos y egoístas labraron este costoso desenlace que pudiera llegar a las históricas cifras escandalosas cuando Miguel Ángel Yunes Linares, que soñaba con la gubernatura veracruzana fue el dirigente estatal del PRI, en aquella ocasión se perdieron más de mitad de las alcaldías. El patriarca de los Yunes Márquez tiene asegurado por la vía plurinominal su asiento en el Congreso local, y desde esa tribuna será un permanente dolor de cabeza a punto de convertirse en la peor migraña para las autoridades del gobierno estatal. Será la pesadilla satánica del sexenio duartista. Lo aterrador para el priismo es que se trata de una persona muy bien informada.
No resultó ninguna sorpresa que los panistas se encuentren en la zona conurbana tres a uno de los candidatos priistas. Igual respuesta en Xalapa por parte del candidato que vaya a ser por la izquierda. Con estos resultados, los dos primeros lugares están encabezados en el puerto de Veracruz por Julio Saldaña y Julen Rementería. Lo más grave es el resultado estatal donde la alianza de la derecha con la izquierda es del 35 por ciento en contra del 20.6 de la coalición priista, verde y el grupo de la maestra Gordillo. Morena que ni siquiera es partido político ya superó por más del doble a Nueva Alianza, Verde Ecologista y al PT. Como simples ciudadanos no se les impide votar a estos grupos que ya realizaron sus asambleas en el estado y tienen a sus dirigentes veracruzanos.