Pasadas las elecciones estatales del mes de julio donde se renuevan diputaciones locales y alcaldías, también se cumple el tiempo donde se vence más de la mitad del período político de la actual administración estatal, que permite franquear la voz de arranque de los aspirantes a sustituir al gobernador Javier Duarte de Ochoa.
Es la idiosincrasia del político veracruzano que se anticipa a los cambios y vislumbra con mucha antelación a los personajes que serán los antagónicos en la renovación de los poderes ejecutivos de la entidad.
Obviamente, los resultados que se obtengan del próximo verano electoral adelantan los procesos y definirán candidaturas de los diferentes partidos políticos para el 2016.
Los triunfos o derrotas tanto en los distritos como en los municipios serán utilizados como el gran pretexto para descartar a un buen número de aspirantes, de allí que figuras locales tomarán la sabia decisión de dejar pasar y quedarse en la espera de otras oportunidades.
Pasadas estas elecciones estatales habrá cambios en el gabinete y con ello se define quién es el funcionario que se le bautiza en el argot político como el delfín del gobernador.
Que para la clase política no hubo duda que se trata del alcalde consentido que visitó Javier Duarte en su primer acto de gobierno. Con méritos propios como el de haberlo presentado con Fidel Herrera Beltrán.
La salvedad que en esta ocasión será muy diferente a las dos anteriores, ya que el dedo elector se ubica en Los Pinos.
No se descarta que el estado de Veracruz es clave para el sucesor de Peña Nieto y se moverán las fuerzas del altiplano, y por lo tanto, la decisión final se toma en el centro del país. Luis Videgaray y Manlio Fabio Beltrones moverán sus fichas.
El ejemplo que diera el cuenqueño de Nopaltepec que desde que empezó el gobierno de Miguel Alemán buscó su posicionamiento, quehacer que se les permite a los senadores, que no requieren de ningún permiso para moverse a lo largo y a ancho del territorio veracruzano.
Se podría calificar por el momento actual como la trinca infernal integrada por un tuxpeño, el choleño y el peroteño. Cuyas iniciales son A. de Alberto y S de Silva; H de Héctor Y de Yunes y J. de José y Y de Yunes.
Son tres corrientes que encierran sus propios intereses. Lo interesante es la independencia de los protagonistas. Son miembros de la cultura del esfuerzo que presumiera Luis Donaldo Colosio.
En el panorama veracruzano no se ve que haya un “tapado” como ocurriera en las ocho décadas hegemónicas que tiene el PRI en la entidad.
Por el PAN, las aguas se mantienen tranquilas excepto las del cordobés que lleva tres sexenios en el Congreso de la Unión y que responde al nombre de Juan Bueno Torio que tendrá que confrontarse con los Yunes Márquez. Al igual que el PRI, la candidatura se definirá en la colonia del Valle de la ciudad de México.
Como novedad para el electorado veracruzano será el debut del partido político Morena, en el escenario local por la natural dispersión del PRD, como agrupación mayoritaria. Y los partidos satélites del Verde Ecologista, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo, quienes buscarán redituables coaliciones en su habitual sobrevivencia.
La sorpresa de una candidatura ciudadana no se contempla en este adelantado esquema del descompuesto ajedrez político local.