Por Catón
Columna: DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
2012-11-01 | 21:42:37
Una joven mujer de exuberantes curvas llegó a una mueblería y le pidió al encargado que le mostrara un juego de sala sexual. Así dijo: “Un juego de sala sexual”."Querrá usted decir seccional'' -sonrió el empleado. Respondió ella: "Cada quién le da a sus muebles el uso que quiera''... Doña Panoplia de Altopedo, señora de buena sociedad, esposa de don Sinoplio Gules, estaba muy orgullosa porque le habían terminado su nueva residencia. Le preguntó alguien: "¿Y tienes dónde recibir a tus amigos?”. "Naturalmente -respondió ella-. Nada más en mi recámara hay tres clósets''...Aquel señor era un inveterado fumador de puro. El doctor determinó que le estaba haciendo daño, y prescribió un remedio radical: el fumador se internaría en un campamento naturista donde hombres y mujeres, en pleno contacto con la naturaleza, el soly el aire, privados por completo de tabaco y alcohol, y comiendo sólo alimentos vegetales, se desintoxicaban y volvían así a la salud. Cuando regresó el señor, todos le preguntaron cómo le había ido. Respondió el señor: "Fue una experiencia muy interesante. Para mi sorpresa, el campamento resultó ser nudista''. "¿De veras?'' –se asombró uno. "Sí –confirmó el señor-. Lo malo es que se me ocurrió llevarme un puro, y ¡ah cómo batallé cuando lo tuve que esconder!''... Doña Macalota, mujer de profuso nalgatorio, era pianista aficionada y gustaba de entretener a sus amistades con sus interpretaciones al teclado. En una ocasión sorprendió a sus visitantes con un anuncio formidable: iba a tocar una versión completa al piano de la Obertura "1812'' de Tchaikowsky, obra en la cual el gran compositor describió musicalmente el encuentro de los ejércitos napoleónicos y rusos. Todos aplaudieron. Pero don Chinguetas, el esposo de doña Macalota, les pidió en voz baja, con angustia: "¡Pídanle que toque alguna otra cosa!''. "¿Por qué?'' -se extrañó uno. Responde muy apurado el señor de la casa: "¡No saben ustedes cómo imita los cañonazos que marca la partitura!''... Me pregunto si ha muerto en nosotros el amor a México, y si ha muerto también el orgullo de llamarnos mexicanos. Me pregunto si la violencia y la criminalidad reinantes han dado muerte ya a la posibilidad de volver a vivir en un país tranquilo, seguro y en orden. Me pregunto si debemos dar por muerto el ideal de un México en que la corrupción no sea vista como algo consustancial a la vida mexicana. Me pregunto si está muerta la posibilidad de que nuestro país sea plenamente un estado de Derecho en el cual prive la ley, y en que el orden jurídico sea respetado por todos. Me pregunto si en los partidos políticos ha muerto la idea de que por encima del interés partidista está el interés comunitario. Me pregunto si en nosotros está muerta la esperanza de un país mejor. Si la respuesta a esas preguntas es afirmativa, entonces el de hoy será un tristísimo Día de Muertos. Y otra pregunta me hago: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?...Avaricio Cenaoscuras, el hombre más cicatero del pueblo, dejó estupefactos a sus amigos al presentarse en el café ataviado con traje nuevo, zapatos flamantísimos, camisa de seda y corbata de gran lujo. "¿Y eso? -se sorprendieron los contertulios-. ¿A qué se debe el estreno? Te habíamos visto la misma ropa durante años''. "¿No se enteraron? –replicó don Avaricio con enojo-. Mi esposa dio a luz cuádruples''. "'¿Y eso qué tiene qué ver con tu nuevo lujo?'' -preguntaron los amigos, sin entender. Explica Cenaoscuras: "¿Qué caso tiene tratar de ser ahorrativo si en tu misma casa no te apoyan?''... Cierto señor perdió los dientes en un accidente lamentable. Por negligencia no se atendió, de modo que pasaban los días y él andaba desdentado. Su esposa le pidió una y otra vez que fuera con un odontólogo, pero él no hacía caso. Por fin se decidió, y sin decir nada a su mujer fue a un consultorio en el cual le colocaron una flamante placa dental. Volvió de inmediato a su casa el individuo para dar la sorpresa a su mujer. Ella estaba en la ducha, de espaldas a la puerta del baño. Despacito, sin hacer ruido, se le acercó el marido y le mordió levemente el hombro. Le dice la señora sin volver la vista: "¿Qué haces aquí a esta hora? No tarda en llegar el chimuelo''... FIN.
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