Para contrarrestar la campaña de Andrés Manuel López Obrador sobre quienes serían los personajes políticos que lo acompañarían en su gobierno, todos ellos con altos niveles académicos e impresionantes currículos como son los casos de Juan Ramón de la Fuente, Elena Poniatowska, Marcelo Ebrard y otros, que son reconocidas figuras de estatura nacional e internacional, le aconsejaron a los candidatos presidenciales del PAN y del PRI que filtraran algunos nombres de quienes lo acompañarían en su gabinete en el caso de ganar.
Esta oportunidad no quisieron dársela al candidato del Panal y la recomendación fue diferente, porque de antemano se sabría que la única que tiene en ese partido voz y mando, es la profesora María Esther Gordillo, que acapararía todas las posiciones y podría crear para ella una especie de vicepresidencia donde tuviera bajo su mando las secretarías de Gobernación, Educación, Función Pública y Hacienda, entre otras.
A Josefina Vázquez Mota le sugirieron para congraciarse con el expresidente Vicente Fox, quien ha dicho que sólo un milagro la haría llegar a Los Pinos, debería nombrar a Martha Sahagún en una buena dependencia y que sus hijos expertos en hacer buenos negocios pudieran ser los diligentes directores de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad.
En el caso de llegar Enrique Peña Nieto a la Presidencia de México, no puede ser desagradecido con aquellos que lo hicieron candidato del PRI, colocando en las principales dependencias a don Carlos Salinas de Gortari y a su tío Arturo Montiel. No puede olvidar que debido a las conocidas y publicitadas acciones de sus colegas los exgobernadores priístas que dejaron sus recuerdos en sus administraciones estatales, él fuera el seleccionado. Entre ellos estarían los más destacados como el de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, como titular sexenal de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas para que siguiera construyendo más puentes; a Humberto Moreira de Coahuila, en la Secretaría de Hacienda como experto financiero en la creación de deudas; Ulises Ruiz de Oaxaca, en la Secretaría de la Función Pública, por su experiencia en ocultar malos manejos y cualquier tipo de tranzas; Mario Marín, el gober precioso de Puebla, en la Secretaría de Seguridad Pública, por su habilidad en la captura de periodistas y escritores incómodos como Lidia Cacho.
Peña Nieto no puede dejar de un lado a sus compañeros los exgobernadores tamaulipecos de Tomas Yarrington, Manuel Cavazos Lerma y Eugenio Hernández Flores, como eficaces colaboradores en la PGR, SIEDO y el CISEN por sus experiencias en la elaboración de expedientes con el apoyo de la DEA.
No puede ser ingrato el político de Atlacomulco con la eficaz labor de palero que ha hecho Gabriel Quadri y su poderosa madrina que le gustan los buenos negocios que se hacen en la Lotería Nacional y el ISSSTE.
Enrique Peña Nieto hizo el compromiso de darles un buen empleo y es el único candidato presidencial que cuando llegue a Palacio Nacional demostrará nuevamente que es un político que si cumple.
Estos futuros nombramientos han causado cierto malestar en el equipo compacto del mexiquense que comanda en el primer grupo Luis Videgaray, que perdió la esperanza de la Secretaría de Hacienda que ya se la prometieron al Coahuilense Moreira y en el segundo grupo bajo el control del líder priísta nacional Pedro Joaquín Coldwell, planea ofrecer sus servicios partidistas a los líderes magisteriales del Panal y como otra opción sustituir a Arturo Escobar dirigente nacional del Partido Verde Ecologista.
En este país de millones de desempleados, ningún político del PRI puede quedar fuera del presupuesto. La ventaja que Peña Nieto cuando se compromete darles empleo a sus colegas los exgobernadores les cumple.