Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Los ‘huérfanos’ de la PGJE
2012-01-04 | 21:21:23

El 20 de abril de 2010, según consta en la factura número 00171 de Gomsa Premium SA de CV, Eduardo Cárdenas Ruz –entonces administrador de la Procuraduría General de Justicia del Estado– compró, en riguroso cash, una camioneta Cadillac, modelo 2012 con placas de circulación YFT-5804 con un valor de 519 mil 913 pesos con 79 centavos que regaló de inmediato a una de sus amigas muy queridas y apreciadas: Karina Cristal Vera Silva, quien fungía y aún se desempeña actualmente como jefa de la Oficina de Planeación y Desarrollo Organizacional de la PGJE.
El dato podría parecer anecdótico y acaso solo un pasaje de los muchos que se tejen entre amigos, compañeros, amantes y cómplices, etcétera, de todos los gobiernos de todas las épocas. Sin embargo, el afecto entre Cárdenas Ruz y Karina Cristal pasa por un mar de historias y personajes que han lucrado y siguen lucrando con el presupuesto público a pesar de la austeridad que predica, hoy por hoy, el titular del Poder Ejecutivo en Veracruz.
Lo preocupante es que personajes ligados a Eduardo Cárdenas y Cristal Vera Silva, como la actual subdirectora de Recursos Financieros de la PGJE, Laura Aburto Muñoz, siguen ligados a la estructura gubernamental, enviando información a sus antiguos jefes –como al exprocurador Reynaldo Escobar Pérez, según se presume– y tratando de convencer a quien se le ponga enfrente para así poder seguir disfrutando de los lazos de corruptelas creados a lo largo de los últimos diez años.
Eduardo Cárdenas, Karina Cristal Vera, Patricia Miranda Rivera, Irlanda Córdoba Mora –quien ligan sentimentalmente con Patricia Miranda– y Lety Soto trabajaron todos juntos, como empleados administrativos, en el Consejo Estatal de Seguridad Publica en el sexenio del gobernador Miguel Alemán Velazco (1998-2004). En ese régimen forjaron una amistad férrea y formaron un sólido grupo que no ha dejado muy buenas referencias en las dependencias donde ha servido.
En diciembre de 2004, al cambio de administración estatal, los que de este grupo tenían rango de jefes pasaron a trabajar a la Secretaría de Gobierno, incorporando posteriormente a los demás.
En el año 2007, este grupo se consolidó en la Segob al estrecharse las relaciones personales entre el director general de Administración, Eduardo Cárdenas, y Karina Cristal, a la cual promovió y sostuvo como Jefe de Nómina pese a que según aseguran exfuncionarios menores casi nunca se presentaba a trabajar, ya que era solapada por su pareja sentimental.
A partir de ahí –afirman sus malquerientes– empezaron a amasar una inmensa e inexplicable fortuna; hacían gastos excesivos, realizaban viajes al extranjero y comenzaron a adquirir vehículos que se jactaban de ser los más caros de sus respectivas líneas. Karina Cristal presumía una camioneta Lincoln XLT, con valor aproximado a un millón de pesos; otra camioneta Honda grande y equipada, y un Volkswagen Jetta negro que ya vendió.
Eduardo Cárdenas, por su parte, presumía entre otros vehículos una Suburban, una Acadia 2009 súper equipada, un Jeep Wrangler rojo y un Ford Fusion 2009 que era para uso cotidiano.
A quienes conocían sus orígenes familiares les sorprendió el súbito enriquecimiento de Karina Cristal, pues todos sabían que procedía de una modesta cuna. Por ello su propia parentela, al ver la manera tan sospechosa en que ella se estaba enriqueciendo –pues “de la nada” adquirió una residencia con valor de 4 millones de pesos aproximadamente en el fraccionamiento campestre “El Telefre”, cuando anteriormente vivía con su mamá, una respetable maestra, en la calle de Ferrocarril Interoceánico número 49, de esta ciudad capital– decidieron cuestionarla públicamente sobre la adquisición de la millonaria propiedad, lo que dio pie en 2008 y 2009 a sendas notas difundidas en un portal de internet y por el diario xalapeño “Marcha” sobre la reprobable conducta no solo de Vera Silva sino de otra secretaria de Eduardo Cárdenas y un secretario de Reynaldo Escobar.
A Cárdenas Ruz, por su parte, le imputaron otras valiosas propiedades, entre ellas una casa en la calle de Río Papaloapan, atrás de la estación del ferrocarril; otra en pleno centro de la ciudad de Xalapa, sita en Juárez número 89 frente a las oficinas del Instituto Electoral Veracruzano, y una más en Jardines de las Ánimas, junto a La Marquesa, en la calle de Niebla. Todos estos bienes inmuebles los habría adquirido entre los años 2007 y 2011.
Hasta sus propios amigos se mostraron sorprendidos de la bonanza económica de esta pareja de funcionarios, pues refirieron, intrigados, que a la adquisición de estas propiedades había que sumar los constantes viajes que realizaban al extranjero cada dos meses y hasta por quince días continuos, según les presumían mostrándoles sus pasaportes.
El de Patricia Miranda es otro caso peculiar. Al salir de la Segob se fue a trabajar al Poder Judicial del Estado como subdirectora de Recursos Materiales, donde presuntamente no dejó muy buenas referencias entre contratistas y proveedores de bienes y servicios. Pese a ello, actualmente Miranda funge como Jefa de la Oficina de Planeación y Desarrollo Organizacional de la PGJE, cargo que le asignó todavía Eduardo Cárdenas como Director General de Administración. Su brazo derecho sigue siendo su amiga Irlanda Córdoba Mora.
En la PGJE están sorprendidos por la sobrevivencia de estos personajes, pues durante su administración han operado con números rojos debido al presunto derroche de recursos que en ocasiones habrían usado de manera personal. Han trascendido, por ejemplo, los adeudos a un gran número de proveedores de servicios, entre ellos a quienes arrendan varios inmuebles que ocupan diversas oficinas de la Procuraduría.
Caso aparte es el de Laura Aburto Muñoz y Claudia Labourdette, quienes coincidieron en la PGJE pero ya se conocían con Eduardo Cárdenas, Patricia Miranda, Irlanda Córdoba y Karina Cristal Silva al estudiar todos ellos una maestría en la Universidad Anáhuac.
Cárdenas Ruz, uno de los presuntos prestanombres de Reynaldo Escobar, es quien precisamente le presentó a Laura Aburto, con quien el exsecretario de Gobierno inició una relación sentimental.
A grado tal es el vínculo de Escobar Pérez con Aburto Muñoz que luego de que ésta se hallaba “congelada” dentro de la dependencia debido a que cuando era enlace administrativo en la Dirección de Investigaciones Ministeriales le atribuyeron presuntos “negocios” con los viáticos y vales de gasolina de elementos de la AVI, fue ella quien se encargó de la reciente entrega-recepción de la PGJE.
Sus detractores le atribuyen cierto poder a Laura Aburto por la relación tan estrecha que mantuvo también con Marco Antonio Aguilar Yunes desde que el actual secretario de Trabajo, Previsión Social y Productividad del gobierno del estado despachó como subprocurador regional de Justicia del puerto de Veracruz el sexenio pasado. Por ello, dicen, le dio la espalda al exdirector de Administración de la PGJE, Manuel de León Maza, cuando a finales de 2010 llegó la avanzada de Reynaldo Escobar, encabezada por Eduardo Cárdenas, Karina Cristal, Patricia Miranda e Irlanda Córdoba.
Ahora, con Escobar Pérez fuera de la Procuraduría, la suerte de este grupo estaría por empezar a cambiar. Habrá que ver si al igual que hace un año, en esta ocasión, en días laborables se vuelven a ir al Súper Bowl a los Estados Unidos, tal como a principios de 2011 lo presumieron en sus respectivas cuentas de Facebook, así como el viaje a Europa que realizaron durante dos semanas.

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