Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
El Sub
2011-08-21 | 21:11:14
En el pasado, por lo menos hasta la administración del gobernador Miguel Alemán Velasco (1998-2004), siempre hubo la presencia de dos hombres fuertes en el gabinete, que servían de filtros y canales de información para la toma de decisiones del titular del Poder Ejecutivo estatal.
Antaño, estas figuras eran personificadas tradicionalmente por el subsecretario y secretario general de Gobierno.
Así ocurrió, por ejemplo, en el sexenio del gobernador Rafael Murillo Vidal (1968-1974), cuyo hombre fuerte fue el subsecretario Manuel Carbonell de la Hoz –quien inclusive estuvo a punto de sucederlo de no haber ocurrido aquél célebre “carbonelazo”–, cuyo ascendiente sobre el gobernante no era compartido precisamente con el secretario Francisco Berlín Valenzuela sino con don Rafael Arriola Molina, poderoso presidente del CDE del PRI y candidato en 1970 al Senado de la República, quien fue políticamente “congelado” por el presidente electo Luis Echeverría, pese a haber ganado la elección.
Con el gobernador Rafael Hernández Ochoa (1974-1980), el subsecretario Carlos Brito Gómez desplegó un gran poder que minimizó al secretario Luis Octavio Porte Petit.
En el régimen de don Agustín Acosta Lagunes (1980-1986) la fuerza la tuvo Ignacio Morales Lechuga, quien inició como subsecretario y luego ascendió como titular de la Secretaría de Gobierno, hasta que en 1984 tuvo que dimitir porque el mandatario le perdió la confianza. El contrapeso del pozarricense fue Dante Delgado Rannauro, quien en 1985 salió de la Subsecretaría postulado a la diputación federal por el distrito de Córdoba.
Con don Fernando Gutiérrez Barrios (1986-1988) las circunstancias fueron otras debido a las expectativas que en el segundo año de su administración generó por sus posibilidades de incorporarse al gabinete presidencial de Carlos Salinas de Gortari. Por eso la competencia interna de Dante Delgado como secretario de Gobierno no eran tanto con el subsecretario Guillermo González Díaz, quien sólo aspiraba a la presidencia municipal del puerto de Veracruz, sino con el titular de la Secretaría de Finanzas y Plenación, Raúl Ojeda Mestre.
En su cuatrienio (1988-1992), por sus características de gobernador omnímodo, Delgado Rannauro no delegó gran poder en su subsecretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, ni en el secretario Miguel Ángel Díaz Pedroza.
Con Patricio Chirinos Calero (1992-1998) la fuerza del secretario de Gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares, opacó al subsecretario Salvador Mikel Rivera, quien pese a su bajo perfil siempre mantuvo la confianza del mandatario estatal; muy diferente a lo que ocurrió finalmente, en 1997, con el de Soledad de Doblado. No fue fortuito, pues, que Mikel terminara sucediendo a Yunes en la Segob luego de que éste salió de palacio de gobierno para irse a presidir nuevamente el CDE del PRI con miras a la sucesión gubernamental de 1998.
En el sexenio de Alemán Velasco, de manera insólita, el poder lo compartieron el secretario de Seguridad Pública, Alejandro Montano Guzmán y Roberto López Delfín, secretario particular del gobernador, quienes a su vez operaban a través del secretario de Gobierno, Flavino Ríos, y del subsecretario Jorge Uscanga Escobar.
Con Fidel Herrera Beltrán (2004-2010), cuya concentración del poder fue muy similar a la de Dante Delgado, tampoco hubo hombres fuertes en las dos posiciones políticas de su gabinete. Ni el subsecretario de Gobierno, Héctor Yunes Landa, ni el secretario Reynaldo Escobar ejercieron gran ascendiente en el mandatario. Por eso, ninguno de los dos pudo concretar su aspiración de sucederlo.
Ahora, con Javier Duarte de Ochoa, se está dando una situación inédita que hasta el momento parece ser un experimento funcional: la Secretaría de Gobierno se la ha confiado a Gerardo Buganza Salmerón, un ex aspirante a la gubernatura y ex militante del PAN, cuyo grupo jugó un papel relevante en la sucesión estatal de 2010, pero en la Subsecretaría ha designado a Erick Lagos Hernández, ex diputado local y prominente miembro del PRI, quien precisamente acaba de rerpresentarlo el pasado viernes 19 en un evento estatal del Frente Juvenil Revolucionario.
Entre Buganza y Lagos no se ha evidenciado ningún tipo de rivalidad ni competencia personal. Ambos han demostrado plena lealtad al gobernador Duarte, al operar juntos o distribuirse por separado la solución de conflictos que amenazan la gobernabilidad en algunas regiones del estado.
Los dos han recibido del mandatario estatal toda su confianza para intervenir en asuntos que inclusive tienen que ver con la seguridad pública y hasta con la procuración de justicia, respetando evidentemente las jerarquías y responsabilidades de los titulares del ramo, lo que inevitablemente ha incomodado a algunos funcionarios que de manera pueril han protagonizado algunos ridículos berrinches al reclamar celosos la supuesta intromisión a sus feudos de poder.
Ante la proximidad del proceso electoral federal de 2012, no faltan quienes ven en Buganza y Lagos a dos fuertes activos políticos que el gobernador Duarte y su partido, el PRI, podrían postular al Congreso de la Unión, pero al menos en el caso del ex panista cordobés no habría ningún interés personal por buscar un escaño senatorial o curul, posiciones que ya ocupó en los años 2000 y 2006.
Es más, Buganza se ha autodescartado hasta para buscar por tercera ocasión la gubernatura en el 2016. Su único empeño –según ha confesado en algunas conversaciones privadas– es cumplir cabalmente con la encomienda que le confió el gobernador Duarte y pasar a la historia como el mejor secretario de Gobierno de Veracruz.
Pero el caso del exdiputado federal y ex senador cordobés no es seguramente el mismo de Erick Lagos, por cuya juventud y consistente trayectoria política y administrativa debe tener aspiraciones de mayor envergadura.
Pero el subsecretario de Gobierno, quien pese a su corta edad es un funcionario que ha mostrado gran inteligencia y habilidad en la operación política, sabe que no habrá futuro si antes no logra salvar los retos del presente. Y, por el momento, tiene un fuerte compromiso con el gobernador Duarte, quien será el que decida finalmente si lo manda a la contienda electoral del año próximo o si prefiere conservarlo en su gabinete, donde hasta ahora le ha dado excelentes resultados, pues Lagos no se ha circunscrito a atender exclusivamente a los ediles, representantes de uniones de productores y líderes de organizaciones sociales de los municipios de su distrito, sino que su atención se expande a todo el estado, fungiendo de interlocutor lo mismo con vendedores semifijos inconformes de Orizaba que con estudiantes y egresados de la Universidad Veracruzana que protestan por la ventaja de 30 puntos otorgados a los normalistas en el examen para concurso de plazas magisteriales. Igualmente se le ha visto atender a integrantes del Movimiento Social Independiente de Veracruz que la semana anterior se manifestaron en el Palacio Legislativo para pedir que el Congreso local gestione más apoyos a proyectos productivos, y con el mismo interés está atendiendo el conflicto que se suscitó en el ingenio cañero San Cristóbal, del municipio de Carlos A. Carrillo, donde dos grupos sindicales se disputan el control mayoritario.


SUPERMAN-ZUR
Boca del Río fue sede este domingo de un evento priista para tomar protesta a 96 presidentes de seccionales de la zona conurbada.
El alcalde Salvador Manzur Díaz fue el encargado de refrendar el respaldo total de los priistas al gobierno de Javier Duarte. En su discurso, el munícipe boqueño dijo que el PRI es el partido que trabaja porque Veracruz cuente con orden, disciplina, transparencia y honestidad. “Sólo así llega la inversión, el empleo, las obras, las acciones a cada colonia, a cada ejido, a cada municipio”, expuso.
Manzur dijo también que los priistas se sienten orgullosos de las batallas que el gobernador está librando por “la prosperidad” de Veracruz y que respaldan el esfuerzo para que regrese la tranquilidad a las familias veracruzanas.“Sabemos que seguirán muchas reformas más. Que habrá resistencias. Que nuestros adversarios apostarán para que las cosas no cambien. Por eso nosotros representamos las corrientes más progresistas”. Y para advertir lo que se avecina en terreno político, el diputado federal con licencia lanzó una convocatoria de unidad a la clase priista para ganar los comicios del próximo año.

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