Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
El deber de informar
2011-08-15 | 21:41:53
A finales de junio de este año, una semana después del alevoso crimen del columnista porteño Miguel Ángel López Velasco y de su familia, el gobernador Javier Duarte de Ochoa convocó en la Casa Veracruz a más de un centenar de directores, editores, ejecutivos y concesionarios de los principales medios de comunicación electrónicos e impresos de la entidad, con los cuales abordó el delicado caso del tratamiento que debería dársele a la información generada por la deleznable acción de los cárteles del crimen organizado.
A partir de entonces, en la mayoría de los espacios noticiosos de radio y televisión, así como en varios diarios que circulan en las diversas regiones del estado, la información que tiene que ver con hechos de las bandas criminales se ha minimizado o de plano autocensurado.
Inclusive, en algunas radiodifusoras del puerto de Veracruz se han suspendido algunos programas o secciones de nota roja, y por razones de seguridad personal alrededor de una decena de reporteros que cubrían la fuente policíaca han tenido que emigrar de la ciudad no solo a otras regiones del estado o del país sino al extranjero.
¿Qué es lo que realmente está sucediendo en la entidad, particularmente en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, que además de la ejecución de López Velasco –mejor conocido como “Milo Vela”– y de Yolanda Ordaz de la Cruz, también reportera de Notiver, se ha registrado el autoexilio masivo de otros atemorizados periodistas?
El Estado, que es el que tiene el monopolio del Ministerio Público y el control del aparato de procuración de justicia, debería ser el primer obligado a informar.
Y es que como bien reza el sabio dicho popular, ya “no se puede tapar el sol con un dedo”.
Máxime que en el mensaje que envió la noche del pasado miércoles 10 por radio y televisión, el gobernador Duarte de Ochoa precisó que en este tema no podemos autoengañarnos y aludió que la delincuencia tiene también raíces y apoyo en diversos sectores de la sociedad por lo que “no podemos cerrar los ojos ante la participación de otros actores quienes se escudan entre empresarios, periodistas, profesionales y otros grupos sociales”.
Pero además es deseable que el gobierno del estado eficientice aún más sus canales de comunicación con la sociedad, para evitar precisamente los vacíos o la desinformación a través de rumores que ya no solamente se esparcen de manera perversa a través de “radio bemba” sino que ahora corren a toda velocidad por las llamadas “redes sociales”, tanto por la internet como por los teléfonos celulares.
Así, por ejemplo, este fin de semana se echaron a volar sendas versiones descabelladas: una sobre la supuesta ejecución del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, y otra leyenda urbana acerca de la misteriosa presencia de Joaquín “El Chapo” Guzmán en un conocido restaurante del bulevar boqueño, al que supuestamente, previo a la llegada del capo, entró un comando armado que despojó a los comensales de sus teléfonos móviles y cerró el establecimiento para que nadie saliera hasta que terminara de cenar el temido personaje.
Eso sí: según esta mitómana versión, los gatilleros del “Chapo”, que resultaron ser casi unos caballeros ingleses, muy amablemente pagaron la cuenta de todos los presentes y al final les pidieron una sentida disculpa por la incomodidad que les pudiera haber provocado la intimidatoria presencia de su jefe. Igualmente, a todos les devolvieron sus teléfonos celulares, mientras que a los meseros dizque les dejaron una propinota y ¡en dólares!.
Este rumor ya corría fuertemente desde la semana anterior. Interrogado sobre el asunto, un alto jefe policíaco lo desmitió en corto el pasado viernes durante un desayuno con columnistas.
En efecto, dijo haber conocido también esta versión, por lo que de inmediato movilizó a personal de su absoluta confianza para que entrevistara a los meseros y al dueño o gerente del restaurante.
El personal de servicio y los encargados del comedero desmintieron que haya sido “El Chapo” Guzmán, aunque comentaron que ocasionalmente llegan personas extrañas, con acento norteño pero sin armas, y que sí les dejan muy buenas propinas.
Además, afirmaron que el restaurante no fue cerrado por ningún comando armado y que no quedaron secuestrados los comensales que se hallaban en el interior.
Igualmente aseguraron que nadie pagó tampoco la cuenta de todos los clientes presentes.
El funcionario entrevistado añadió que desde un principio esta versión le había sonado inverosímil, ya que argumentó que esos grupos criminales no necesitan despojar a nadie de sus teléfonos móviles porque están muy actualizados en materia de tecnología celular, y comentó que por ejemplo disponen de unos sofisticados aparatos que en un determinado perímetro bloquean ese tipo de llamadas telefónicas.
Sin embargo, los detractores del gobernador Duarte de Ochoa se han aprovechado ahora de esta confusión para insinuar que en Veracruz el cártel del “Chapo” Guzmán estaría tratando de desplazar al grupo de Los Zetas que tenían al estado bajo su control durante la administración del ex gobernador Fidel Herrera.
Nada tan más absurdo, pues en su reciente mensaje el gobernador Duarte afirmó que no está dispuesto a transar con ninguna organización criminal y que “el único pacto del gobierno de Veracruz es con el presente y el futuro de nuestras familias”. Es más, el mandatario advirtió que se aplicará todo el peso de la ley a todos aquellos servidores públicos que por miedo o por interés económico estén coludidos con grupos delincuenciales y que tendrán que responder a la sociedad por sus malos actos y por la traición a la confianza depositada en ellos.
Y es que si con alguien se ha ligado a Guzmán Loera no es con Javier Duarte sino con el grupo de ex priistas enquistados ahora en el PAN y que perdieron la gubernatura de Veracruz en el 2010, los cuales tenían bajo su administración los reclusorios federales cuando sospechosamente “El Chapo” se fugó del Cefereso de Puente Grande, Jalisco, en enero de 2001.
Pero no es la primera vez que corre el mismo rumor sobre la presencia del jefe del Cártel de Sinaloa en Veracruz. También en el sexenio del gobernador Miguel Alemán Velasco (1998-2004) lo llegaron a ubicar supuestamente en la zona de Xico, y en la gestión de Herrera Beltrán (2004-2010) hubo quienes aseguraban haberlo “visto” en la zona de El Diamante, entre la sierra de Misantla y Costa Esmeralda.
Hasta ahora solo parece tratarse de un simple mito.

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