Por Raymundo Jiménez
Columna: Al Pie de la Letra
Juárez Loera
2011-05-22 | 22:10:35
Este sábado 21, el General de División retirado Jorge Juárez Loera fue asesinado de dos tiros en un aparente altercado vial en el Fraccionamiento Ciudad Satélite, en Naucalpan, Estado de México.
Juárez Loera fue un militar operativo que combatió al crimen organizado en Coahuila, Querétaro, Aguascalientes, Sonora, Chiapas, Baja California y en Veracruz, donde se desempeñó como comandante de la 26 Zona militar con sede en El Lencero.
Durante su estancia en la entidad trabó una relación aparentemente buena con el gobernador Fidel Herrera Beltrán y su secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez –actual subprocurador encargado del despacho de la Procuraduría General de Justicia del Estado–, quienes en 2005 le organizaron una cena-homenaje en el salón de actos Paraninfo del Colegio Preparatorio “Benito Juárez” en honor a que acababa de ser ascendido a General de División, máximo grado militar en el Ejército, pero la cual fue suspendida de última hora a petición del jefe castrense.
Juárez Loera no solamente era un militar destacado y experto en algunas zonas candentes del narcotráfico sino en dos cargos estratégicos del manejo, supervisión y control de los multimillonarios presupuestos del gasto militar. Él sucedió, por ejemplo, al general Sergio López Esquer, actual secretario de Seguridad Pública de Veracruz, en el cargo de inspector y contralor general del Ejército y Fuerza Aérea. Y como Oficial Mayor, puesto que desempeñó hasta el pasado 7 de mayo, le tocó manejar durante 2010 el presupuesto de 68 mil millones de pesos, una cifra record.
La muerte de este militar retirado oriundo de Irapuato, Guanajuato, ha despertado algunas suspicacias por la versión oficial aparentemente inverosímil que se ha difundido sobre su homicidio.
Y es que según agentes de la Policía Municipal de Naucalpan, el militar retirado habría tenido un altercado con los tripulantes de otro auto cuando circulaba sobre la lateral del Periférico, hasta que el General detuvo su vehículo para intentar sacar algo de su cajuela, lo que aprovechó el agresor para dispararle en dos ocasiones a la cabeza, a la altura del pómulo.
El cuerpo del mando militar cayó a un costado de su Mini Cooper, con placas de circulación 740VZP, el cual quedó con la cajuela abierta.
Pero mandos de la Agencia de Seguridad Estatal (ASE), que solicitaron el anonimato, confirmaron al diario capitalino “Reforma” que en la cajuela no se encontró ningún arma, versión que había trascendido ante un presunto intento del militar por defenderse.
La historia realmente se antoja absurda, pues ¿quién le da tantas ventajas a su agresor, bajándose del automóvil y todavía yendo a la parte posterior para buscar un arma en la cajuela del vehículo, cuando lo normal es que se porte en la guantera, a un lado del volante?
Además, ¿cómo es que un jefe castrense de este nivel, a pesar de estar retirado, no iba acompañado por personal de seguridad, si él fue, por ejemplo, el pionero del Operativo Conjunto Chihuahua, como comandante de la 11 Región Militar, y también estuvo a cargo de otras zonas militares en regiones candentes del narcotráfico como Veracruz, Sinaloa y… San Luis Potosí, donde, por cierto, el 15 de febrero de este año el agente estadounidense Jaime Jorge Zapata fue ejecutado por presuntos sicarios del cártel de Los Zetas también por un supuesto incidente carretero con los delincuentes que iban armados con rifles AK-47 ?
Según documentos de militares adscritos a la SIEDO y de la Secretaría de Marina y testimonios de sicarios detenidos establecen que la Suburban azul marino donde viajaban los norteamericanos Zapata y Víctor Ávila se impactó contra el vehículo que iba delante de ellos. Tras el incidente, Julián Zapata Espinoza, (a) “El Piolín”, y los integrantes de su “estaca” o célula básica de Zetas bajaron de tres vehículos. Al verlos armados, los agentes habrían disparado y enseguida los sicarios respondieron, dando 20 impactos de bala en la Suburban con placas diplomáticas BDM-062.
De acuerdo con la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/051/2011, presuntamente los altos mandos de Los Zetas habrían decidido entregar al “Piolín” preocupados porque el crimen del agente de Estados Unidos les había “calentado” la plaza.
El sicario fue entregado prácticamente al Ejército, quien lo sorprendió ocho días después, el 23 de febrero. Lo extraño es que aunque autoridades mexicanas detuvieron a otros tres presuntos integrantes de “Los Zetas” vinculados con el crimen del agente Jaime Zapata, el gobierno de Estados Unidos sólo ha solicitado la extradición de “El Piolín”, quien la semana anterior fue internado en el penal federal de Villa Aldama, Veracruz, en cumplimiento de una orden de detención con fines de extradición.
El gobierno estadounidense formalizó el 12 de mayo pasado ante las autoridades mexicanas su solicitud de extraditar a Zapata Espinoza para poder juzgarlo por el homicidio del agente de Inmigración y Aduanas de EU y por las lesiones que le provocó también a su compañero Víctor Ávila.
Lo paradójico es que “El Piolín” ya había sido detenido por primera vez el 12 de diciembre de 2009, también por el Ejército, pero fue liberado por un juez que argumentó que la PGR no pudo comprobar los cargos de crimen organizado que le imputaba.
Antecedente tan absurdo como el hecho de que Juárez Loera haya sido asesinado solo, desarmado, sin custodios y en la inmediaciones del Campo Militar Número Uno, que se encuentra en la zona de El Toreo.

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