* Reorientarla y definir una agenda
* 10 de junio, el próximo llamado
EN LA LINEA. Quién responde por Finamed?
Las razones de la marcha de la paz son muchas y variadas, pero quizá sin propuestas claras y definidas.
Antes de una nueva convocatoria que será en un mes, el próximo 10 de junio, debe marcarse una agenda que no permita al gobierno federal salirse por la tangente, fingir demencia y generar un doble discurso, como lo hizo el presidente Felipe Calderón.
Reconocen los organizadores que no existía una agenda por lo menos hasta esta manifestación nacional del 8 de mayo encabezada por el poeta Javier Sicilia. No está claro ni siquiera para la mayoría de la gente, las exigencias de fondo por la que están protestando.
Si no es el “No más violencia”, y el “Estamos hasta la madre”, no hay un criterio establecido con claridad durante las manifestaciones que hasta ahora ha encabezado con gran fuerza el morelense Sicilia, y al que se han sumado importantes personajes que por tiempo venían realizando una especie de esfuerzos aislados.
Se trata de que no haya un derroche infructuoso de energía, sino por el contrario, que todo esta sea encauzada para el mismo fin como es la exigencia nacional de un México en paz., que es el único objetivo. Las formas y propuestas son las que deben conformar precisamente esa agenda.
Este desorden en las marchas y protestas diversas ha ocasionado que un presidente Calderón, durante su viaje a Nueva York, vía twitter, cómodamente diga que está dispuesto a escuchar las propuestas para cambiar su estrategia en materia de seguridad pública, pero que también escuchen las justificaciones de su gobierno. Que discutirá coincidencias pero también diferencias. O sea como La Chimultrufia el personaje de El Chavo del ocho, ni si ni no.
El activista Eduardo Gallo ha reconocido que la falta de esa agenda dificulta la construción de un pronunciamiento unificado en esta manifestación ciudadana.
Y por ello, reconoce que el próximo 10 de junio en la nueva convocatoria para la marcha no deben ir sin las propuestas claras y definidas.
No estaba en la agenda la renuncia de Genaro García Luna a la secretaría de Seguridad Pública, la que sin embargo, a la sazón, resultó ser un golpe mediático, y que cimbró de alguna forma al gobierno, obligándolo a darle un espaldarazo al funcionario federal.
Tampoco en la agenda estaban las exigencias de dimisión del presidente Calderón y poco a poco la demanda subió de tono, que llegó a convertirse en mueras hacia el Jefe del Ejecutivo, según da cuenta en su artículo Astilleros, el periodista, Julio Hernández.
El hecho es que esta manifestación civil no está por ningún motivo equivocada, solo falta un poco de orientación, y seguro que tendrá resultados más pronto de lo que se espera. Los hechos hablan.
EN LA LINEA
Alguien tiene que ser el responsable en la ilegalidad que denunció en un principio, el propio secretario de Salud, de la empresa a la que se concesionaron los servicios en salud como Rayos X y otro tipo de laboratorios.
Pablo Anaya acusó un incumplimiento por parte de la empresa Finamed, y en donde se afirmaba que pagaban casi mil millones de pesos, sin que esta firma brindara los servicios correspondientes.
Posteriormente el secretario de Salud reconoció un adeudo por parte de la dependencia hacia Finamed, pero la situación apunta cada vez más, a cancelar la concesión o la prestación que tiene esta empresa.
Bien, médicos salieron a denunciar este martes que si se suspenden los servicios entonces, se estaría poniendo en riesgo la salud de miles de pacientes que son tratados con equipo especializado, principalmente la hemodiálisis, que tan solo una aplicación al día cuesta mil pesos, cuando los pacientes la requieren diaramente y por prolongado tiempo, algunos de forma permanente.
En fin, el hecho de esta historia es que alguien debe ser el responsable de tan grave situación que adolece en el sector salud, y por un lado la empresa, por otro la dependencia, deben de dejar de darle vueltas, tomar el toro por los cuernos y regularizar este hecho. Es decir, terminar con la incertidumbre que reina entre el personal médico y que repercutirá principalmente entre la ciudadanía.
Pues los pacientes son los últimos y menos culpables de los malos o negocios intencionales que hayan hecho en la anterior administración.
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