Por Silverio Quevedo
Columna: En la Mira
Sí, ¡Estamos hasta la madre!
2011-04-05 | 02:23:54
* La carta de Javier Sicilia que retumba
* Debe mover conciencias de los políticos
* EN LA LINEA. NARCOVIOLENCIA EN EL NORTE

Aunque no es agradable tocar de estos temas y de los que se procura mejor hacer a un lado por razones similares a los que comenta en su carta el propio afectado, uno más que sufre la violencia en carne propia, pero quien puede hacer retumbar y exigir justicia con su palabra, llama la atención esta semana amterior un ajusticiamiento de otro grupo de jóvenes.
El fin de semana pasado se produjo el asesinato en Cuernavaca de siete civiles, entre ellos el hijo del escritor y periodista Javier Sicilia, reivindicado por un fgrupo delictivo en una nota hallada en el lugar de los hechos,lo que sin duda es una expresión del consecuente fracaso de esa guerra cuya verdadera naturaleza se quiere ocultar a través de diversas maniobras, como la de bautizarla con eufemismos destinados a velar la realidad: lucha, combate, ofensiva y varias justificantes más.
Y ha despertado este hecho en buena parte el reclamo de la Opionión pública compuesta por intelectuales, escritores y amigos del padre de Sicilia. Que juntos hacen eco y al unísono también expresan en una frase el hartazgo de la criminalidad con la que se titula la carta del mismo Javier Sicilia, reproducida en la revista Proceso, y que por su interés público se extraen algunos textos y titulada así:
“Estamos hasta la madre”
El brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco, de Julio César Romero Jaime, de Luis Antonio Romero Jaime y de Gabriel Anejo Escalera, se suma a los de tantos otros muchachos y muchachas que han sido igualmente asesinados a lo largo y ancho del país a causa no sólo de la guerra desatada por el gobierno de Calderón contra el crimen organizado, sino del pudrimiento del corazón que se ha apoderado de la mal llamada clase política y de la clase criminal, que ha roto sus códigos de honor...
...Lo que hoy quiero decirles desde esas vidas mutiladas, desde ese dolor que carece de nombre porque es fruto de lo que no pertenece a la naturaleza –la muerte de un hijo es siempre antinatural y por ello carece de nombre: entonces no se es huérfano ni viudo, se es simple y dolorosamente nada–, desde esas vidas mutiladas, repito, desde ese sufrimiento, desde la indignación que esas muertes han provocado, es simplemente que estamos hasta la madre. 
Estamos hasta la madre de ustedes, políticos –y cuando digo políticos no me refiero a ninguno en particular, sino a una buena parte de ustedes, incluyendo a quienes componen los partidos–, porque en sus luchas por el poder han desgarrado el tejido de la nación, porque en medio de esta guerra mal planteada, mal hecha, mal dirigida, de esta guerra que ha puesto al país en estado de emergencia, han sido incapaces –a causa de sus mezquindades, de sus pugnas, de su miserable grilla, de su lucha por el poder– de crear los consensos que la nación necesita para encontrar la unidad sin la cual este país no tendrá salida;...
...Estamos hasta la madre, porque la corrupción de las instituciones judiciales genera la complicidad con el crimen y la impunidad para cometerlo; porque, en medio de esa corrupción que muestra el fracaso del Estado, cada ciudadano de este país ha sido reducido a lo que el filósofo Giorgio Agamben llamó, con palabra griega, zoe: la vida no protegida, la vida de un animal, de un ser que puede ser violentado, secuestrado, vejado y asesinado impunemente;
...Estamos hasta la madre porque sólo tienen imaginación para la violencia, para las armas, para el insulto y, con ello, un profundo desprecio por la educación, la cultura y las oportunidades de trabajo honrado y bueno, que es lo que hace a las buenas naciones; estamos hasta la madre porque esa corta imaginación está permitiendo que nuestros muchachos, nuestros hijos, no sólo sean asesinados sino, después, criminalizados, vueltos falsamente culpables para satisfacer el ánimo de esa imaginación; estamos hasta la madre porque otra parte de nuestros muchachos, a causa de la ausencia de un buen plan de gobierno, no tienen oportunidades para educarse, para encontrar un trabajo digno y, arrojados a las periferias, son posibles reclutas para el crimen organizado y la violencia;...
Estamos hasta la madre porque a causa de todo ello la ciudadanía ha perdido confianza en sus gobernantes, en sus policías, en su Ejército, y tiene miedo y dolor; estamos hasta la madre porque lo único que les importa, además de un poder impotente que sólo sirve para administrar la desgracia, es el dinero, el fomento de la competencia, de su pinche “competitividad” y del consumo desmesurado, que son otros nombres de la violencia. 
De ustedes, criminales, estamos hasta la madre, de su violencia, de su pérdida de honorabilidad, de su crueldad, de su sin sentido”. 
Más adelante, en el fnal de su carta, Javier Sicilia señala:
“Recuerdo, en este sentido, unos versos de Bertolt Brecht cuando el horror del nazismo, es decir, el horror de la instalación del crimen en la vida cotidiana de una nación, se anunciaba: “Un día vinieron por los negros y no dije nada; otro día vinieron por los judíos y no dije nada; un día llegaron por mí (o por un hijo mío) y no tuve nada que decir”. Hoy, después de tantos crímenes soportados, cuando el cuerpo destrozado de mi hijo y de sus amigos ha hecho movilizarse de nuevo a la ciudadanía y a los medios, debemos hablar con nuestros cuerpos, con nuestro caminar, con nuestro grito de indignación para que los versos de Brecht no se hagan una realidad en nuestro país. 
Además opino que hay que devolverle la dignidad a esta nación”.
El poeta convoca a una nueva marcha mañana 6 de abril. Ojalá el gobierno y los políticos hayan escuchado estas voces que se alzan, pero además cuiden a los ciudadanos que con valentía exigen justicia y no vaya a ocurrir lo de la activista Marisela Escobedo Ortiz, quien durante años había realizado diversas manifestaciones para exigir el esclarecimiento de la desaparición de su hija Rubí Marisol, y fue ultimada frente a Palacio de Gobierno de Chihuahua en diciembre del año pasado.

 EN LA LINEA

Apenas este domingo fuero emboscados, y horas más tarde, en la mañana del lunes, encontrados los cuerpos de cinco policías y el comandante municipal de El Higo, en la sierra norte del estado de Veracruz, en los límites con el estado de Hidalgo.
Sin duda que el mensaje dejado en el sitio, da muestra de un hecho atribuible a la delincuencia organizada.
Este mismo lunes, con unos minutos de diferencia, el gobernador Javier Duarte confirmó el anuncio que recientemente hizo la Secretaría de la Defensa Nacional en el sentido que instalará una base militar, pero precisamente y como coincidencia en esa región.
Las fuerzas militares estarán asentadas entre los municipios de El Higo y Tempoal y se coordinarán con las fuerzas de seguridad estatales y las fuerzas navales, es decir la secretaría de Marina.
Después de asistir, por invitación del General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional, como ponente de la Maestría en Administración Militar para la Seguridad y Defensa Nacionales, Duarte de Ochoa dijo que la presencia permanente del Ejército en la región norte permitirá brindar una mayor seguridad a los habitantes y contener la delincuencia organizada fronteriza.
Y si que hará falta, una vez que parece que los delincuentes dieron motivos para confirmar y apresurar dicho anuncio, con ese hallazgo, cuya número de elementos asesinados, seguramente es el que apenas constaba el cuerpo de seguridad municipal, pues en esos municipios marginados no pasan de cinco a diez policías los que conforman toda la seguridad pública.
Sin duda que ante este asunto, que en esos sitios retumban fuertemente entre la población, vendrá a calmar la zozobra de los habitantes, y para dar una idea el Ejecutivo señaló ayer mismo que si es cierto que Veracruz no registra aún los niveles de violencia e inseguridad de otros estados, tampoco permanece aislado de lo que pasa en el resto del país.
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