El mayor problema que ha tenido el PRI ha sido su disciplina.
Los grandes equívocos en la selección de los candidatos y los errores garrafales en el manejo de campañas se resume en la disciplina partidista.
Juan Maldonado Pereda, uno de los políticos de mayor relevancia y con las mayores deferencias gubernamentales, afirma que esta subordinación partidaria, falsa y engañosa, es la mayor dificultad anárquica, que crea el mayor desprestigio en el quehacer político.
Hasta resulta extraño que periodistas que ejercen la libertad de expresión, critiquen a legisladores como Américo Zúñiga y Tomás López, o Rafael Arias, el más brillante y estructurado de los funcionarios del anterior gobierno, que no siguen la línea trazada por los jefes políticos o del propio gobernador, mostrando su independencia y libre albedrío que debe existir, en una persona que aprecie el privilegio de su autodeterminación y rebeldía ante las torpezas oficiales.
El mejor alcalde que ha tenido el puerto de Veracruz, Maldonado Pereda, con toda anticipación le preguntó al entonces gobernador Miguel Alemán si tenía algún compromiso para sucederlo en el cargo.
-No tengo ninguno, puedes participar. Fue la respuesta.
-No participo, si usted no me da la línea, de que yo voy.
El ser o no ser, es la congruencia y autenticidad del hombre.
Los acontecimientos posteriores marcaron otras corrientes que se decidieron por Fidel Herrera. La cena en la casa del suegro en Ciudad Juárez, la amistad del tío Teófilo Borunda, con el presidente Miguel Alemán Valdez, el destape oportuno en este medio y lo licencioso que hace sucumbir los sueños democráticos.
El entonces secretario de Educación, Maldonado Pereda, vivió hasta el final la indignidad de la dañina disciplina partidista.



Regresan las ratas
Existe un consenso entre la clase política mexicana sobre la seguridad que tiene el PRI de recuperar la Presidencia de la República. Hay razones de peso por los últimos triunfos electorales del último año. El severo desplome del PAN ante los tristes resultados del gobierno de Felipe Calderón y la guerra interna de los perredistas, prácticamente asegura que el próximo inquilino de Los Pinos pertenecerá al partido tricolor.
Un gigantesco espectacular en la carretera más transitada del país, fue el mensaje más objetivo y exacto del inminente futuro político de México.
“Qué regresen los corruptos y que se vayan los pendejos”.



El destino de Moreira
No se imagina nadie del PRI lo que les espera con el liderazgo de Humberto Moreira. La persona más calificada para armar la estructura electoral más poderosa y detallada de la historia.
No hubo nadie que se opusiera a su liderazgo. Ni Manlio, Beatriz Paredes, Emilio Gamboa o Fidel Herrera pudieron cuestionar su arribo. Es poseedor de un don que supera al mejor encantador de serpientes de la política mexicana. No hubo nadie en todo el país que se opusiera a su liderazgo. Como tampoco tuvo enemigo a nivel nacional o de su estado en Coahuila, que se le enfrentara para dejar a su hermano mayor Rubén, como candidato a gobernador. La historia de Carlos y Raúl Salinas de Gortari se quedará muy chiquita.
En su último informe como gobernador asistió la crema y nata del priismo del pasado, presente y futuro, mostrando que tiene el mayor poder político dentro de su partido y su total autonomía. Como muestra, no asistió a dicho evento, la cacique magisterial, Elba Esther Gordillo, que sí se hizo presente con Javier Duarte. Ella sabe, que su destino está en las manos del coahuilense.
A Humberto Moreira nadie lo para y él hombre conoce a la perfección, hasta donde va a llegar.