¿Habrá algún gobernador priista que sinceramente desee que el próximo presidente de la República sea del PRI?
¿Qué esté dispuesto el Ejecutivo estatal a perder todo el poder, autonomía e independencia que en la actualidad posee?
Trasmutación política de cambiar de jefe a ser empleado.
¿Qué tenga que consultar nombramientos importantes de su gabinete, que le palomeen sus candidatos a puestos de elección popular, que le aprueben la realización de obras cardinales y que le autoricen sus salidas al extranjero?
O simplemente que lo saquen del estado porque al Presidente de la República no le conviene que siga gobernando, como ocurrió en numerosas ocasiones en el pasado priista, que los enfermaban o los obligaban a renunciar y con la amenaza del destierro o el encierro en algún reclusorio.
Que le lleguen los recomendados del Ejecutivo federal y que les tenga que dar posiciones claves y los mejores salarios.
Lo más grave que se termine la gran concesión de nombrar a su sucesor y que él elegido ya no tenga el formal compromiso de tapar, cubrir y desaparecer los ilícitos. Y mucho menos la obligación suprema de cuidarle las espaldas.
Eso de que los gobernadores priistas quieren que gane el PRI en 2012, no hay quien se los crea.



Mauricio entre la espada
Todo un caso es el desastre financiero y la desviación de recursos públicos de la pasada administración del municipio de Cosamaloapan. El presidente municipal Homero Arroniz encontró que el pasado 20 de noviembre el anterior alcalde, Juan René Chiunti había vendido todo el fundo municipal.
Se contrató un equipo de auditores para investigar el escandaloso desfalco de la anterior comuna y de inmediato intervino el contador Mauricio Audirac, director de Orfis para que no participaran gentes ajenas a la dependencia encargada de vigilar el buen uso de los recursos públicos. Acción que despertó sospechas de la existencia habitual de los arreglos que existen entre los funcionarios para que no trasciendan estos hechos, máxime tratándose de paisanos.



Medios nacionales
La importancia de los coordinadores de prensa y relaciones públicas es, en la actualidad, los que desarrollan el papel más relevante en el quehacer y posicionamiento de la clase política.
Una persona calificada por sus conocimientos y su imaginación que toma el papel del director de escena donde se desenvuelven los funcionarios del primer nivel.
En la mayoría de los casos son destacados comunicadores que cuentan con la valiosa experiencia de haber incursionado en los medios nacionales, los cuales se desenvuelven de manera muy diferente al interés mediático de la provincia.
En el estado de Veracruz existen contados periodistas que tienen esa relevancia capitalina como Irene Arceo, Isabel Zamorano, Ada Hernández, Cecilio García, Ángel Trinidad Ferreira para orientar y casi “educar” al político que vive el aprendizaje sobre las complejas conjeturas en el manejo mediático de la actividad política de la capital de la República.
El gobernador Javier Duarte de Ochoa tuvo la vivencia en el acto de renovación del comité nacional del sector campesino de PRI, de asistir de traje a dicho evento que se caracteriza por su vestimenta informal. Situación que aprovecharon los reporteros gráficos de dos periódicos nacionales para captar un mal momento del rostro del gobernante veracruzano. Lo estuvieron cazando.