Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Obsesión contra un diario
2011-01-13 | 21:26:34
Pareciera que el puerto de Coatzacoalcos tiene algún embrujo periodístico que atrae a la clase política veracruzana. Desde que el gobernador, Rafael Hernández Ochoa, convenciera a Rubén Pabello, dueño del Diario de Xalapa, para que incursionara por aquella zona regalándole una pequeña rotativa Comunity e imprimiera el primer periódico en offset de 12 páginas.
Con los años y bajo la dirección de periodistas universitarios, se convirtió el Diario del Istmo en el influyente medio impreso que adquiriera hace tres décadas el liderazgo estatal.
Inquietud que provocó el celo político y orilló al entonces gobernador Dante Delgado Rannauro a montar un periódico que compitiera en aquella plaza. Luego Patricio Chirinos, Miguel Ángel Yunes y Edel Alvarez siguieron con la misma obsesión. Fidel Herrera y Marcelo Montiel con la enfermiza obstinación ofuscada de crear periódicos oficialistas.
El problema siempre es el mismo, una cosa es crear diarios e inventar toda clase de medios impresos y otra muy diferente es poseer el oficio para hacer periodismo. Los dueños no son periodistas, sino negociantes, aunque se les demuestre que pueden ganar dinero diciendo la verdad que incurriendo en la mentira.
Pareciera manía informativa y en el que ahora incursiona con un nuevo diario, es el buen amigo y empresario Tony Macias, suegro del gobernador Duarte de Ochoa.
Carlos Slim, el hombre más rico del planeta también sintió ese atractivo por el mundo de las noticias, con todo el dinero que tiene, podría crear toda clase de modernos diarios, pero decidió invertir con gran inteligencia en el periódico New York Times.


Sueños turísticos
Con los buenos deseos de proyectar para que el estado de Veracruz pudiera ser el primer destino del turismo nacional, situación que está fuera de la realidad económica de la complicada industria sin chimeneas.
En primer lugar por el reducido número de cuartos de hotel no se puede competir con sitios internacionales como Cancún, Acapulco, Puerto Vallarta, Ciudad del Carmen, Monterrey, Ciudad de México, por mencionar algunos lugares de la República.
El puerto jarocho con escasos siete vuelos y con playas que están para llorar.
¿Qué podremos ofrecer al viajero nacional con las decenas de días que el litoral del Golfo de México es azotado por los “nortes”?
Competir con las picadas, gordas y los huevos tirados.


El aula como trampolín
Siempre se consideró en política de gran importancia el lugar de los estudios. Ser compañero de generación y hasta del salón de clases era fundamental para definir el destino de un funcionario.
Durante décadas fue la Facultad de Derecho de la UNAM, casi un requisito para llegar a la Presidencia de la República. Fueron varios mandatarios como Miguel Alemán Valdez, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, o funcionarios como Jesús Reyes Heroles, Pedro Ojeda Paullada, Gustavo Carvajal.
De la Facultad de Economía como Jorge de la Vega Domínguez, Manuel Camacho Solís, que tuvieron esa Alma Mater de la Ciudad Universitaria como imperativo en el quehacer de los servidores públicos de primer nivel.
Dentro de ese imprescindible figuró haber cursado la preparatoria con los hermanos maristas, primero el Francés Morelos y posteriormente en el Centro Universitario México, (CUM). De allí salieron Porfirio Muñoz Ledo, Miguel Alemán Velazco, Mario Moya Palencia, Roberto Madrazo, hasta el famoso “sub” Marcos, etcétera.
Hubo un cambio radical al empezar a figurar en lugar de los abogados los economistas como Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, etc, etc.
Pero de las escuelas públicas se pasó a las universidades privadas. Con Vicente Fox de la Iberoamericana y la Libre de Derecho con Felipe Calderón. Y pareciera que ahora el centro de estudios que capitaliza al mayor número de políticos de primer nivel, es el Instituto Tecnológico Mexicano, el ITAM.
Una evolución académica que otorga en sus certificados de estudios y diplomas de maestrías y posgrados, las patentes y los avales educativos para alcanzar las secretarías de estado y ser el inquilino de Los Pinos.
En Veracruz ya no se habla tanto de la influencia y cercanía de los compadres y paisanos, es más importante haber sido compañero de escritorio. Esa es la verdadera hermandad en el quehacer político en todo el país.

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