Por Raymundo Jiménez
Columna: Al Pie de la Letra
2010-11-09 | 21:31:17
* POLITIZACIÓN CRIMINAL

Muy engallado, el senador Gustavo E. Madero Muñoz, aspirante a la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional, dijo ayer en conferencia de prensa en Xalapa que ni el gobernador priista del Estado de México, Enrique Peña Nieto, “ni nadie sacará al PAN de la Presidencia (de la República) en 2012”.
Quién sabe a qué se atendrá Madero –y el propio presidente Felipe Calderón, quien ya también advirtió que aún “está por verse” que el PRI regrese a Los Pinos dentro de dos años– para asegurar con tal firmeza que el partido blanquiazul seguirá gobernando al país otro sexenio más.
Y es que el secuestro y ejecución del alcalde electo de Juan Rodríguez Clara, Gregorio Barradas Miravete, ha puesto en evidencia no sólo al jefe del Ejecutivo federal sino a los líderes de su partido en Veracruz, pues Calderón cometió el “oso” no sólo de ignorar los nexos del edil sacrificado con un prominente criminal como Daniel Arizmendi López (a) “El Mochaorejas” –un temible secuestrador capturado en 1998 durante la administración del presidente Ernesto Zedillo– sino hasta de equivocar su nombre en su cuenta de Twitter, donde primero escribió que “Gerardo (sic) Barradas fue un diputado panista leal y valiente, alcalde electo de Rodríguez Clara, Ver.”, y que por lo tanto “su muerte entristece e indigna”. Más tarde, al corregir su error, el mandatario de la nación dijo que “la muerte de Gregorio Barradas, voz crítica de la corrupción en su estado, es una razón más para ir con todo en contra de los delincuentes”.
Por su parte, los líderes estatales del PAN, Enrique Cambranis y Hermann Ortega, presidente y secretario general del CDE del partido blanquiazul, ni siquiera sabían quién era el verdadero suplente de Barradas Miravete, dando pie a especulaciones absurdas al deslizar que sospechosamente también habían eliminado al ex alcalde Omar Manzur Assad, el supuesto sustituto. Sin embargo, tanto la presidenta del Consejo General del Instituto Electoral Veracruzano, Carolina Viveros, como el presidente de la mesa directiva de la LXII Legislatura local, el diputado Eduardo Andrade Sánchez, aclararon ayer que el presidente municipal suplente es Zenón Rodríguez Ortiz.
El caso del munícipe electo de Rodríguez Clara se ha politizado. Tan es así que este martes, en lugar de instruir al Ministerio Público federal que atrajera la investigación de este crimen, el presidente Calderón decidió enviar al subsecretario de Gobernación, Juan Marco Gutiérrez González, para que se “coordinara” con el gobierno estatal y las Procuradurías de Veracruz y Oaxaca.
Y es que según declaró el procurador veracruzano Salvador Mikel Rivera, no se descarta que en este homicidio esté implicada la delincuencia organizada, pues al interior del vehículo donde fueron hallados los cadáveres del edil y de sus otros dos acompañantes –Manzur Assad y Ángel Landa Cárdenas– fue encontrado un narcomensaje.
Según versiones periodísticas, antes de incursionar políticamente en el PAN –donde primero fue diputado federal y ahora alcalde electo– Barradas Miravete tuvo nexos con capos del crimen organizado como el secuestrador Daniel Arizmendi, (a) “El Mochaorejas”, presunto dueño de un hotel en el sur de Veracruz que precisamente el hoy occiso administró.
Barradas iba a gobernar Rodríguez Clara, un municipio limítrofe con el estado de Oaxaca, donde se sabe que operan bandas criminales ligadas al narcotráfico, secuestro, trata de personas y robacoches. Fue ejecutado en Tuxtepec, la segunda ciudad más importante de Oaxaca, donde fue encontrado su cadáver.
Coincidentemente en esa zona, donde durante décadas operó el Cártel de Pedro Díaz Parada, también actuó con gran impunidad el llamado “Zar de los robacoches”, Rodolfo Patatuchi Domínguez, quien durante su adolescencia, en sus inicios criminales, trabajó en el Valle de México en la misma banda de Daniel Arizmendi, el ex patrón de Barradas Miravete.
A pesar de que Patatuchi Domínguez era considerado por las fiscalías de seis entidades como un delincuente mayor en el sureste mexicano –donde se presumía que habría organizado o participado en el robo y tráfico de más de mil 500 vehículos, así como de su exportación ilegal a países europeos y centroamericanos–, el “Zar de los robacoches” fue detenido en 1995 en Veracruz pero sólo fue procesado por fraude, falsificación y uso ilegal de documentos fiscales en la venta de un par de vehículos, e inexplicablemente salió libre dos años después.
Así, pues, no obstante que durante dos décadas se dedicó a “blanquear” y “clonar” automóviles desde su base de operación en Tuxtepec, Oaxaca, Rodolfo Patatuchi obtuvo en Veracruz una preliberación irregular en l997, con la cual se libró de cumplir una condena de casi seis años por el delito de fraude. Fue la época en que el ex candidato del PAN a gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares –quien ayer viajó a Rodríguez Clara para estar presente en el velorio de Barradas Miravete–, era secretario general de Gobierno y en la Dirección de Prevención y Readaptación Social del estado, encargada de los reclusorios y de dictaminar las preliberaciones, despachaba su incondicional José Luis Lagunes López. Un año después de haber concluido el régimen del gobernador Patricio Chirinos, en diciembre de 1999, durante la administración del gobernador Miguel Alemán Velazco, la Procuraduría veracruzana recapturó a Patatuchi en territorio oaxaqueño y lo trasladó al penal “Ignacio Allende” del puerto de Veracruz. Un juez le negó la libertad bajo caución por considerarlo “sujeto peligroso para la sociedad”, según declaró en esa ocasión el subprocurador regional Reynaldo Madruga Picazo, actual presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Finalmente, hace dos años, en noviembre de 2008, Patatuchi fue ejecutado de ocho balazos cuando junto con su esposa María Virgilia Nava Gutiérrez hacía ejercicio por la mañana en el parque “Los Flamingos”, de Tuxtepec, Oaxaca.
Su hijo, Rodolfo Patatuchi Nava, de 32 años de edad, acaba de ser ejecutado también el 8 de junio de este año dentro del negocio “La Súper Torta”, en pleno centro de Tuxtepec.
Otros amigos o conocidos de Barradas Miravete tampoco han corrido con mejor suerte. El ganadero Cirilo Vázquez Lagunes, quien según versiones periodísticas fue el que lo introdujo y promovió en su carrera política dentro del PAN, murió emboscado en Acayucan en noviembre de 2006. Y cinco meses antes, en junio de ese mismo año, el hermano del llamado “caudillo del sur”, Ponciano “El Pony” Vázquez, apareció muerto en el estado de Tabasco.
El municipio que iba a gobernar Gregorio Barradas es una región donde al parecer la delincuencia ha sentado sus reales desde hace décadas. En junio de este año, por ejemplo, a casi dos semanas de la jornada electoral, fue acribillado don Jaime Gasperín Crivelli, padre de la alcaldesa de Juan Rodríguez Clara, Amanda Gasperín.El atentado ocurrió en el café “Los Portales”, propiedad del empresario ganadero y principal exportador de piña de la región.
A ver si el crimen de Barradas Miravete no continúa politizándose y enredando todavía más al presidente Calderón como le ocurrió con la desaparición de su amigo Francisco Serrano Aramoni, el administrador de la Aduana Marítima de la ciudad de Veracruz “levantado” desde hace año y medio en el puerto jarocho y cuyo paradero se desconoce hasta la fecha todavía a pesar de que el mandatario panista ya lo había dado por “muerto” en una de sus recientes giras por la entidad, lo que obligó a la Oficina de la Presidencia de la República a emitir más tarde un boletín oficial para corregir al jefe del Ejecutivo federal.

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