Entre las primeras revelaciones de gran importancia de lo ocurrido en la jornada electoral del pasado cuatro de julio en el estado de Veracruz, es que se logró abatir con el abstencionismo.
Por los números presentados por los candidatos y los votos anulados, se logró que cerca de tres millones y medio de veracruzanos emitieran su sufragio. Indudablemente que se trata de una buena noticia al igual que el intento de transformar la política bajo condiciones de igualdad.
La mala noticia fueron las negativas prácticas de manipulación del voto, amedrentar a los electores, acarreo de votantes, alteración de los resultados electorales y una larga lista de eventos que demuestran que se  ha vuelto costumbre la trampa política, ahora convertida en ley.
Durante el curso de una plática sostenida por el autor de esta columna en la ciudad de Guadalajara, se puso en la tribuna el importante papel que juegan los medios de comunicación en el desarrollo de los procesos electorales.
La responsabilidad de la prensa y los medios audiovisuales de participar en forma activa  en el fortalecimiento de la democracia. De darle espacio a todos los grupos sociales y a todos los partidos políticos que estuvieron presentes en la entidad veracruzana.
Se destacó la importancia del papel que juegan los ciudadanos de exigir a los medios la obligación que tienen de mantener una postura crítica y de vigilar que los periodistas ejerzan su trabajo con plena libertad.
El derecho que tiene la gente a saber y a estar bien informados.
Es penoso afirmar que en algunos medios veracruzanos se siguen reproduciendo los boletines oficiales. La simple y cómoda  reproducción de hechos, donde las fuentes resultan anónimas, y con ello, la falta de diversidad en los trabajos periodísticos. Todos uniformados con la misma verdad como si fuera una gaceta oficial.
La democracia avanza cuando los medios evidencian con datos precisos la corrupción en los diferentes estratos gubernamentales, y reprueban la falta de transparencia en el quehacer oficial.
Es justo enfatizar que los medios en otras entidades están sujetos al acoso del narcotráfico, y de las autoridades que exigen silencio a cambio de convenios publicitarios, lo que representa un grave ataque a la libertad de expresión y lastima el derecho de la sociedad a estar bien informada.  
Bajo estas circunstancias donde el crimen organizado  pone en riesgo la existencia de los periodistas, se comprende y en algunos casos, se justifica la eventual autocensura.
El papel sustancial de los medios es transformar el espacio público que tienen para que allí se desarrolle el debate y la confrontación de ideas, en el cual las fuerzas políticas y los ciudadanos tengan un intercambio de ideas y donde todas las voces se escuchen.
El compromiso ineludible del periodismo de otorgar a la sociedad los elementos necesarios para la toma de decisiones, y asumir su rol de agentes democratizadores.
Quedó probado en la pasada elección, que la democracia no puede convivir con la existencia de los poderes gubernamentales. El piso electoral no es parejo y eso se hizo evidente en la fuerza que demostró el PRI y el PAN con el apoyo oficial.