Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
El objetivo de las alianzas
2010-07-05 | 22:00:38
El esquema fue muy claro en las alianzas que hicieron el PAN y el PRD para estos comicios, el objetivo perfectamente definido era ganar en tres estados que son claves y eliminar del escenario político a los tres gobernadores más representativos del viejo PRI.
Las cabezas a las que les pusieron precio eran Fidel Herrera de Veracruz, Ulises Ruiz de Oaxaca y Mario Marín de Puebla. Paradójicamente los tres vecinos gobernantes tienen una estrecha relación comercial que incluye a parentelas.
Lo que medio salvó a la entidad veracruzana fue que ni el senador Dante Delgado aceptaría a Miguel Yunes y el ex director del Issste, tampoco aprobaría que su nuevo partido abanderara al convergente. Aunado el añejo compromiso del ex gobernador Delgado Rannauro con Andrés Manuel López Obrador. Además que ninguno de los dos políticos veracruzanos se tolera.
Si lo que ocurrió en Puebla y Oaxaca con esta alianza se repite con la misma coalición en Veracruz, la ventaja hubiera sido aún mayor. Nada más la suma de sufragios de los dos contendientes opositores hubiera alcanzado más del 60 por ciento.
El problema político no fue, ni es, de Javier Duarte de Ochoa, el verdadero enemigo de la cúpula panista en esta contienda electoral, se centra en el gobernador Herrera Beltrán, de allí la angustiada expresión de que “él no era el candidato y pareciera que ya les había gustado pegarle al negro”.
Meses atrás el apoyo político de Fidel Herrera para cualquier candidato era definitivo para obtener el triunfo, pero la situación cambió de manera drástica y llegó la involución del fidelismo.
Duarte de Ochoa y los candidatos priistas son en lo general aceptados por el pueblo, lo que vino a complicar la situación electoral fue el padrino incómodo.
Hay un serio trasfondo mediático con el gobernante veracruzano; no se había visto en los últimos años la saña con la que los conductores de Televisa y el grupo Excélsior e Imagen agreden al gobernante veracruzano. La forma dolosa como abordan los temas de las grabaciones y lo hostigan opacando a su candidato Javier Duarte. Un interesado y perverso afán de confrontar de manera pública al ex secretario de Finanzas con su áspero opositor Miguel Yunes.
¿Qué tipo de débito tiene Fidel Herrera con los periodistas de la ciudad de México? Es posible que lo consideren como competidor, por lo que posee en algunos medios veracruzanos.
Y para colmo de los males del hiperactivo Ejecutivo estatal el encubierto pleito con el presidente Felipe Calderón. No se trata de una simple confrontación de militantes partidistas, sino algo más personal y anquilosado.
Una animadversión que no tiene fronteras jerárquicas. Una enemistad donde no existen los límites para perderse en la amnesia oficial. A menudo el odio se disfraza con una careta sonriente y las palabras se expresan con un falso tono amistoso, pero la mente que maquilla estas expresiones, está llena de hiel.
No se puede cambiar de opinión si no se cambia de conducta.
La numerosa pérdida de presidencias municipales y diputaciones locales significan un serio revés para el priismo veracruzano. No había duda que trató Fidel Herrera de proteger con el fuero edilicio y legislativo a varios de sus amigos y socios. Candidatos mediocres que arrastraron al partido tricolor hasta lograr el desplome de su corrupta estructura. Cosamaloapan, lugar de origen del Tío Fide, se perdió de manera estrepitosa con el partido Convergencia.
El “tengo el pinche poder” desapareció.

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