Fue una cena privada este fin de semana con el gobernador Fidel Herrera. Sin ningún testigo, en donde se pudieron abordar la mayor diversidad de los exaltados temas políticos y el deplorable asunto de las grabaciones de las conversaciones telefónicas.
En la reunión no existieron las preguntas tabú y mucho menos las respuestas ambiguas. Un diálogo sin mentiras, ni verdades con máscaras. La moral en la palabra es la que nos permite ser fieles a nosotros mismos.
La actitud de esa noche del maestro Herrera Beltrán era preocupante. Hay 600 pláticas que fueron escuchadas durante los dos últimos años por sus enemigos políticos y que en estos días previos a las elecciones, cobrarán vigencia para demoler la cuestionada imagen que tiene el gobernador ante su pueblo.
Fue una incisiva reunión el que no hubo jerarquías. Sólo imperó el respeto a la investidura del gobernante y el reconocimiento a la labor objetiva y de imparcialidad que debe tener un periodista.
Un noble oficio es el periodismo cuando se ejerce prevaleciendo el equilibrio ideológico y la honradez noticiosa. . Resulta difícil y resbaladizo para un cáustico gobernador con profundas raíces priístas y arraigado pragmatismo político aceptar que los periodistas trabajan de acuerdo a principios. Esa es la verdadera fuerza del reportero ante las sociedades humanas, en donde no coexiste ninguna subjetividad y mucho menos un interesado favoritismo partidista. Lo trascendente para el viejo reportero fue la aceptación del Ejecutivo Estatal a la labor neutral y equitativa de los comunicadores veracruzanos independientes. Y este reconocimiento no se quedó sólo en las palabras sino que repercute en un decidido apoyo al Colegio de Periodistas de Veracruz, para ampliar y modernizar el campo de acción de esta institución, durante los 150 días que le quedan de su gobierno.
Fidel Herrera sujeto a fuertes presiones por los recortes financieros y embestidas mediáticas, espera confiado que pasado el día cuatro de julio, la Federación deberá entregar 6 mil 500 millones que le han retenido a la entidad.
No titubea el gobernante al asegurar que es muy factible que se anulan las elecciones. Al parecer funcionó la estrategia del PAN y dan como un hecho en las esferas oficiales de Xalapa, que se desautoriza la elección del próximo domingo. Lo extraño es que los funcionarios lo aceptan con una sorprendente tranquilidad. No hay ninguna duda que se llevarán los resultados de las casillas al Tribunal Federal Electoral. Tan lo reconocen en el Palacio de Gobierno, que se maneja el nombre del secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar Pérez, como el gobernador interino, que convocará a nuevos comicios y también aceptan, que en esta segunda ocasión volverá a ganar Javier Duarte de Ochoa.
Cuando las elecciones son llevadas al Trife ya se ha dado el caso de la aplicación de una interpretación subjetiva de los magistrados, la llamada “Nulidad Abstracta” que es una causa de invalidez de las elecciones. Se llega a esta rara condición que hacen concluir la inequidad del proceso.
Esta interpretación se realiza sin fundamentos en la ley, ya que no existe artículo expreso para crear causales de nulidad abstracta. En todas las elecciones deberá privar el principio de equidad, que la propia ley establece como principio de validez. Las decisiones del Trife son definitivas e inatacables, por lo que no es posible cambiar el fallo por recurso legal alguno.