Hay un dicho donde las personas superan al maestro y máxime cuando éste abreva sus primeros conocimientos y experiencias del que lo inicia en el quehacer político.
Luis Echeverría cuando fue presidente seleccionó a su amigo, el secretario de Finanzas, José López Portillo, como su sucesor y con un afán de continuar siendo el jefe, prácticamente lo cercó con funcionarios plenamente identificados con él, en los puestos principales de las esferas de gobierno.
Como líder de la Cámara de Diputados colocó a su ex secretario de la Reforma Agraria, Augusto Gómez Villanueva, en la Cámara de Senadores, a Carlos Sánsores, en el PRI nacional a Porfirio Muñoz Ledo y así lo fue rodeando de echeverristas puros al nuevo presidente de México. Lo tenía bien acorralado. Se olvidó Luis Echeverría que el poder no se comparte y no pasaron seis meses del nuevo gobierno en que López Portillo se sacudió a los funcionarios impuestos por Echeverría y los enviaba a unos al extranjero, y a otros a la cárcel. Así Gómez Villanueva se fue de embajador a Italia, Muñoz Ledo, a la ONU y pisaron el reclusorio los secretarios, Félix Barra, Eugenio Méndez Docurro, el ex oficial mayor Guillermo Romero, etc, etc.
No hay poder, hay abuso de poder, nada más.
Es una historia que se repite en todos los niveles incluido en el estado de Veracruz.


Lo impublicable

Hay una grabación del gobernador Fidel Herrera que ninguno de los medios de información se atrevió a difundir por ser de las que avergüenzan y deshonran. Por razones obvias y la manera de enlodar y de ofender a los periodistas, omitimos dicho texto. Las palabras ofenden más que las acciones, y en el tono que las hace, sólo envilece al que las pronuncia y honran al ofendido. Séneca decía que “Nadie puede llevar por mucho tiempo el disfraz de la hipocresía”. Ojalá pronto el gobernador lo aclare.

Guerra sin muertos

El periodista José Reveles afirma que las cifras que da el gobierno federal sobre la guerra que sostiene con el crimen organizado son totalmente maquilladas.
Es muy fácil desmentir las más recientes declaraciones del presidente Felipe Calderón y su secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, quienes aseguran que 90 por ciento de los 23 mil muertos que ha dejado la violencia en los últimos tres años son víctimas de los narcotraficantes. Y que además se matan entre ellos. “Estos números no cuadran y es muy fácil argumentar por qué. Ellos admiten que sólo entre el 2 y 3 por ciento son víctimas civiles. Pero por mero seguimiento hemerográfico, puede demostrarse que hay más del 10 por ciento de bajas del Ejército, policías federales, locales y estatales. Entonces, las cifras no dan. Si 90 por ciento se matan entre sí y son narcos, y 10 por ciento son civiles, policías y militares que ellos asesinan, ésto da 100 por ciento. ¿A cuántos está matando el gobierno con su guerra? De acuerdo con esta lógica, a nadie. Es una manipulación terrible” .