Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Acuerdos del PRI
2010-05-24 | 22:15:58
De que no hay moral en la clase política de México no existe la menor duda. De que la gran mayoría de los hombres y mujeres que se han dedicado a esta actividad han sido priistas, por la simple razón que era el único partido bien conocido.
Por ser un partido multitudinario, no es posible que todos se conduzcan con prudencia y sensibilidad es materia indiscutible.
Los licenciados, José Murat y Fidel Herrera, desde muy jóvenes iniciaron su carrera en el quehacer de servidores públicos. Había muchas coincidencias entre ellos, y de una manera especial, su definida ideología de izquierda.
El idealismo de las nuevas generaciones que vivieron los violentos acontecimientos del 68, y la valiente postura del régimen de Fidel Castro ante el odiado imperialismo del vecino país del norte, fueron grandes motivadores. Son los años de la juventud cuando se vive la ilusión poética de lo sublime.
Coyuntura que identificaba a los dos jóvenes políticos de origen humilde que soñaban con cambiar al país.
No se sabe si para bien o para mal, la revolución les hizo justicia y los convirtió en personas con una generosa y espléndida condición económica, por lo que los “ricardos” ya no les resultan tan odiosos. Murat Casab y Herrera Beltrán se inician con el gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez, mandatario que nunca ocultó su simpatía por las corrientes socialistas de aquellos tiempos.
Ambos fueron diputados federales y las circunstancias políticas los convirtieron en compañeros de éxitos y fracasos. Se les recuerda afuera de las redacciones para establecer un diálogo con columnistas políticos que los apoyaran en la realización de sus aspiraciones, --vaya que lo lograron--, en ambos casos, terminaron como gobernadores de sus respectivas entidades.
Personas que nunca perdieron ni siquiera un volado como lo asegura el periodista Luis Velázquez.
Con ese mismo ideal de siempre, ganar el ex gobernador José Murat, decidió jugársela en esta ocasión, con el candidato del PAN y PRD, el convergente Gabino Cué Monteagudo. Hacerle la maldad a su sucesor, Ulises Ruiz y a su candidato priista, Eviel Pérez Magaña. La única condición que exigía eran varias posiciones en la Legislatura y la alcaldía de la capital de Oaxaca.
Al principio, las cúpulas de la alianza partidista que apoyan a Gabino Cué lo tomaron en cuenta, y se llegó a un acuerdo amplio, pensando los estrategas de esta extraña alianza del PRD y PAN que el ex mandatario oaxaqueño contaba con fuerzas ciudadanas que reafirmarían el triunfo en la entidad.
Pasaron las primeras semanas, y el indefinido priista no demostró que contara con las simpatías que él suponía y presumía. Por lo que decidieron no darle nada por la traición al partido tricolor.
Molesto Murat Casab reviró a sus eventuales amigos con el mensaje de “si no me cumplieron, no estoy obligado a nada”.
De este ejemplo de Murat, se espera que no lo siga Fidel, no obstante de pertenecer a la misma escuela política.
Hay que vigilar y desconfiar de los políticos que no pueden hacer nada sin dinero, y aquellos que quieren hacerlo todo sólo con dinero. El mejor consejo para estos tiempos electorales: hay que votar por aquel candidato que sea el que menos promete, porque al final de cuentas es el que menos decepcionará. Porque nadie ofrece tanto como el que nada puede cumplir.

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