En la sucesión presidencial de 2006, la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo y sus secuaces –entre ellos Miguel Ángel Yunes Linares, actual precandidato de la alianza PAN-PANAL a la gubernatura de Veracruz–, le desataron al abanderado priista a la Presidencia de la República, Roberto Madrazo Pintado, una despiadada campaña que buscaba minar la poca credibilidad del ex dirigente nacional del partido tricolor.
“¿Tú le crees a Madrazo? ¡Yo tampoco!”, decían los millones de carteles y calcomanías que circularon por todo México. Este fue sólo uno más de otros tantos factores que refundieron al PRI en esa elección federal, en la que por primera vez en su historia el partido gobernante quedó relegado como la tercera fuerza electoral.
En esa misma elección presidencial, Yunes Linares y su madrina política fueron aliados del candidato panista Felipe Calderón Hinojosa, quien para hacerse de la Presidencia de la República echó mano también de la guerra sucia más ruin para vencer a Andrés Manuel López Obrador, de la coalición PRD-PT-Convergencia, quien según la mayoría de las encuestas aplicadas al inicio de las campañas le sacaba 20 puntos de ventajas en las preferencias electorales al abanderado del PAN, su más cercano contrincante.
Desde entonces, el propio Calderón ya sabía de la calaña de Yunes Linares, pues en esa ocasión –según versión difundida a mediados de febrero pasado por el mismo ex dirigente nacional del PAN, Manuel Espino Barrientos–, el entonces candidato presidencial del partido blanquiazul vetó esa vez la postulación del ex priista veracruzano para el Senado de la República “bajo el argumento de que cuando Yunes fue secretario de Gobierno con Patricio Chirinos se distinguió por su desempeño corrupto, así como golpear, perseguir y difamar panistas.”
Por eso ahora el precandidato de la alianza PAN-PANAL ha sorprendido hasta a los más cínicos con su ingeniosa estrategia mediática de inculpar al gobernador Fidel Herrera y a su candidato Javier Duarte de Ochoa de la supuesta “guerra sucia” urdida en su contra. Pero, a final de cuentas, el mandatario estatal y el abanderado priista no son responsables de los resentimientos y enconos que el neopanista dejó sembrados en el estado por el estilo porril de ejercer el poder que lo caracterizó como secretario de Gobierno en los primeros cinco años del sexenio del gobernador Chirinos (1992-1998).
Hasta ahora, que se sepa, ni Herrera ni Duarte le han “sembrado” al precandidato del PAN-PANAL ningún cadáver en alguno de sus ranchos como en cambio, durante el régimen chirinista, sus detractores sí se lo atribuyeron al entonces secretario de Gobierno para eliminar a sus enemigos políticos por razones electorales. Y si no que le pregunten al actual secretario de Turismo, Ángel Álvaro Peña, quien hace 13 años quiso ser candidato del PRD por Tuxpan y tuvo que salir por piernas hacia el Distrito Federal.
Durante su paso por la Secretaría de Gobierno de Veracruz, Yunes Linares se volvió un experto en revertir cualquier situación de crisis, y en hacer creíble cualquier situación inverosímil.
Así, por ejemplo, no obstante que como abogado sabía que el proceso penal contra el ex gobernador Dante Delgado y los ex secretarios de Finanzas y de Desarrollo Urbano, Gerardo Poo Ulibarri y Porfirio Serrano Amador, era extemporáneo porque la acción penal ya había preescrito, de cualquier manera operó la aprehensión y procesamiento de los tres ex funcionarios, los cuales estuvieron recluidos en el Centro de Readaptación Social de Pacho Viejo más de un año.
Pero el colmo fue el caso de los hermanos indígenas Rolando y Atanasio Hernández Hernández, cuyos cadáveres aparecieron flotando a finales de 1994 en el río de Ixhuatlán de Madero, los cuales mostraban huellas de tortura y la mutilación de sus genitales. El caso fue a parar inclusive hasta el Departamento de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de la Ciudad de México, cuyos investigadores documentaron este hecho e hicieron señalamientos directos en contra de colaboradores cercanos de Yunes Linares, los cuales habían encabezado en septiembre de ese año un operativo policiaco para desalojar el rancho Las Tejas, propiedad del ex alcalde Tranquilino Hernández Reyna.
Ante el escándalo mediático que se generó, se recuerda que Yunes Linares convocó a conferencia de prensa y dio a conocer una investigación ministerial en la que los hermanos masacrados aparecían como supuestos ¡victimarios!, implicados en presuntos delitos cometidos en esa zona de la Huasteca veracruzana, donde presumiblemente –luego del levantamiento del EZLN en Chiapas, en enero de 1994– se tenía detectada también la presencia de grupos subversivos que amenazaban a ganaderos de esa región del norte del Estado.
Lo increíble es que hasta Margarita Herrera, a la sazón presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Veracruz validó esos señalamientos de Yunes Linares, no obstante que la ombudsman de la Arquidiócesis de la Ciudad de México, María Teresa Jardí, presentó testimonios e inclusive promovió la exhumación de los cadáveres de los indígenas masacrados, lo que le fue negado por la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Pero la señora Herrera tampoco hizo nada contra el proceso penal a todas luces irregular que le armaron al ex gobernador Dante Delgado, quien a las pocas semanas de su liberación se presentó a dar una conferencia en el auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, donde accidentalmente, a la salida, se topó con la ex presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Veracruz, a la cual dejó vergonzosamente con la mano extendida luego de espetarle ante azorados maestros y estudiantes de Leyes: “A usted no la saludo, ¡por indigna!”.
Yunes, pues, sólo estaría recibiendo ahora una sopa de su propio chocolate. O más bien una palada de su mismo lodo. Pero el neopanista no debería de preocuparse, pues esta “guerra sucia” que asegura le está armando el gobernador Herrera y el candidato priista Duarte de Ochoa no le hará mella en votantes como doña Margarita Herrera. Aunque desafortunadamente para él, no son muchos en el estado.

KURI, ¿A SEDESMA?
El diputado federal priista por Orizaba, Fidel Kuri Grajales, ya sabía desde hace más de una semana que el gobernador Fidel Herrera lo incorporaría en su gabinete con tal de que le dejara el camino libre en Pluviosilla al empresario Hugo Chahín Maluly para la candidatura tricolor a la presidencia municipal.
Ese habría sido el acuerdo del mandatario estatal con el actual alcalde Juan Manuel Diez Francos, quien ha hecho una impresionante obra pública en Orizaba y cree tener el control político del municipio.
Chaín es el candidato de Diez. Por eso Kuri se rebeló, al igual que el ex alcalde Martín Cabrera Zavaleta, quien mandó a su esposa Blanca Esther Pérez a inscribirse también como precandidata.
Cabrera, compadre de Herrera Beltrán, es actualmente el delegado del CDE del PRI en el distrito de Huatusco, donde ha pretendido boicotear también la candidatura del ex panista Agustín Mollinedo, quien luego de adherirse a la candidatura priista de Javier Duarte en un mitin con miles de cañeros en ciudad Cardel, se perfila como el candidato de la alianza PRI-PVEM-PRV a la diputación local por ese distrito cafetalero.
Sin embargo, pese a esos berrinchitos, en Orizaba ya se oficializó la precandidatura del empresario Chaín, y en Huatusco sólo un tsunami echaría abajo la candidatura del bugancista Mollinedo.
¿De cualquier manera le darán posesión a Kuri como secretario de Desarrollo Social y Medio Ambiente? Es muy posible que sí ya que el ex titular, Ranulfo Márquez, difícilmente dejará el CDE del PRI, donde hará el uno-dos con el diputado federal José Yunes Zorrilla, coordinador general de la campaña duartista.
Y es que dicen que a la Secretaría de Comunicaciones no podía ir Kuri porque no es ingeniero –sólo tiene acreditados estudios de nivel medio superior– y muy oportunamente exhibió en esta sucesión municipal que tampoco supo construir en Orizaba caminos ni puentes con sus adversarios políticos.