Se consignó en este espacio hace unos días que en la mesa donde se deciden las candidaturas del PRI, al menos hasta este sexenio, bajo el lineamiento de un viejo Presidencialismo, en la oficina de Bucareli frente al dos del gobierno de la República, Miguel Angel Osorio Chong, se decidió el destino del PRI y a su candidato en la futura y reñida elección para gobernador en Veracruz en la elección del 2018.
Y aunque no es el candidato a fin a Osorio pues siempre se ha dicho que es el alfil del titular de Hacienda, José Antonio Meade, el secretario de Gobernación dio el “banderazo formal” al senador José Francisco Yunes para que éste se lance como ya era esperado, en pos de la gubernatura a disputársela al grupo más fuerte en la entidad, los Yunes del PAN, PRD y ahora Frente Ciudadano.
La negociación como ya se sabe, está más para allá que para acá. A Héctor Yunes Landa se le dijo el mismo día que se le dio luz verde al de Perote que el candidato sería Pepe y, a cambio, sobre la mesa exigió la diputación federal plurinominal con el liderazgo de la bancada veracruzana, así como al menos la posición 1 y 2 también plurinominal en las diputaciones del Congreso Local.
Quizá sea esto lo que no empezó a gustar al dirigente estatal de uno de los tres sectores del partido, la CNC, y de los productores cañeros, Juan Carlos Molina Palacios, el deseo ambicioso de su compadre y ex candidato en la pasada elección donde fue derrotado por su primo Miguel Angel Yunes Linares.
Y es que fue precisamente ese tema el que inició las diferencias entre ambos. El líder de los campesinos pedía para sus aliados del campo al menos la tercera posición en la lista de pluris, pero en cambio el representante del sector fue enviado hasta la sexta posición, donde apenas entró con calzador Emiliano López Cruz.
Previo a las elecciones vino el rompimiento, incluso público. Molina no soportó que su compadre lo dejara fuera de las primeras rebanadas del pastel y trascendería posteriormente que, además, en sus gestiones como senador también dejó fuera en la designación de obras y proyectos al oriundo de la Cuenca del Papaloapan, donde varios cientos de millones de pesos estuvieron en juego.
Se cree que para que Héctor trate de mostrar lo que precisamente no se alcanzó a exponer ante el electorado, o al menos ante el priismo de la entidad, la unidad con Pepe Yunes es que ya tiene más que amarrada su “cartita de los reyes magos” depositada en Bucareli. Y esto es lo que no debe tener nada contento a Molina Palacios sabiendo, según él, de las promesas incumplidas del ex candidato.
Pero otro dato. Se afirma que Pepe es muy dado a escuchar las grillas cuando le hablan a los oídos, y esto es lo que seguramente pone en desventaja a Molina frente a su disgustado compadre, quien ya anda de “la manita” con Pepe Yunes. Lo que lo tiene más que nervioso.
El viernes 27 de octubre Molina externó públicamente que el senador Pepe Yunes lo desairó al no invitarlo a un evento con productores del campo en céntrico hotel de Veracruz puerto. En el comunicado del equipo del cenecista el líder reprocha que a ni a un mes del “pre destape” que hizo de Yunes Zorrilla en su rancho Rosa del Alba ante unos 500 invitados sufre este desdén del aspirante a gobernador.
Herido en su amor propio, lastimado en su orgullo como cuando los novios se dan el sí, hay pedida de mano pero luego se deshace el plan de matrimonio, a Molina no le gustó el desplante.
Por un lado, los dos Yunes rojos muestran unidad pero por otro el aspirante a la gubernatura prácticamente designado está iniciando el juego con aparente fractura aunque la postura del cenecista sea similar a la presión que ejerció en su momento hacia su compadre Héctor y eso es lo que éste puede argumentarle a Pepe para desacreditar al cañero y productor ganadero. Puro chantaje.
En tanto, otra que ya tampoco está en la cancha es la diputada y ex alcaldesa, Regina Vázquez Saut. Regina dejó las filas del tricolor a principios de septiembre, días después su secretario particular fue asesinado en Xalapa, de cuyas investigaciones nada se sabe por cierto, y volvió a las filas del PAN.
El dirigente del PRI estatal, Renato Alarcón fue incapaz de llevar por buen camino las negociaciones con quien fungía además como secretaria general del Comité Estatal, y mantiene su coto de poder en el sur de Veracruz, con la que no hubo acuerdos puesto que pretendía ser escuchada directamente por Pepe Yunes y no por su jefe inmediato en el partido. Es decir no hubo tacto político.
La candidatura a la diputación federal para su hermana Fabiola era el punto de la negociación lo que aseguran, ya le fue concedida en la tienda de enfrente, y ambas estarán del lado azul. Además que también se mencionaba como aspirante a la senaduría, pretensión que no cabía seguramente.
Así, los priistas tienen dos fracturas de consideración antes de empezar a jugar, mientras que por si fuera poco, un dirigente de los maestros del SNTE, Juan Nicolás Callejas ha fallecido y quien a pesar de los señalamientos negativos en su contra mantenía liderazgo y control sobre la sección 32, lo que también sin duda, será una merma para el capital priista.
Es hora que los del PRI si quieren evitar quedar sepultados por el Frente Ciudadano o en su caso favorecer el voto a MORENA, replantee su estrategia pues no basta la unidad que muestran ambos senadores sino convencer a los liderazgos regionales y municipales que empiezan, si no es que ya lo hicieron, a abandonar el barco, ya que están desatendidos desde hace más de seis años.