En el PRI se preparan para la renovación de la dirigencia estatal del partido. Con ella también vendrán seguramente los cambios de liderazgos en sectores, ya sea la CNOP o la CNC.
Pero en estos casos un decaído Revolucionario Institucional pretende que sea el designado candidato quien haga los cambios a fin de que mantenga cierta influencia con los líderes y sea afin a su proyecto.
En el caso de la renovación del comité estatal se habla de dos opciones inmediatas como son el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga y el actual diputado federal, Fidel Kuri Grajales, dueño del equipo Tiburones Rojos.
Al edil de la capital del estado le persiguen varios fantasmas. Por un lado no pudo preservar la continuidad de su partido en el gobierno de Xalapa. Deberá entregar el primero de enero el poder al catedrático investigador de la UV, el profesor Hipólito Rodríguez Herrero, quien se impuso al abanderado por MORENA.
El segundo gran golpe es el reclamo de la falta de solidaridad del también ex diputado local con los damnificados en Xalapa por las inundaciones que en varias ocasiones vivieron los xalapeños en las colonias más pobres y sin servicios de esa ciudad.
Mientras que el tercer problema que se ha echado a cuestas y el tema que más llama la atención es el del famoso ducto del gas que a decir de los vecinos, prácticamente ya cruza buena parte de la urbanidad de Xalapa, se autorizó por encima de la venia de los ciudadanos que gobierna el priista.
Y es que el “madruguete” que denuncian no suena nada descabellado. Lleva muchos años el “negocio” para políticos y empresarios frenado, y a fin de beneficiar a la empresa Gas Natural del Noreste, parece que el alcalde xalapeño ha dado el último plumazo y dicen, aprovechando la construcción de la autopista Xalapa-Coatepec se está ejecutando el proyecto.
De ser así Américo Zúñiga está actuando como los verdaderos políticos priistas, días antes de su salida deja la carpeta firmada, y para haberlo hecho así, se ve que el negocio es bastante jugoso. De tal forma, que no se arriesgarían a dejarlo como pendiente pues si algo abanderó el alcalde electo de MORENA fue el rechazo a ese gasoducto, por lo que es inminente que no permitiría su tendido.
Es más Hipólito Rodríguez ha dicho que tiene desde hace un tiempo un excelente equipo de abogados trabajando para echar abajo el plan empresarial con riesgo hacia los ciudadanos.
Pero la pregunta es que tanto interés representa para el munícipe Zúñiga haber dado el “madruguete” con esta inversión, será millonario su beneficio que no le importa exponer su imagen como presidente municipal, pero además arriesgar su futuro político y quizá además de la presidencia del partido, por desgastado que éste se encuentre, un cargo de elección popular.
Y es que esto lo deja mal parado frente a su otro adversario que en este caso es el empresario futbolero, transportista y demás, Fidel Kuri. El orizabeño ha intensificado sus apariciones al lado del senador, José Francisco Yunes Zorrilla lo que le da bonos como parte del proyecto de éste. Además lo conciben como uno de los pocos entrones priistas que le queda al partido en donde muchos han decidido agachar y esconder la cabeza como las “avestruces” ante la embestida del panista Miguel Angel Yunes.
Tampoco Kuri la tiene fácil. Viene de una derrota como candidato a alcalde en Veracruz puerto, con ínfimos resultados. En Orizaba se encuentra enfrentado a morir con el alcalde de ese partido, Juan Manuel Diez, y quien aspira a ser gobernador, si no es por su partido en forma independiente.
Deberá recorrer la entidad, buscar el apoyo de los cuadros pero sobre todo conservar la venia de quien sea el candidato del PRI a la gubernatura, que de entrada la tiene más que complicada, con un Frente Ciudadano al que incluso se le podría sumar el PANAL, que en la pasada elección jugó con el PRI, y ahora cambiaría sus pocos o muchos activos hacia el PAN y PRD.
Sea cual sea el nuevo dirigente del tricolor, sucesor de un gris Renaro Alarcón, el PRI no tiene mucho de donde escoger. Y tampoco, a estas alturas, tiene tantos valientes que pretendan asumir las riendas del partido en decadencia.