Cuanto se recuerda los días gloriosos del PRI invencible, el partido en el poder al que todos querían llegar y ser parte de él, aunque la convicción fuera simplemente efímera, con la hipocresía de los ricos y la ingenuidad de la clase pobre, porque así se distinguió el antiguo Partido Revolucionario Institucional en la “Ciudad de las avenidas”.
Cuántas historias, más negativas que positivas arrojó el PRI del cacicazgo de los González Caballero, de los Caamaño Ramos; el de los grupos políticos por doquier, del dizque sector popular, industrial y comercial, dónde han quedado siquiera los vestigios de tanta gente que se hizo del poder para joder, para enriquecerse, dejando hipócritamente a un lado su lema principal “Democracia y Justicia Social”.
Qué personajes del paso, de ese PRI que era fuerte, que lo dominaba todo y que imponía a su antojo hasta el más corrupto para hacerlo impoluto. Dónde estarán aquellos que vivieron del poder, que hicieron a su antojo lo que la ubre municipal dio a propios y extraños.
Para los que sí han abrazado, como aquellos enamorados lo que, sin embargo sigue siendo el partido tricolor, no ha cambiado nada, pero son los que menos importa y porque nada les incumbe si son arribistas o fieles seguidores aquellos que toman las riendas del otrora todopoderoso “partido de las mayorías”.
Es un hecho que vienen los cambios de directivas en todos los comités municipales del priismo, pero de entrada no se hace escándalo como solía suceder hace dos décadas, porque llegar a ser integrante del Comité Municipal, era sinónimo de arribo a un cargo público y de ahí las pugnas por colocar a los representantes de los grupos, hasta de los betuneros.
Para el PRI de Coatzacoalcos parece que la historia le está pasando la factura. Su edificio olvidado y nada de aquel sitio, ubicado en la esquina de las avenidas Ignacio de la Llave y Hermenegildo J. Galeana se parece de aquél que en sus mejores momentos se regocijaba por ser el único en su género y que ni el más atrevido adivino, podría imaginar que algún día, nadie quisiera poner un pie como tal parece que de manera literal así estamos viéndolo.
Y todo este comentario surge, porque los cambios que antes se peleaban, ahora sólo se espera para conocer quién será el que tenga los tamaños políticos para hacer posible lo que nadie cree. Rescatar al viejo PRI el de los líderes corruptos, el de los impostores de la verdad, a los demagogos de siempre. Hay vertientes que indican que sí hay atrevimientos de quienes aseguran que sí podrán con el cargo, pero será sólo eso, una decisión por fuerza y mandato.
Se acabó el PRI de los líderes natos que con su sola presencia dominan el escenario. Políticos de altos perfiles e incluso de respeto. No se encuentran por ningún lugar, no los hay o quizá no han nacido. Dónde están los que “saquearon” a este partido, esos comerciales que se volvieron casi intocables, dónde quedaron sus pregoneros, los que hasta el alma entregaban en cada lucha electoral.
Hoy aquellos que se sintieron priistas esperan que el espíritu santo, los ilumine para regresar al pasado, y volver a vivir del PRI y no para éste. Esos que un día se impregnaron en la piel los colores de la bandera nacional simulando así por los mismo que tiene el “partido de las mayorías”, buscan acomodo en otros partidos, porque la desesperación los abate, necesitan seguir “robando” y por ello tocan en puertas ajenas, para continuar viviendo del presupuesto.
Dónde quedaron los priistas de la vieja guardia para aportar algo al instituto que un día los candidateó o les dio un puesto en el ejercicio público. No los veo acercarse. A qué lugar del mundo se han ido los acaudalados, que se sirvieron a manos llenas. Dicen que viven fuera de esta tierra. Se han ido y que jamás volverán.
En qué sitio se pueden encontrar aquellos líderes que empujaron duro al crecimiento de esta localidad, los que se encargaron de deformar a la ciudad de las avenidas espectaculares, por sus invasiones de tierras, de sur a norte. Sólo podemos encontrar, y permítanme la expresión, líderes “kikeres”, sin peso y sin presencia.
El PRI de Coatzacoalcos está escaso de todo, hasta de su propia ideología, porque la tiraron al caño del drenaje más grande de la ciudad y los que desean rescatarlo, no tiene respaldo de ninguna fuerza política, pero si quieren convertirlo aún más, en el nido, por citarlo de alguna manera del cuento de ficción de “Alí Babá y los 40 ladrones”, por si pueden rescatar más de lo que aún queda del todopoderoso Partido Revolucionario Institucional.
Y pronto vendrán las designaciones de candidatos a diputados locales y federales, a senadores y también para reforzar la creencia de rescatar la gubernatura veracruzana, en la próxima batalla que se avecina. Incrédulos bárbaros aquellos que participaron en la apenas pasada contienda electoral que fueron vilipendiados y que siguen creyendo que “la luna es de queso y se come”.
Sin embargo, el arribismo de mercenarios es la próxima estampa que habrá de soportar el también otrora llamado “partido del pueblo”. Porque es el que necesita de éstos perversos para seguir promoviendo lo que por tantos años han hecho y todo porque a simple vista, mercenarios de la política hay de sobra en estos tiempos de hambre.
O, acaso el político que ha sido regidor, que ha logrado ser alcalde de un municipio, diputado y ocupado puestos públicos de altura y que quiere seguir buscando más, es realmente un político honesto. Dónde pues están las nuevas generaciones, los jóvenes políticos de peso, pero no de volumen sino de carrera, llenos de autenticidad.
El PRI está ávido de nuevos personajes auténticos de su política ideológica, por lo tanto, si ahora que han dado apertura a la posibilidad de que para poder ganar elecciones recurren a la honestidad de gente externa, por qué no provocan acercar a nuevos militantes para ocupar espacios que han dejado los que se han llevado casi todo de este partido.





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