Se avizoraban cambios radicales de aspectos generales incluso ideológicos de un partido que está a un paso de volver a cambiar hasta de siglas -luego de sus dos anteriores- pero no tanto como los que hace apenas una semana ocurrió, pues de entrada tampoco sorprendió a nadie, ya que se trataba incluso, de una noticia adelantada.
El Partido Revolucionario Institucional, ha dado la oportunidad a que ahora sí le darán cabida a candidatos que no sean militantes y tampoco simpatizantes, pero que cumplan con un perfil adecuado a todas luces a las necesidades que urgen para poder encargar las elecciones del próximo año y cuyo proceso electoral iniciará a partir del 8 de septiembre.
No hay ninguna duda que buscarán una arremetida, si es que lo pueden lograr con una candidatura de un personaje que pudiera “sacar al toro de la barranca” porque si hay un instituto político que esté ninguneado hasta antes de comenzar las elecciones es el PRI.
Pero se trata a leguas de una medida o, como se dice en el argot de esta política nuestra, una treta para poder “desarmar” al candidato que desde hace 18 años anda buscando la presidencia de la República y que, a pesar de estar siempre arriba en las encuestas, en dos ocasiones consecutivas de participación buscando el mismo objetivo ha perdido a la hora de la verdad.
Para el PRI que después de que en tiempos anteriores, cada candidato auguraba triunfo seguro, hoy es todo lo contrario; nadie salva el pellejo de sentir adelantadamente la derrota de unas elecciones, de ahí el que apresuradamente aprobaran las “buenas intenciones” de abrir lo que dícese en estos renglones, “candados” para nominar y ratificar a externos, como lo hacen ya los demás partidos para sumar o debilitar fuerzas.
Es un hecho que personajes de la vida política nacional del priismo, sin embargo, aún pueden o tienen las esperanzas de alcanzar la nominación y restar el tramo que ha ganado desde hace mucho y sigue sumando Andrés Manuel López Obrador, único candidato definido para contender por la silla del Palacio Nacional.
Si el actual Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong cuenta con línea para hacer trabajo de proselitismo, como se dice, bajo el agua, es por lo tanto, el más claro y directo de los presidenciables del PRI para las elecciones venideras, pero se asoma otra figura y es ahí donde afirmo, que con la apertura que han aprobado, es sin lugar a dudas que el Secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, quien desde hace meses se ha venido direccionado como el posible personaje que pueda unir tanto a unos como a otros.
Y aquí no es de inteligente pensar tanto, vamos, el que bien uniría a los del centro y a los de la derecha, porque hay que recordar que si bien Meade, no se ha definido abiertamente por un partido, es cierto, que ha colaborado en las dos administraciones que tuvo el Partido de Acción Nacional y repite en esta apabullada que encabeza Enrique Peña Nieto.
Se habla entonces de que la mesa está puesta para que así sea y de la misma forma para todos aquellos interesados, si es que los hay, en hacer lo mismo, para los otros cargos de elección popular; diputados federales y senadores en todo el país y para el caso de Veracruz, además de los anteriores, habrá elecciones para diputados locales y gubernatura.
Ahora, para poder aprobar los cambios de los que hoy se habla de esta política al estilo del PRI, tuvieron que echarle mano a los Estatutos, Rendición de Cuentas y ética, la Declaración de Principios y el correspondiente a su Programa de Acción.
Pero no todo será “miel sobre hojuelas”, porque hay como en todo, grupos antagonistas que tratarán de inconformarse, como si estas prácticas las tuvieran de más y les aseguraran los triunfos del que aún creen que los obtendrán. El Partido Revolucionario Institucional está en su peor crisis que nunca jamás se hubieran imaginado Plutarco Elías Calles. Hoy basa su esperanza el tricolor en los derechos que cada ciudadano tiene basado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Sin embargo, hay quienes se preguntan qué tanto tiene que hacer el priismo como tal, para que no pierdan por tercera ocasión el mando del país que sufre de todo y que al igual que otros latinoamericanos, no encuentran la salida para resolver los retos de la falta de oportunidades de desarrollos.
Es indudable que buscan de la sociedad común y sin militancia partidista a alguien de una buena reputación y que logre unir fuerzas ideológicas, para poder vencer al que ya han derrotado dos veces consecutivas, antes con otras siglas diferentes y ahora con Morena y aquí me refiero al tabasqueño conocido del acervo coloquial como el “Peje”.
Es decir, quieren regresar a los inicios de cómo nació y por qué el PRI, cuáles fueron sus principios y hasta de cómo deben llegar y ser parte de la gente. Por lo tanto, si el resultado de la XXII Asamblea Nacional, fue quitar “candados” habría que ver hasta donde en realidad habrán de aplicarlo, porque insisto, si hay quien tenga asegurada la derrota en el futuro inmediato, es el tricolor y es cierto, que si hoy o mañana o incluso en el último día de 2017 fueran las elecciones, dicen las encuestas, que no hablan pero si hacen “temblar a todo el priismo” perderían las elecciones y el ganador, sería Andrés Manuel López Obrador, pero la realidad no es para este momento, es para el 2018, luego entonces, hay mucha distancia por recorrer y si AMLO ha tenido en el pasado todas las ventajas y las ha perdido, incluyendo su termómetro más reciente, las elecciones del estado de México, se puede resumir, porque el PAN que si va en alianza con el PRD y las del propio PRI, saben elegir a un buen candidato, todo puede pasar de aquí al mes de julio próximo.




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