Por Catón
Columna: Se política y cosas peores
Método odontológico
2016-03-20 | 11:13:46

Una vez ante un médico famoso llegóse un hombre de mirar sombrío. “Sufro -le dijo- un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío”. “¿Qué le sucede?” -quiso saber el galeno. “Doctor -responde angustiado el tipo-. Estoy perdiendo el oído. Daría todo por oír bien otra vez’”.

El especialista, después de examinarlo, le preguntó: “¿Come usted mucho?”. “Sí, doctor. Soy un gourmand que aprecia los placeres de la buena mesa”. “Tendrá que dejar eso. De hoy en adelante su dieta será media toronja en el desayuno, 30 gramos de pescado hervido en la comida y una manzana en la cena”.

“Seguiré esa dieta, doctor. Lo que quiero es oír bien”. “Perfecto. ¿Fuma usted?”. “Mucho, doctor. Más de dos cajetillas diarias”. “Deberá dejar el cigarro”. “Lo dejaré, doctor. Quiero recuperar el oído”.

“Y dígame: ¿bebe usted?”. “Sí, doctor. Me considero un gourmet”. (Nota: Jean-Anthelme Brillat-Savarin, autor de esa biblia del comer y el beber que se llama “Fisiología del gusto” (1825), distinguía entre gourmand, buen gastrónomo, y gourmet, buen apreciador de vinos selectos).

Siguió diciendo el hombre: “Me gustan los buenos vinos y licores”. “Despídase de ellos. Ya no podrá beber más que agua”. “Sólo agua beberé, doctor. Lo único que quiero es oír bien”.

“Lo felicito. Tiene usted mucha determinación; es un magnífico paciente. Le aseguro que con esos sacrificios mejorará la salud general de su cuerpo y se cumplirá su anhelo: oirá perfectamente bien. Voy a escribirle una receta...

Ah, se me olvidaba algo. ¿Practica usted el sexo?”. “Claro que sí, doctor. Me encantan las mujeres”. “Tendrá que dejar de hacer el amor algunos días. Digamos, una semana”. “¡Ah, no, doctor! ¡Eso sí que no! Prefiero quedarme sordo como estoy. Total, pa’ las pendejadas que oye uno”...

El padre Arsilio notó que una pareja de ancianitos iban a la misa de 11 todos los domingos, y que a lo largo de la celebración permanecían tomados de la mano. Lo conmovió ver eso, y un día los felicitó. “Son ustedes un ejemplo -les dice-. A todos nos inspira verla, señora, tomar de la mano a su marido”. Responde la ancianita: “Es el único modo de evitar que le pellizque una pompis a la mujer que está delante”...

Un individuo de barba sucia y descuidada, las ropas en desorden, hirsutos los cabellos, entró en un restaurante. Con voces destempladas llamó al mesero y le ordenó en modo descortés que le sirviera unas costillas de puerco. Atendió la orden el mesero y le trajo su plato al barbaján.

Lo probó el tipo; furioso esgrimió en alto el tenedor con un pedazo de carne y le preguntó rudamente al camarero: “¿A esto llamas puerco, idiota?”. Sin inmutarse preguntó a su vez el mesero: “¿A qué lado del tenedor se refiere usted?”...

A don Hulero, señor algo cobarde, le dolía una muela. Por temor se resistía a ir con el odontólogo, pero tan grande se hizo su dolor que al fin se decidió. Lo examinó el dentista, y en tal estado halló la pieza que se determinó a sacarla.

No pudo hacerlo, pues cada vez que acercaba la pinza a don Hulero éste apretaba los dientes, temeroso. Llamó aparte el facultativo a su enfermera y la instruyó. La siguiente vez que el odontólogo acercó la pinza fue la enfermera, se le sentó en el regazo a don Hulero y empezó a acariciarlo sugestivamente.

Abrió la boca el vejancón, encantado por aquello, y eso fue aprovechado por el médico para sacarle la muela. Le dijo. “¿Ya vio? ¿No duele tanto?”. “Sí duele, doctor -respondió el viejo al tiempo que retenía junto a sí a la enfermera-. Pero ¿podría sacarme otra?”...

Dijo doña Panoplia, dama de buena sociedad: “Mi abuelo era ruso blanco”. Apuntó un invitado: “Mi abuela era rusa morada”. La anfitriona enarcó las cejas la anfitriona. “No hay rusos morados”. “Sí los hay -replicó el otro-. Mi familia vivía en Siberia.

Una vez íbamos por el bosque en lo más crudo del invierno, y mi abuelita tuvo que hacer del uno. Le vi las pompas, y le aseguro a usted que las tenía moradas”...

En la fiesta el pescador contaba a los invitados su última experiencia. “El río estaba casi congelado. Cuando entré en el agua la parte correspondiente a la entrepierna se me puso de este tamaño”. Y al decir eso señaló con índice y pulgar una medida muy pequeña. “¡Cómo! -exclamó con asombro su esposa-. ¿Te creció?”... FIN.



MIRADOR





ARMANDO FUENTES AGUIRRE


Historias de la creación del mundo.

El Señor hizo al girasol.

Los amarillos pétalos fueron como una llamarada que hubiera estallado en el azul del cielo, y su corola tuvo la justa redondez de lo perfecto.

Se alegró el Padre con aquella belleza que había creado, y se prometió que lo antes posible haría a Van Gogh para que pintara el girasol.

Pero eso tardaría. Crear un artista no es tan fácil. ¿Qué hacer mientras tanto, se preguntó el Augusto, para dar marco a la belleza de la flor?

Fue entonces cuando el Señor hizo al Sol y lo puso a dar vueltas alrededor del girasol.

¡Hasta mañana!...




MANGANITAS



POR: AFA


“Una alumna no presentó el examen de Educación Sexual, y fue reprobada”.

Aunque era examen final,

según después supe yo,

ella no lo presentó:

pensó que sería oral.



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