Tal parece que el priísmo consiguió en la visita de su líder nacional, Manlio Fabio Beltrones un poco de certeza y definición del rumbo en las campañas que apenas empiezan, en su etapa previa e interna en el partido, aunque todos saben que prácticamente en este periodo de intento democrático dentro del institucional, la candidatura ya es de Héctor Yunes Landa, sobre el otro Héctor Herrera, de quien casi nadie conoce antecedente alguno.

El “no pasa nada” fue otro mensaje que pretendió dar sin duda Manlio Fabio. Pintar así un escenario claro en el sentido de que aquí no ocurre ningún enfrentamiento que mereciera atender. Por ello, no hubo la necesidad de operación cicatriz, orden en la casa o algo parecido.

Mientras el líder tricolor comía en el hotel City Expres, propiedad de los Ruiz, en la zona costera de Boca del Río, frente al mar, y donde estuvo hasta antes de las 4 con seis minutos cuando llegó al hangar donde dejó la aeronave que lo llevaría a Toluca, Javier Duarte con quien se supuso comería también para evaluar y discutir el escenario preelectoral, estaba terminando la reunión de seguridad en la base de la Primera Región Naval.

Pues bien, la postura de Manlio Fabio fijada con su discurso y declaraciones parece ser más que clara.

Vino sin duda a redireccionar la campaña, al señalar que el discurso debe ser de propuestas, y hacer a un lado, el “duelo de quién es más corrupto que otro”.

Así pues si bien no lo dijo, por donde quiera que se le vea, es algo que ya era parte del análisis público, pues este enjuiciamiento que raya en el linchamiento mediático hacia el gobierno del partido del que emana el propio candidato, abona en mayor proporción a cualquier otro adversario que a su propia causa.

Y es que en las sistemáticas líneas que emite contra el desempeño de este gobierno, Héctor Yunes ha logrado ya el tan multicitado desmarque, para electores y no electores.

En el fondo atrás de esas estrofas, denota más odios y rencores de priístas resentidos que seguramente están detrás de sus discursos, que una muestra de exigencia de transparencia y pulcritud en el servicio público que reclaman los ciudadanos.

De llegar a ser el próximo gobernador este objetivo en el que el priísta se centra, tendrá la oportunidad de limpiar las anomalías que encuentre y proceder conforme a derecho, pues esta debe ser la consigna.
Actuar apegado a la Ley y castigar lo que amerite la sanción correspondiente en el manejo de los recursos públicos.

Beltrones pues, fue claro en sus distintas intervenciones: “las campañas en Veracruz no deben centrarse en ver quién es más corrupto sino en las propuestas”.

“No se trata del duelo de quién es más corrupto que otro, entre quienes están debatiendo en el lugar, sino de quién propone más soluciones que otros, quién es el que tiene más experiencia para llevarlo a cabo y por eso es que venimos a Veracruz”.

Dependerá del propio Héctor Yunes hacer a un lado el discurso violento que le han vendido los asesores, y bajarle de tono, de acuerdo a lo que ha puesto en la palestra el experimentado líder máximo del partido por el que contiende.

Fue más allá el dirigente: “No se trata, esta elección, de hacer un juicio del pasado, sino más bien proponer el futuro”.

Lejos que si es defensa o no del gobernante en turno, tiene dos puntos claros que no se deben ignorar. Esta reflexión tiene lógica absoluta, y dos, deja de darle abono al caballo de la competencia.

Quizá a Beltrones le preocupa en gran medida que su virtual candidato se este comprometiendo de más, como el hecho de acabar con la corrupción y meter a la cárcel. Lo cual está más que bien, seguro que todos estarían anhelando eso, no habría quien fuera en contra, pero ahí está El Bronco en Nuevo León, no pudo con el paquete.

Se le está revirtiendo el discurso, y aquí sería peor si se toma en cuenta que no se trata de candidatos independientes.

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