Para el precandidato del PRI al gobierno de Veracruz, Héctor Yunes Landa se le ha complicado su elección por el desbarajuste financiero de la administración de Javier Duarte que lo obliga a desligarse del gobernante hasta el grado de comprometerse a castigar a funcionarios y al propio ejecutivo amenazándolos con pagar con cárcel, además de tener que devolver los recursos sustraídos.

Si bien este total deslinde es lo que espera la ciudadanía veracruzana, los hechos lo desmienten, al invitar a funcionarios plenamente identificados con el fidelismo y duartismo a su campaña electoral y por ende, ellos se sentirán con derechos para incorporarse a la minigubernatura.

Se trata de los mismos funcionarios de las dos administraciones estatales inculpados por la Auditoría Superior de la Federación, burócratas de alto nivel, acusados de graves hechos donde se señalan desvíos y malos manejos de recursos públicos. Al incorporarlos a sus actividades electorales va estar difícil que le crean al precandidato priista que habrá una diferencia si llega con los mismos bandidos al gobierno de Veracruz.

El caso específico de Marcelo Montiel, presidente municipal y funcionario de primer nivel del gobierno de Fidel Herrera y consentido de lujo de Javier Duarte de Ochoa, amigo entrañable de Yunes Linares, ha demandado a periodistas del principal medio del sur de Veracruz y, mandarlo como coordinador de su campaña a Coatzacoalcos, donde es bien conocido por los millonarios cobros del predial a Pemex y la mala fama privada de sus complejas actividades.

Si la idea del equipo de Yunes Landa es perder la plaza como una forma de reconciliarse podría ser una equivocada estrategia de una zona que es la que mayor número de votos aporta en estos procesos electorales locales.

Si ya invitó a los principales miembros del gabinete de Duarte de Ochoa, pues de plano que lo haga extensivo a la mayoría de la burocracia estatal y de esta manera les asegure que seguirán por dos años siguientes para deleitarse con las nóminas estatales. Un buen número de acaudaladas familias que han disfrutado de las riquezas y canonjías del actual gobierno veracruzano se lo van a agradecer.

De antemano Fidel Herrera y Javier Duarte tenían planeado seguir con el mismo grupo por otros ocho años, un esquema con funcionarios que habían demostrado disciplina y lealtad. De allí la persistencia de colocar a los diputados federales Alberto Silva y Erick Lagos dentro del cuadro de futuros gobernadores.

Se recuerda que el cuenqueño había preparado a su subsecretario de Finanzas, Duarte de Ochoa, desde un principio como el sucesor cómplice y encubridor. Así también se proyectó al alcalde Tuxpan para la de dos años y al exsecretario de Gobierno Erick Lagos, para la de seis. Con Héctor Yunes tienen de nuevo la posibilidad de cumplir esa historia.

Se atravesaron los senadores Yunes y el plan de dos décadas de gobierno fidelista-duartista pareció esfumarse. Pero selectas infanterías entran al rescate y participarán en la campaña de Héctor.