Por Catón
Columna: De políticas y cosas peores
Igual que el iPad y las serie de TV
2016-01-20 | 10:37:20
“Mi novio tiene un apetito sexual extraordinario -le confió Rosibel a Dulciflor-. Ahora está de vacaciones, pero cuando regrese vendrá seguramente con más ganas de hacer el amor que de costumbre”. Preguntó la amiga: “¿Cuánto tiempo estará fuera?”. “No sé -replicó, pensativa, Rosibel-. Quizá sólo el tiempo suficiente para fumarme un cigarrito”. Con tono de aflicción dijo un muchacho: “Mi vida amorosa es un desastre. Ya estoy pensando que la maneja el Gobierno”. Un caballo llegó al estadio donde el equipo de beisbol local hacía sus prácticas. Ante el asombro del mánager dijo que quería formar parte del equipo. Era buen bateador, manifestó. El hombre, boquiabierto, sólo acertó a entregarle un bate. El caballo pegó de hit. Le gritó el mánager: “¡Corre! ¡Corre!”. Dijo el caballo: “Si pudiera correr estaría en el hipódromo”. Comentó una curvilínea chica: “Viajar en autobús es una experiencia religiosa. Empieza con la imposición de manos”. En el paredón el condenado a muerte se espantó al verse frente a un cañón enorme. Le dijo el capitán: “Me vas a perdonar, pero hoy no vino el pelotón de fusilamiento”. Un tipo vio cómo en el parque un hombre y una mujer se estaban besando apasionadamente. El que iba con él le preguntó: “¿Por qué los ves así? ¿Acaso eres un mirón?”. “No -respondió el otro-. Soy el marido”. Difícil es el oficio de profeta. Corres el riesgo de no acertar en tus profecías. Y, peor aún, corres el riesgo de acertar. Cuando la elección de gobernador de Colima fue anulada por ilegalidades que -alegó el PAN- había cometido el candidato del PRI, vaticiné que en la nueva elección el priÍsta volvería a ganar. El vaticinio se cumplió puntualmente, pese a que en México la puntualidad no es virtud muy practicada. (Jamás hay nadie ahí para apreciarla). Es una pena que en mayor medida que en la elección primera, la segunda se haya visto enturbiada por la baja calidad de las campañas. Parecería que el dinero y el lodo son ahora los principales ingredientes de una campaña electoral. Desde luego eso siempre ha sucedido -la política no es un minué-, pero el espionaje telefónico y la ferocidad de las redes han venido a aumentar el sonido y la furia de los procesos electorales. En muchos sentidos la democracia nos sale muy cara, no solo en términos de dinero sino también en lo que atañe a los buenos modos. Cuando la dominación priísta las cosas eran más sencillas, menos caras, y no daban lugar a pleitos de cantina como los que se ven ahora. Claro que eso no es como para sentir aquella íntima tristeza reaccionaria de la que habló el poeta de Jerez. La democracia, al igual que el celular, el iPad y las series de televisión, son algo sin lo cual ya no podríamos vivir. Pero ojalá con el tiempo aprendamos a practicar mejor el ejercicio democrático, de manera que gastemos menos y nos respetemos más. Colima, estado en el que tengo amigos buenos y al que Diosito me hace ir cuando me porto bien, inicia una nueva etapa de su vida institucional. Que sea en buena hora. Enhorabuena. Dos parejas de jóvenes casados fueron de vacaciones a una playa. Los esposos eran amigos entre sí, pese a que tenían carácter diferente. Uno era más serio que un puerco meando -expresión campirana ya en desuso-; hombre formal y de buenas costumbres. El otro, en
cambio, era un viva la Virgen, un tarambana que gustaba de exprimirle todos los jugos a la vida. La primera noche de sus vacaciones estaban cenando en el hotel cuando de pronto se interrumpió el servicio eléctrico y todo quedó a oscuras. Decidieron, pues, irse a sus respectivas habitaciones. Ya en el cuarto el joven serio, antes de meterse en la cama, se arrodilló a decir sus oraciones. Rezó primero el Yo pecador, en seguida el Alabado viejo, luego la Magnífica y después la antífona del santo del día. Estaba recitando el himno de los macabeos cuando volvió la luz. ¡Horror! El piadoso joven se dio cuenta con espanto de que la mujer que estaba en la cama no era su esposa: en la oscuridad él y su amigo se habían ido al cuarto con la pareja equivocada. “¡Mano Poderosa! -exclamó consternado-. ¡Voy a mi habitación! ¡Espero que no haya sucedido algo irreparable!”. “Seguramente ya sucedió -le dijo con toda calma la muchacha-. Mi marido no reza”. FIN.

MIRADOR ›armando fuentes aguirre ¿Podrás decirme, Terry, por qué los gatos y los perros no se llevan bien? Siempre andan como perros y gatos. Tú eres perro. Debes conocer entonces el motivo de esa malquerencia, que seguramente empezó el mismísimo día de la creación. En el jardín del edén viste por primera vez al gato y de inmediato te lanzaste a perseguirlo entre ladridos, hasta que se subió a un árbol. En ese mismo instante el Señor debe haber sabido que las cosas en el mundo no iban a andar bien. Recuerdo sin embargo, perro mío, cuando mis hijos llevaron a la casa un gatito que habían encontrado en la calle. Te volviste su protector. El minino te veía como a su papá. Quizá como a su mamá, si me permites ser más claro. Creció el gato, y tú y él fueron buenos amigos. No andaban como perros y gatos. El día que desapareció te entristeciste. No todos los perros son como tú, Terry, lo sé bien. Y no todos los gatos son como aquél, también lo sé. Si todos fuéramos como tú y como él este mundo sería mucho mejor. No andaríamos como perros y gatos. ¡Hasta mañana!...
MANGANITAS ›por afa “Una soltera cincuentona llamó a la policía. Dijo que un hombre había entrado en su casa”. Luego, desde su balcón, le dijo al de la patrulla: “¡Váyase, por vida suya! ¡He cambiado de opinión!”

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