Por Catón
Columna: De políticas y cosas peores
El País del escepticismo
2016-01-11 | 10:09:37
Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, iban atravesando un parque. Caía ya la tarde, y al pasar por un apartado rincón Himenia le dijo a Celiberia: “Me han dicho que en la noche ronda por aquí un tremendo violador”. Inquirió tímidamente la señorita Sinvarón: “Si nos quedamos ¿no se nos hará tarde para la cena?”. Estaca Brown es uno de los muchos personajes de esta columnejilla. Su nombre sirve para decir que algo es de realización difícil. Hoy reaparece aquí Estaca Brown. Búsquenlo mis cuatro lectores algunas líneas más abajo. La esposa de Babalucas se inquietó cuando vio salir del baño a su marido. Le preguntó alarmada: “¿Por qué traes espuma ahí?”. Respondió el zote: “En el frasco decía: ‘Champú de huevos’”. Avaricio Cenaoscuras, hombre tacaño, manicorto, cicatero y ruin, iba por la calle, y un pordiosero lo abordó. Le dijo con gemebunda voz: “¡Señor: tengo tres días sin comer! ¡Estoy a punto de suicidarme por el hambre y la desesperación! ¡Por favor, deme una ayudita!”. “Cómo no -accedió el cutre-. Subamos a lo alto de ese edificio y te daré un empujoncito”. Messa Lina era una chica de cuerpo complaciente. Tenía un grave impedimento del habla: no podía pronunciar la palabra “no”. Tanto va el cántaro al agua hasta que se llena: la frívola muchacha quedó enferma de gustos pasados, vale decir embarazada. Transcurrido el tiempo natural, dio a luz un robusto bebé. Cierta amiga suya la visitó en la sala de maternidad, y después de darle los parabienes de rigor le preguntó: “¿Qué nombre le vas a poner al niño?”. “El nombre es lo de menos -dijo ella-. Lo difícil será encontrarle un apellido”. Le sugirió la amiga: “¿Por qué no le pides al papá que lo reconozca?”. Respondió Messa, sombría: “Primero tengo yo que reconocer al papá”. Declaró Capronio: “He sido feliz con la misma mujer durante 20 años. Si mi esposa se entera me mata”. Me da pena decirlo, pero aun así lo diré: los mexicanos nos hemos vuelto escépticos, incrédulos y -si se me apura un poco- hasta cínicos. A ese extremo nos han llevado las corrupciones y turbiedades de los políticos. La reaprehensión del Chapo fue causa de toda suerte de especulaciones entre los habitantes de las redes sociales, ese vasto y basto territorio. Algunos dijeron que el delincuente estaba ya desde antes en poder de la policía, y que su recaptura se mantuvo en secreto para darla a conocer en un momento que favoreciera al Presidente. Otros comentaron que el Chapo había sido ya localizado, y que solo se le apresó cuando hubo necesidad de dar respuesta al editorial del New York Times. No faltó quienes aseguraran que el narcotraficante y las autoridades hicieron un acuerdo para que el Chapo se entregara a cambio de recibir tales o cuales consideraciones. Pocos, muy pocos, celebraron la caída del criminal, y casi nadie aplaudió a la Marina o al Gobierno por el acontecimiento.
Reinan, en fin, en el país el escepticismo y la incredulidad. ¿Se restablecerá algún día la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes? Estaca Brown. En el momento del amor el marido le dijo a su mujer: “Me casé contigo para toda la vida, pero no muestras ninguna”. Un irritado cliente se presentó en la tienda y le reclamó al vendedor: “Hace un mes compré aquí un refrigerador. Usted me dijo que me lo garantizaba por toda la vida, y sin embargo ya se descompuso”. “Bueno -se justificó el hombre-, cuando se lo vendí se veía usted bastante mal”. El paciente del doctor Ken Hosanna se quejó amargamente de su médico. “Tengo tisis galopante -dijo-, y me está cobrando por kilómetro”. Murió la esposa de Rapacirio, el sacristán del templo. Una semana después el hombre se presentó ante el padre Arsilio y le pidió que lo casara nuevamente, pues había encontrado ya otra mujer. “Por Dios, hijo -se consternó el buen sacerdote-. Tu esposa falleció hace apenas unos días”. “Sí, señor cura -admitió el sacristán-, pero el rencor me duró poco”. Un banco fue asaltado. El gerente de la institución le pidió a su linda secretaria: “¿Me acompaña al baño, señorita Dulciflor? Tengo ganas de hacer pipí, y me dijeron que no toque nada hasta que llegue la policía”. FIN.


MIRADOR ›armando fuentes aguirre
Hay niebla en el Potrero de Ábrego. En su grisura han desaparecido los altos picos de la montaña que llaman de las Ánimas. El mundo se duerme de neblina. Cae una lluvia mansa, y todo está en silencio. Un visitante me dice, malhumorado: -¡Qué feo día! Pienso yo: -¡Qué día tan hermoso! Ahora estoy en mi recámara. En el cristal de la ventana he puesto el vaho de mi aliento, y en él he dibujado con el dedo un corazón. La más pequeña de mis nietas ve el dibujo y me pregunta: -¿Qué es eso, abuelo? Le contesto: -Soy yo. ¡Hasta mañana!... MANGANITAS ›por afa
“En Navidad un individuo le regaló a su suegra una silla grande y pesada.”. Esa silla singular no ha sido útil hasta ahora: recelosa, la señora no la quiere conectar.

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