En el pasado la disciplina y el silencio entre las filas priistas eran absolutos.

Los senadores José y Héctor Yunes decidieron terminar con esa era de un sistema vertical y excluyente. El mundo feliz donde todo mundo obedecía sin la menor protesta había terminado. Se confundía la obediencia con la libertad e independencia, propias del género humano.

El diálogo político solo existe en los discursos.

Los choques entre el primer equipo del gabinete de Javier Duarte y los miembros de la Cámara Alta del Poder Legislativo son fuertes y se entró en una anticipada dinámica electoral que nadie sabe cómo va a parar.

La disciplina consiste en que un imbécil se haga obedecer por los que son más inteligentes, afirmaba el dramaturgo Jacinto Benavente.

Los pleitos entre los miembros del gabinete veracruzano siempre han existido... se dan con todo.

El problema es que nunca habían trascendido. Se suponía que era un solo equipo que se había conformado de acuerdo a lineamientos fijados por su creador, el exgobernador Fidel Herrera Beltrán.

Las serias impugnaciones entre los que se van y quienes se quedan son el comentario de los columnistas. Las severas acusaciones hacía los “chapulines” que buscan la protección del fuero son fomentadas por los que siguen sacando agua del barco duartista.

La aparente luna de miel que existía entre las fuerzas militares y los gobiernos civiles de México también ha terminado. No están acostumbrados los altos mandos castrenses a que se les vincule con las desapariciones forzadas de los normalistas y que se les acuse de las ejecuciones realizadas en el Estado de México.

Durante sexenios los miembros de las fuerzas armadas han sido intocables.

No existe una buena relación entre el secretario de la Defensa, general Salvador Cienfuegos, con el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, y el procurador Jesús Murillo Karam.

Las promesas que les hicieron a los familiares de los desaparecidos, de que les abrirían las puertas a las instalaciones militares que quisieran, provocó una reacción inmediata de la Secretaría de la Defensa.

El columnista capitalino Ciro Gómez Leyva llegó a manejar la renuncia del titular de Gobernación.

Son unos cuantos meses para que se inicie la batalla de la sucesión por la gubernatura de Veracruz y lo más serio es la división existente en las filas del tricolor, a unos se les prometió repetir en el paraíso de la alta burocracia y la gran mayoría está consciente que habrá un radical cambio.

En la última encuesta, el PRI se encontraba en tercer lugar y con los últimos acontecimientos no se estima que variará su posición. Lo cierto es que el pueblo veracruzano es apartidista, lo importante es la persona que busca ser su auténtico representante. La brillante escritora Mariana Aguilar destaca el sinnúmero de trabas y requisitos para ser candidato ciudadano que, sin duda, son los que captarían una mayor simpatía.