El senador Héctor
Yunes Landa,
conocedor de la
singular idiosincrasia
del veracruzano,
le dio
sabor a la clase
política local con
su especial discurso
del pasado
sábado donde
convocó a disentir
y rechazar la minigubernatura
a
los miembros de
su organización
Alianza Generacional,
quienes
abarrotaron el
recinto. También
varios diputados
locales y funcionarios estatales que no querían que
supieran que habían estado presentes.
Aprovechó el senador Yunes Landa para enfatizar
el grave malestar económico existente para exhibir
los problemas de la falta de pagos que confronta el
gobierno estatal con los grupos empresariales y numerosos
proveedores.
Rechazó nuevamente la gubernatura de dos años
y propuso una de ocho, es decir el doble de lo que
se maneja en los puestos de elección popular en el
mundo, como los cuatro años de la presidencia de los
Estados Unidos. Quiere tener el tiempo que le dio la
reelección a Barack Obama
Calificó la administración bianual como un encubrimiento
para la impunidad, un pacto de silencio
que tiene un fétido aroma a un reparto del botín.
Aseguró que dicha propuesta proviene de la sinrazón
y se funda en la sospecha.
Se remontó a la figura de Jesús Reyes Heroles,
el ideólogo del PRI, que rechazaba la unanimidad
ya que esta sería siempre supuesta o impuesta. La
unidad solo existe en la diversidad para que sea real
y voluntaria.
Sobre el mismo
tema de la
gubernatura de
dos años aseguró
que coincidía con
su compañero senador
José Yunes
Zorrilla en combatir
esta barbarie
regresiva.
Rechazó que
los llamaran traidores
por oponerse
a la propuesta
del gobernante
Duarte de Ochoa
y enfatizó que
traicionar sería
“sumarnos al
conglomerado silencioso
que no se
atreve a oponerse
a la actuación de los autócratas y las mentiras de los
demagogos”.
Repasando el texto de Yunes Landa se encuentran
ideas y frases que ningún político de la oposición se hubiera
atrevido a manifestar como la forma descuidada
que se ha gobernado, donde la administración es solo
caja chica de la que saca todo y no se justifica nada.
En ese tono agresivo enfatizó que hayamos alcanzado
un déficit de confianza y un superávit en materia
de corrupción. La denuncia del pago del tradicional
diezmo convertido en quinceañeras y ventiladores,
es decir se llega al veinte por ciento de comisión.
Como remate apuntó que el acto de disentir es un
acto de congruencia. “Cuando se pretende que todos
piensen igual, cuando se cree que por estar en el poder
no hay fronteras y todo se puede, cuando se privilegia
el atropello, el partido gobernante se fractura y la
sociedad lo castiga”.
Vaticinó la derrota que podría ocurrir como las
tres últimas elecciones presidenciales que ha perdido
el PRI. Con esa inercia en el 2018 elegir al mismo
tiempo gobernador y presidente una cuarta derrota
al hilo es altamente prevista.
En caso de que hubiera alianza no hay duda que
terminaría la hegemonía de más de ocho décadas
priístas.