El candidato a gobernador
del PRI
para cualquiera
de las acortadas
administraciones
estatales en el estado
de Veracruz,
tendrá que tener
el visto bueno del
único elector que
decide quien debe
ser el abanderado
del partido tricolor
para mantener la
hegemonía de más
de ocho décadas en esta entidad. En este caso es
el presidente Enrique Peña Nieto.
El mandatario es un ferviente partidario de
la metodología de las encuestas y así lo ha hecho
saber a los funcionarios que buscan su opinión
sobre quién debe ser el sucesor de Javier Duarte
de Ochoa.
Actitud demostrada en su propia entidad mexiquense
en donde a pesar de tener su preferencia
afectiva por Alfredo del Mazo se tuvo que inclinar
por el que señalaba los estudios de opinión que
favorecían a Eruviel Ávila Villegas.
De acuerdo a las últimas encuestas, el candidato
del PRI ya sea para la gubernatura de dos
o seis años sería el senador Héctor Yunes Landa
que tiene la gran ventaja y simpatía de los grupos
sociales locales por su calidad de abierto opositor
al gobierno en el poder.
En los estudios de opinión figura el originario de
Soledad de Doblado en primer lugar, seguido del
panista Miguel Ángel Yunes Linares y empatado
con el senador José Yunes Zorrilla. La diferencia
entre los tres políticos es de unos cuantos puntos.
Donde si se establece una gran distancia es cuando
cualquiera de ellos, se postula como candidato
ciudadano alejado de cualquier sigla partidista.
Lo que define el rechazo total del electorado veracruzano
a los partidos políticos.
A pesar del repudio mostrado por los dos senadores
priistas a la gubernatura de dos años,
ante la amenaza de que el PAN se apodere de la
administración estatal resultaría muy complicado
rescatar en una nueva campaña electoral para
los seis años, sobre todo si cumplen los panistas
en sancionar a los funcionarios corruptos de las
pasadas administraciones, por lo que han decidido
los legisladores en participar si cuentan con el
apoyo decidido del pueblo veracruzano urgido de
un verdadero cambio. El problema es si se planea
una elección por “dedazo”.
Lo que más mueve a los legisladores priistas
en intervenir en estos próximos comicios es no
permitir que siga la misma pandilla que planeaba
perpetuarse por casi dos décadas en el poder. Es
la razón de mayor peso que motivó que cambiaran
de opinión los senadores Yunes Zorrilla y Yunes
Landa.
No obstante, confían que no se lleve a cabo
la minigubernatura por el daño que provocaría
para la urgente evolución industrial de la entidad.
Por considerarlo como un plazo tan corto que no
permitiría elaborar un elaborado plan de gobierno
y la desconfianza que provocaría entre los inversionistas
una administración con tan breve término
que no garantizaría el apoyo gubernamental que
se requiere, cuando se planea un gasto en instalaciones
y la contratación de personal calificado.
No se descarta para estos comicios del 2016 la
participación de un fuerte candidato de un partido
de oposición.