Está por acabar el año, han pasado meses, semanas y días y siguen las dudas sobre lo que les ocurrió a los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Lo grave es que crecen las especulaciones sobre las versiones que confirman que lo manifestado por el procurador Murillo Karam carece de toda veracidad y que los supuestos culpables son otros.

Que la información de que los quemaron y arrojaron sus cenizas al río, de manera científica, quedó demostrado que mienten y que ocultan la verdad.

Estudiantes de maestrías y doctorados de la UNAM y UAM realizan una campaña de información sobre estos lamentables hechos que señala la participación del ejército y la policía federal como los autores materiales de la ejecución y desaparición de estos jóvenes.

De allí el nerviosismo del gobierno de Peña Nieto.


No hay explicación

No se podría usar la palabra que los políticos veracruzanos de alto nivel están molestos por la gubernatura de dos años, el vocabulario sería el de que están encambronados. De manera particular los que tienen su residencia en la Ciudad de México, no hay uno solo desde exgobernadores como el licenciado Miguel Alemán -pasando por la clase política veracruzana- hasta el exlíder nacional del PRI, Gustavo Carbajal, quienes no conciben la minigubernatura.

No encuentran ninguna lógica a esta absurda decisión de un período tan corto para una nueva administración estatal. Les resulta incomprensible y al insistir preguntarle al columnista alguna justificación no existe más que el silencio.


Ponen freno

A veces me tienen sorprendido los directivos de este medio impreso para quien laboro. La imaginación y habilidad es su peculiar estilo de adular y que sienta el empleado que ha sido halagado cuando la realidad le están dando unas disque vacaciones cuando se trata de un despido… espero que sea temporal.

Que mejor navidad, dijeron mis jefes, que los lectores no tengan que soplarse durante esta temporada decembrina a Maquiavelo y disfruten ese cotidiano espacio de crítica negativa con algún mensaje amable o una noticia positiva. Mis patrones lo dijeron tan bonito y con rebuscadas palabras amables que llegaron hasta convencerme que se trataba de una buena acción el que dejara por un tiempo de escribir. Se han vivido tiempos difíciles de gran incertidumbre y me convencieron que tenía que descansar.

--Hazlo por ti y los dos lectores.

Como siempre surgen ciertas sospechas de algo extraño en estas nuevas actitudes que lo hacen recelar por el raro y gentil trato laboral. Estoy casi seguro que hubo algún escrito que no les pareció y encontraron una manera elegante de suspenderme. Pues obviamente se trata de un castigo, pero la forma deferente y hasta distinguida de que debía refugiarme para que no me arriesgue con las temperaturas gélidas de estos tiempos y me quede en casa.

¿Será este abrupto descanso mi aguinaldo?

Es el motivo por el cual dejará de aparecer esta columna durante los próximos días en que finaliza el año 2014. ¡Feliz Navidad!


PIE:

Enrique Peña Nieto


Miguel Alemán