Con la nueva ley de equidad de género en todos los puestos de elección popular no se ha dicho que se requiere igual número de mujeres gobernadoras que de hombres a la largo de la República Mexicana.

El presidente Enrique Peña Nieto tiene muy claro ese mandato legal, de allí que no sería nada extraño que se decida por la candidatura priista de una mujer para el estado de Veracruz. Ya lo hicieron en Nuevo León, con Ivonne Álvarez, para los estados que este año cambian de gobernador aún le faltan dos mujeres para alcanzar la igualdad con el sexo femenino.

No hay que perder de vista que en esta ocasión es el propio mandatario el que decide quién debe ser el candidato (a) para la entidad. Con esa salomónica salida se terminaría la guerra entre los Yunes y el dueto Duarte-Herrera.

Cuando hay un sobre aviso no se vale lamentar. En la reunión que sostuvo el gobernador Javier Duarte de Ochoa con los precandidatos a diputados federales del PRI les advirtió que ninguno de ustedes es mi candidato a gobernador, ya que en esta ocasión el único que decide es el presidente Enrique Peña Nieto. Con esa frase terminó para que no se hicieran ilusiones Alberto Silva y Erick Lagos.

Actitud que hasta cierto punto desconcertó a los interesados a quienes de alguna manera les había dicho que serían sus sucesores.

Esa posición a favor de algún miembro de su gabinete fue el motivo principal que provocó la virulenta reacción de los senadores Héctor y José Yunes de oponerse a la gubernatura bianual, que según ellos ya tenía nombre y apellido del grupo en el poder.

En toda la historia del estado de Veracruz nunca se había registrado una abierta oposición de altos miembros de su propio partido al gobernador en turno. Si bien se manifestaba en pequeños círculos de café no se hacía de manera pública y tampoco con argumentos tan agresivos en donde poco faltó para que calificaran al gobernante de delincuente.

Fueron los propios miembros del gabinete con su golpeteo bajo la mesa quienes empinaron al titular del Poder Ejecutivo. Utilizaron sus contactos y columnistas para filtrar que desde un principio la actual administración se había tomado la decisión de quien sería el preciso.


Se recupera Héctor

Fue bastante seria la operación a la que se sometió el senador Héctor Yunes Landa. No solamente fue el retiro de la banda gástrica sino el manejo quirúrgico de una hernia. Tuvo que ser de emergencia, por lo que no se explica teniendo el legislador buenos médicos en el hospital de Nutrición de la ciudad de México, considerado el mejor del país.

Estuvo cerca de siete horas en el quirófano y requirió de altas dosis de morfina para contrarrestar el dolor. La buena condición física logró que superara la prueba. Se le desea una pronta recuperación y su retorno a sus actividades políticas que han sido el tema medular de esta época preelectoral.