Lo que más interesa al pueblo de Veracruz no es tanto saber quiénes serán los nominados a las candidaturas a las diputaciones federales sino quienes serían los nuevos secretarios y altos funcionarios del gobierno de Javier Duarte. Poco le importa a la sociedad si Erick Lagos, el aspirante por Acayucan, logra su curul en la Ciudad de México. Lo que sí les atañe a los ciudadanos es conocer quién será el próximo secretario de Gobierno.
De la misma manera él que sería el sucesor de Adolfo Mota en la Secretaría de Educación o el que se quedaría en el lugar de Alberto Silva en la conflictiva área de Comunicación estatal.
¿Quién se acuerda de los actuales diputados federales?
Es el duro remate de la administración de Duarte de Ochoa y por ello se esperan caras nuevas, otra generación de políticos diferentes. Si se tratara de simples enroques habría un rechazo total. Que no sean los mismos que han debidamente comprobado su ineficiencia.
Lo que se anhela entre la población veracruzana es el cambio.
Una nueva y transformadora imagen del cuestionado gobierno estatal.
El hombre no es una creación de las circunstancias. Son éstas las creaciones del hombre.
El progreso consiste en el cambio y todos los funcionarios deben perfeccionarse. Si se cambia interiormente no se debe continuar viviendo con los mismos objetivos y personas.

Grave la situación del sur
A qué extremos se habrá llegado la violencia en la zona sur de la entidad que los miles trabajadores de los complejos petroquímicos no pueden portar sus uniformes de Pemex fuera de las instalaciones. Tienen que andar de civiles porque son varios casos de quienes han sufrido atentados.
A los vehículos oficiales de la paraestatal les han quitado sus rótulos, para que no los identifiquen. Excesivas y exageradas medidas de seguridad ante la ola de violencia que sacude a Coatzacoalcos, Minatitlán y Acayucan.

Detrás de las reformas
Es justo reconocer que el presidente Enrique Peña Nieto es un buen negociador para sacar adelante su agenda legislativa que incluía las reformas estructurales. Para ello le tuvo que conceder ciertos favores a los legisladores de amabas cámaras, tanto a los panistas como a los perredistas. No resulta extraño que el gobierno de la Ciudad de México sea el ganador en cuanto a las más importantes obras de infraestructura que se van a realizar en el presente sexenio.
Los beneficios obtenidos para los ciudadanos capitalinos son normales en este tipo de procesos de negociaciones democráticas. Lo que no es válido es lo que revela el senador panista José María Martínez, quien asegura que el dirigente de su bancada en el senado, Jorge Luis Preciado, le ofreció medio millón de pesos a cambio de su voto a favor de la reforma energética.
Sería gravísimo, y esto se sabrá el próximo año, en el desarrollo de los procesos electorales para renovar la Cámara de Diputados federales. Hay muchos interesados en ser comunicativos como lema de campaña.