Los desvelos de Héctor Yunes

El senador priista Héctor Yunes Landa estaba preocupado por el posible veto que encontrará a su posibilidad de ser el candidato al gobierno de Veracruz en el 2016, y para ello fue a consultar al líder nacional del PRI, César Camacho, la influencia negativa que pudiera existir si el gobernador Javier Duarte se opusiera a cristalizar su sueño político.

El político mexiquense que tiene bajo su control político el partido en el poder fue contundente:
-Si se opone Duarte, no tienes nada que hacer.

Ante esa respuesta, el senador choleño no pudo ocultar su desaliento y tristeza, consciente que no figura entre los favoritos del gobernante. A pesar del cuestionable acuerdo del mutuo apoyo para alcanzar la embajada de Grecia con el exgobernador veracruzano Fidel Herrera Beltrán.

Al ver el jerarca nacional de los priistas el compungido rostro del legislador choleño, soltó la carcajada y le dijo:
- Yo me refería a César Duarte, el de Chihuahua.

Se unen los ricos a AMLO

Los empresarios de Nuevo León considerados como los más importantes hombres de dinero del país, buscan un acercamiento con el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Tienen un tema central en que coinciden con el tabasqueño en el rechazo a la reforma fiscal.

Este influyente sector empresarial junto con Carlos Slim apoyan la conversión del Movimiento Regeneración Nacional en partido político y de este grupo saldrá el candidato a gobernador de Morena.

Otra revolución mexicana

Que México se encuentra sumido en una guerra civil no existe la menor duda. Que se combate durante horas en diversos estados del país entre las fuerzas civiles de los llamadas autodefensas en contra de los grupos del crimen organizado, es una clara muestra que las fuerzas armadas que han contado con todo el apoyo gubernamental y con grandes recursos económicos no han servido para nada, de allí el surgimiento de estos grupos civiles cansados de esperar que se restablezca el orden y la paz.

La vía militarizada que se usará en los últimos seis años ya comprobó su ineficacia. El silencio del gobierno ante esta guerra es lamentable. Las autoridades federales, estatales y municipales han sido rebasados desde hace mucho tiempo.

Los miembros que componen a estos grupos de autodefensa son una genuina respuesta de la sociedad ante el dominio que habían impuesto los cárteles y la inexplicable ausencia de la autoridad.

Estamos frente a la ruptura del orden constitucional ante la barbarie impuesta por la delincuencia organizada. En pocas palabras, existe un vacío de poder lo que ha provocado este caos de anarquía.

Las crónicas periodísticas cuando relatan estos encuentros bélicos en Michoacán y Guerrero recuerdan estos mismos eventos a la Revolución Mexicana, la única diferencia es el armamento y los vehículos que ahora se utilizan. El caballo ha sido hecho a un lado y ahora se realiza de acuerdo a los combates de la segunda guerra mundial, donde se conquistan ciudades en una batalla donde se lucha, calle por calle y casa por casa.

Lo extraño es que esta guerra a nadie espanta, no obstante lo cruento de sus resultados, es un estallido social que pareciera que todo mundo esperaba y que en estos días que acontece se ha convertido en una noticia como cualquier otra.