Los pronósticos políticos es que el PRI pierde en los próximos procesos electorales. Tanto en los comicios federales del 2015, como en la renovación de la administración estatal. La desdibujada imagen del instituto político en el poder lo ubica fuera de obtener el perpetuo triunfo en este contexto electoral.

Un partido tripartita dividido entre los niños de la fidelidad, los senadores y los candidatos ciudadanos, que se lanzaran por su cuenta, dejan el camino libre para que cualquier candidato de la alianza PAN-PRD, tenga la gran oportunidad de poner fin a la hegemonía tricolor de los últimos ochenta años.

De acuerdo a los analistas, las posibilidades del nuevo gobernador las centran sobre dos personas: Miguel Ángel Yunes Márquez y el doctor Elías Miguel Moreno Brizuela, como los precandidatos de esta alianza. También podría ser un destacado expriista quien compitiera con la oposición.

Para colmo de males, el único operador electoral que contaba el priismo veracruzano, licenciado Fidel Herrera Beltrán fue descalificado por la revista Forbes, al colocarlo en una lista donde figuran los funcionarios más corruptos de México. No se pone en duda el talento y la capacidad del cuenqueño en estos quehaceres de ganar “haiga sido como haiga sido” los últimos comicios en el estado de Veracruz.

Este revés de la relevante revista norteamericana agudiza la futura problemática electoral.

¿De qué lado están?

El mal servicio de la compañía Aeroméxico que se caracteriza por sus altos precios, cancelación y retraso de los vuelos, ahora se complica por la mala situación financiera de esa empresa aérea, que permitió que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje les autorice bajar los salarios en un 60 por ciento, quitar prestaciones y aumentar horarios en las jornadas de trabajo.
Resulta inexplicable que esta dependencia castigue a los empleados.

Los datos que posee Reynaldo

Fernando Gutiérrez Barrios confirmaba que la fuerza real de un político se centra en el poder que otorga la información. A dicho confidente hay que cuidarlo y consentirlo antes de que se convierta en un serio problema gubernamental si se le da por ser comunicativo.
Reynaldo Pérez Escobar, seis años como secretario de Gobierno de Fidel Herrera Beltrán y nueve meses como procurador general de Justicia del estado con Javier Duarte, es un catálogo viviente de hechos que por su singular naturaleza lo más conveniente es que permanezcan ocultos.
Esa cercanía con el poder estatal le permitió registrar un sinnúmero de actos y documentos que al salir a la luz pública pondrían en riesgo la estructura oficial.
El silencio guardado por el destacado abogado es una de las cosas más difíciles de refutar. Este personal mutismo político es un patrimonio cuyo valor es difícil de cuantificar.
A veces manejar el silencio resulta más complicado que manejar la palabra. Las promesas son olvidadas por los altos funcionarios más nunca al que se las hicieron.
Si hablara don Reynaldo sería un exclusivo elemento periodístico lleno de sorpresas al poner al descubierto una compleja complicidad donde se ventilaron un desaseado laberinto de conjuras… Lo más interesante son los personajes.