En el curso de una cena privada donde solo hubo dos comensales, el exgobernador Fidel Herrera Beltrán aseguró que el “preciso” para suceder a Javier Duarte de Ochoa sería Erick Lagos.
Llegó el tiempo de trabajar para que esto suceda, afirmó el político
cuenqueño. En tres años es el período exacto para posicionarlo y que sea el candidato del PRI a la gubernatura. Así se trabajó con tanta anticipación para que llegara Javier Duarte.
“Claro, tenía que pasar la prueba de fuego de ganar una elección como diputado federal por su distrito. En el caso del secretario de Gobierno, Erick Lagos, la prueba ya está superada”.
Los informantes oficiales en esta ocasión se equivocaron, no fue esa reunión hace dos meses, en la casa en la ciudad de México del periodista. Las palabras mayores fueron pronunciadas y entonces aparecieron los whiskies etiqueta azul. El privilegio de la exclusiva lo merecía.
Prerrogativa de ser el primero otorgada por el destino periodístico a este reportero desde el destape de Gutiérrez Barrios, Dante Delgado, Patricio Chirinos, Miguel Alemán, Fidel Herrera y Javier Duarte.

El PAN ganó la partida

Nunca se pensó que fuera el PAN el que partiera todo el pastel de la reforma energética y que rebasara al PRI y al propio presidente Peña Nieto en su propuesta, al grado de modificar otro artículo constitucional, el 25, que ni siquiera figuraba en la agenda de los senadores.
No fueron concesiones menores. A propuesta del PAN, se creó el Fondo Petrolero Mexicano que le quitó a la Secretaría de Hacienda la administración y distribución de los fondos de Pemex que era el sustento toral de las finanzas públicas para convertirla en una empresa pública.
Se dieron cuenta los panistas que el PRI los necesitaba y crearon este fondo petrolero que no figuraba en la propuesta original. Estaban tan conscientes y más que seguros que si no abrían esa reforma más al sector privado, le harían la vida imposible al presidente Peña y amenazaron con posponerla hasta el año próximo, para ello contaban con el apoyo del PRD y, por ende, la mayoría de los votos en el Senado de la República.
Fue un chantaje vil. Modificaron el artículo 25 constitucional que no había sido siquiera mencionado en la iniciativa presidencial, le hicieron los cambios que quisieron al 28 constitucional, y modificaron sustancialmente el 27, que solo contemplaba contratos de utilidad compartida y que ahora incluye hasta licencias de producción compartida, cuyas reservas petroleras podrán fiscalizar los inversionistas privados extranjeros y que era una de las demandas para captar recursos y explorar las aguas profundas.
El cálculo del presidente Peña Nieto es a futuro, será al próximo presidente del País él que vea si esta privatización dará los 400 mil millones de dólares que se esperan para finales de la década y la creación de los dos millones de empleos.
Durante su administración no habrá resultados y ese es el riesgo político que corre. Son inversiones a largo plazo y el costo electoral lo tendrá que pagar con los comicios del 2015 y la dificultad que el PRI repita con su sucesor.
La reforma energética se pintó de un azul intenso y se colocó en la extrema derecha, situación muy diferente a la figura ideal que había concebido Peña Nieto del presidente mexiquense Adolfo López Mateos, sin duda uno de los mejores y más queridos mandatarios que ha tenido México. Un hombre de izquierda.