Por Silverio Quevedo
Columna: En la Mira
Osiel Castro de la Rosa, orgullo de la Cuenca
2013-10-03 | 22:22:54
El analista Gabriel García Esquivel hace una remembranza de algunos personajes políticos de las regiones del estado de Veracruz.
De estas, salta por ejemplo, una historia de traiciones y virtudes de un polémico y oscuro elemento de la vida social de la Cuenca del Papaloapan, Osiel Castro de la Rosa, y no se equivoca en sus apreciaciones.
Es hábil, tiene destreza para los negocios, para aparentemente no mancharse en la cloaca, pero no para despitar a quienes saben bien el trasfondo de sus intereses políticos y económicos.
Anhelaba hace años ser dueño de un ingenio, por eso se hizo diputado federal, y encabezó la comisión de la industria azucarera, seguro que lo logró. La factoría estaba en Chiapas o Guatemala, la PGR bien puede seguir la pista y encontrar que no es fácil que un simple político de la Cuenca del Papaloapan, hoy sea un magnate de ese nivel en competencia con las empresas Pepsico o Grupo Escorpión por ejemplo.
El crecimiento de Osiel Castro de La Rosa en política, recapitula Esquivel, tiene una explicación, la traición y simulación como una constante, además de los escándalos propios.
Y es que solo hay que recordar que su ingreso al partido Acción Nacional fue una de las casualidades, apuntaladas entonces por Gerardo Buganza Salmerón, quien seguramente no sabía el alacrán que estaba apadrinando.
Desde entonces, Castro De La Rosa se convirtió en una moneda de cambio para el mejor postor. Simuló primero una guerra con quien sería su antecesor como diputado federal por el distrito federal de Cosamaloapan, Diego Palmero Andrade, otra fichita, a pesar de que en las elecciones recientes se les vio juntos, interactuando por conseguir la nominación a la presidencia de Cosamaloapan, pero sin lograrlo.
Así Osiel se encaramó, usando la diputación federal por el Distrito 17 para auto complacerse con la generación de recursos que logró vía gestión del Gobierno Federal; se afirma que usó los programas con beneficiarios como su chofer, los primos y hermanos, quienes solo eran la pantalla, además de otros negocios, como triangular los apoyos al campo y entregar de maquinaria a asociaciones fantasmas, que jamás fueron auditadas.
El mañoso expanista, hoy director del Instituto Veracruzano de Bioenergéticos, ha sido protagonista de escándalos como cuando su hermano de nombre David dijo que él no era panista y simpatizaba con otro candidato de línea priista, declaración realizada en vivo por la radio local de Cosamaloapan, hasta donde llegó Osiel, para cachetearlo y decirle que lo deshonraba porque se asumía panista, claro que la nota se convirtió en un chismarajo regional digno de la Cuenca del Papaloapan, pues todo sucedió mientras se transmitía el noticiero en vivo.
Otro de los escándalos fue cuando publicaron en julio de 2009, fotos que supuestamente delataban a Osiel desnudo con tres chicas a bordo del yate Fabela II, en varias parrandas viajando por el extranjero, el tema presentado por el noticiero de Joaquín López Dóriga le dio cobertura nacional, Castro de La Rosa, usó la circunstancia para tratar de reposicionarse como candidato a la presidencia municipal de Cosamaloapan, pero no lo logró.
Ya sin ser diputado, se le recuerda como siendo funcionario de gobierno en marzo de este año, fue recluido en “El torito”, por conducir es estado de ebriedad, para no ser preso, presentó una charola de cuando fue diputado federal del PAN, pero de nada le sirvió. “A mi no me pueden detener porque soy diputado federal” diría a los agentes defeños.
Las traiciones se las ha sumado al PRI y el PAN, no distingue colores; como diputado del PAN hizo campaña de frente para apoyar al PRI en procesos locales, cuando le tocó conferir estafeta, se vendió al mejor postor, entregando toda la información de la estructura del PAN al PRI; al grado que logró bloquear hasta los representantes de casillas, que en su mayoría no se presentaron el día de la elección.
Finalmente se fue del PAN, pero la traición ya estaba. En el PRI, de su natal Cosamaloapan, en la elección federal traicionó a la candidata perdedora, Elena Zamorano, pero eso sí, no dejaba de salir en las fotos, en las elecciones recientes se metió a la municipal de Tierra Blanca, usando la mentira como recurso, aquí algunas de ellas: ofreció a un grupo de maestros un millón de pesos para organizar actividades deportivas a favor del candidato a la alcaldía por el PRI, pero siempre señalando que lo importante era que ganara el presidente, más no la diputación local, porque la posición de la diputación local le generaba contrapeso para elecciones venideras.
Ofreció, como siempre, recursos que llegarían para operar, pero no se pudo, repartiendo el número de celular 5537271680 y el 2741036223 para apoyar la alcaldía, pero los usó para desacreditar la candidatura por la diputación local, luego los números telefónicos dejaron de contestar, por cierto uno de ellos perteneciente a un connotado abogado de Tierra Blanca; finalmente le salió todo al revés, porque la presidencia municipal se perdió y con ella, la oportunidad de poder encabezar un proyecto para la Diputación Federal que quiso fraguar de manera paralela.
La historia ruin de Castro de La Rosa no debe contaminar a ningún partido político, su ciclo ha terminado, está viviendo horas extras en política y parece afianzarse hasta con las veinte uñas.
Ahora pretende hacer ruido con el exgobernador Fidel Herrera, involucrando en sus acostumbradas jugarretas y chismes a su hijo, Javier, con el fin de que no le estorbe para sus pretensiones de buscar nuevamente una curul en la jurisdicción, a la que no le ha dado más que fama como un mal engendro de la política.
Hoy no se sabe nada del heroico funcionario, por ejemplo, haciendo algo por su distrito y la población que sufre de inundaciones.

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