Sobre la reforma energética que pretende el presidente Peña Nieto, es pertinente tener en la memoria que las privatizaciones que iniciara la administración de Carlos Salinas han salido muy caras para el pueblo mexicano. Según información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, lo que ingresó a las arcas nacionales por la venta de cerca de mil empresas fueron 33 mil millones de dólares, entre ellas Telmex, Azufrera Panamericana, Televisión Azteca. Debido a que varias de esas empresas fueron sospechosamente quebradas por los propios empresarios, lo que obligó a la nación a rescatarlas para que no se perdieran esas fuentes de trabajo y el pueblo mexicano se vio obligado a pagar con nuestros impuestos el rescate por 109 mil millones de dólares.
Es decir, tres veces más de lo que ingresó.
Esto no lo olvidan, por eso siete de cada diez mexicanos se oponen a lo que quiere hacer el gobierno con Pemex. De allí su resistencia de no permitir que se regrese el petróleo a las empresas trasnacionales a los que se les había expropiado esta riqueza hace más de setenta años que solo le pertenece al pueblo de México.
Dado que esta empresa paraestatal es patrimonio nacional de acuerdo con el artículo 27 constitucional, su futuro debe ser discutido públicamente, es decir, en plazas públicas, mercados, universidades, sindicatos, etcétera. No se puede limitar al espacio de las cuatro paredes del Congreso de la Unión y mucho menos a la decisión de cuatro pelafustanes que crearon el mal llamado Pacto por México.

Sitian el Congreso

La repulsa de los maestros veracruzanos en contra del Congreso del Estado es una manera de reprobar la pobre y sumisa actuación de los legisladores locales en el problema que confrontan con la imposición de la reforma educativa-laboral que se pretende que entre en vigor.
No se caracterizan los actuales dirigentes del Congreso local los diputados Flavino Ríos y Eduardo Andrade por ser independientes y congruentes como representantes del pueblo, pareciera todo lo contrario en su quehacer legislativo opuesto a lo que demanda al pueblo que les otorgó el mandato.
Se supone que ambos diputados poseen un alto nivel en los estudios legales, lamentablemente lo aprendido en las aulas de la Facultad de Derecho no lo aplican por existir otro tipo de intereses.
Se olvidan que son pares del Ejecutivo.

La memoria de Nemi Dib

El secretario de Salud, Juan Antonio Nemi, no figura dentro del gris catálogo de los tradicionales burócratas, él por convicción y principios se opone a la mediocridad del tradicional funcionario. Su forma de pensar en sus innumerables escritos en estas páginas y su conciencia universitaria le impide hacer negocios con las enfermedades y el bienestar de los veracruzanos.
No es el ente político que se convierte en médico para cobrar honorarios.
El escritor mexicano Juan José Arreola se preguntaba, ¿qué otra cosa es el hombre sino memoria de sí mismo?
Es el propio titular de la Secretaría de Salud el que denuncia a los médicos que hacen negocio llevando a sus pacientes privados a instalaciones del hospital oficial Luis F. Nachón. Nemi Dib no se presta a componendas. Por desgracia, los seres humanos no saben lo que vale la salud hasta que la han perdido.