Por Catón
Columna: De política y cosas peores
La demagogia
2013-09-25 | 10:20:29
El conde Pitorreal, viripotente hidalgo apuesto y bien guarnido, le alzó en la cocina las faldas a la nueva criadita de la casa y ahí mismo le dio a ver –y a sentir- sus cualidades de varón. “Esto –le dijo al terminar el trance- es en castigo por haber quebrado ayer aquel plato”.
Una hora después se hallaba el caballero en su biblioteca estudiando unos mapas de las Indias, cuando llegó la garrida moza y le dijo al tiempo que mordía con rubor la punta de su blusa: “Señor conde: ya quebré otro plato”.
Astatrasio Garrajara y Empédocles Etílez iban en vertiginoso descenso en la altísima montaña rusa. Habló sin despegar los dientes Astatrasio, y le dijo lleno de espanto a Empédocles: “Vamos haciendo bien tiempo, pero ¿estás seguro de que éste es nuestro autobús?”.
Meñico Maldotado, infeliz joven con quien se mostró avara la naturaleza en la parte correspondiente a la entrepierna, casó con Dulciflor, muchacha que algo sabía de las cosas de la vida.
La noche de las bodas Meñico le preguntó, solemne, a Dulciflor: “¿Eres virgen?”. “Sí –respondió ella-. Y no creo que eso que tienes vaya a alcanzar a cambiarme dicha condición”.
Todo depende de cómo se haga la pregunta. El seminarista simplón le preguntó al prefecto: “Padre: ¿puedo fumar mientras rezo?”. “No –contestó, ceñudo, el pedagogo-. Eso te apartará de la oración”.
El estudiante listo, en cambio, le preguntó: “Padre: ¿puedo rezar mientras fumo?”. “Desde luego –respondió el preceptor, conmovido por la piedad del escolapio-. Así aprovecharás un tiempo muerto para acercarte a Dios”.
En el caso de la reforma energética no se debe aplicar la autoritaria máxima del marqués de Croix, según la cual el pueblo debe callar y obedecer, y abstenerse de opinar en los altos asuntos del gobierno.
Tampoco, sin embargo, la cuestión debe ser manipulada usando mañosamente una demagogia elemental que quienes la esgrimen saben bien que es demagogia. Con eso quiero decir que tengo mis dudas acerca de la llamada consulta popular sobre el petróleo.
Estamos aquí en presencia de un asunto que presenta ángulos técnicos complejos. No es cierto que sacar petróleo sea tan sencillo como sacar agua. Por principio de cuentas, el agua no se enciende ni arde, si me es permitido señalar una diferencia elemental que me fue dictada por el inefable Perogrullo, rey y señor del sentido común.
La búsqueda, extracción y aprovechamiento del petróleo no son enchílame otra, con perdón por el uso de ese culteranismo. Ahora bien: una cosa es preguntarle a la gente: “¿Quiere usted que las perversas, nefastas y malvadas compañías extranjeras vengan a apoderarse de nuestro petróleo?”.
Y otra muy diferente es preguntarle: “¿Piensa usted que se deben aprovechar todos los medios que el mundo y la modernidad ofrecen para aprovechar cabalmente nuestros recursos petroleros en beneficio del pueblo mexicano?”. Porque la demagogia, digo yo, es arma de doble filo, que lo mismo se puede usar por un lado que por otro.
Yo no me opongo a la consulta popular. Dios me libre de apartarme de lo políticamente correcto, y menos ahora que esa consulta, a la par con la CNTE y sus bloqueos, ha recibido bendición episcopal.
Lo único que hago es señalar las dificultades de la tal consulta. Si las partes en conflicto se ponen de acuerdo sobre ella, adelante. Yo empezaré a estudiar desde ahora día y noche a fin de estar en posibilidad real de contestar las preguntas que se me hagan.
Entró un señor en el local y requirió: “Me da una docena de rosas rojas, por favor”. Le informó el encargado: “Ésta no es una florería, caballero: es una clínica especializada en circuncisiones y vasectomías”.
Inquirió el visitante: “¿Y entonces por qué tienen arreglos de flores en el escaparate?”. Con otra pregunta respondió el de la clínica: “¿Podría sugerirnos qué poner?.
Un solitario individuo bebía ensimismado su copa en la barra de la cantina. El tabernero, hombre compasivo como casi todos los de su oficio, le preguntó: “¿Qué le sucede, amigo? ¿Por qué se ve tan triste?”.
Con acento pesaroso respondió el interrogado, la mirada perdida en el vacío: “Hoy se cumple un año de que perdí a mi amada esposa”. El cantinero se conmovió: “Caramba, señor –declaró con sentimiento-. Lo acompaño en su pena”. “Sí –replicó el otro, afligido-. ¡Jamás olvidaré ese juego de poker!”. FIN.
mirador
Armando Fuentes Aguirre
Historias del señor equis y de su
trágica lucha contra la burocracia
El funcionario del Estado hizo llamar al señor equis y le dijo:
-Vendrán lluvias que inundarán tu pueblo.
El señor equis se afligió.
-Esas lluvias –prosiguió el funcionario- provocarán derrumbes que causarán daños y muertes.
El señor equis se angustió.
-Las lluvias –añadió el funcionario- interrumpirán todas las comunicaciones. Quedarás aislado, sin agua y alimentos.
El señor equis se echó a llorar, y preguntó temblando:
-¿Cuándo vendrán esas lluvias?
-Respondió el funcionario del Estado:
-Ayer.
¡Hasta mañana!...
manganitas
Por AFA
“… Se separan nuevamente Cárdenas y López Obrador…”.
Ese trato singular
de AMLO con el ingeniero,
es siempre, según infiero,
cuento de nunca acabar.

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