Por Maquiavelo
Columna: Se Dice Que
2013-07-15 | 22:18:24
Hay un trasfondo muy serios entre la cámara de diputados y la de senadores del Congreso de la Unión de México. La división en el poder legislativo del país es profunda y los protagonistas no pueden ocultar sus intereses particulares.
No se había dado el caso que mientras los diputados aprobaron realizar un período extraordinario, los senadores decidieron tomar sus vacaciones. Si bien esta establecido dentro de la Constitución, que pueden operar en épocas diferentes. Realmente hablar de unos meses de descanso resulta ofensivo, cuando es sabido que tienen sólo dos o tres sesiones a la semana cuando tienen que trabajar. Aunado a las continuas ausencias o el socorrido pretexto que están viajando o recorriendo el estado o el distrito que representan.
¿Qué hay detrás de este extraño desavenir legislativo?
En el Senado se quiere controlar a los gobernadores o munícipes quienes debieran requerir un permiso para que se les autorice adquirir alguna deuda y que sus finanzas sean auditadas para evitar el habitual desbarajuste financiero en que se encuentran los gobiernos de los estados y los ayuntamientos.
Los diputados se oponen a este control de los dineros públicos. Hay que recordar que la mayoría de ellos fueron impuestos por los gobernadores en funciones y que un buen numero brincaron de una presidencia municipal a la cámara baja. Los senadores quieren transparencia y vigilancia de los recursos que reciben los grandes sindicatos y los partidos políticos. Los diputados consideran que esos recursos públicos no pueden ser del conocimiento popular.
Pareciera que mientras una cámara trabaja por legalizar la actividad de los funcionarios, la otra sólo atina a velar sus intereses

De nuevo en los medios.
Veracruz ha sido un tema obligado de los noticieros nacionales. La periodista Denise Maerker lo aborda en su programa de “Atando Cabos” de Radió Fórmula el delicado tema de los habitantes de Temixco en el estado de Morelos, que fueron contratados por funcionarios federales para crear disturbios durante el proceso electoral del pasado siete de julio. Ahí trascendió durante la entrevista que se les ofreció un pago de 1,200 pesos.
Es preocupante la triste imagen que se ha creado sobre la entidad por los más importantes medios de comunicación. Este desprestigio mediático es realizado de manera diligente y continua. Lo grave es que el gobierno estatal es ajeno a lo que se les acusa y no hay quien lo defienda y aclare la realidad.


La encrucijada de Peña Nieto.
Al quedar comprobado que el gobierno de los Estados Unidos espió a México, es interesante la actitud que asumirá el presidente Enrique Peña Nieto ante este grave delito que atenta en contra de la soberanía de nuestro país.
No puede quedarse callado o sólo exigir por la vía diplomática una disculpa. Sería una lamentable forma de sumisión que no estaría acorde con los principios del derecho internacional que fueron violados.
¿Qué hubiera pasado si México le hubiera hecho esta afrenta de espionaje al poderoso vecino del norte? ¿Cuál sería el papel que se asumiría si Andrés Manuel López Obrador fuera el presidente de México?
Habría un gran número de interrogantes. No se puede olvidar al último presidente de nuestro país de origen mexiquense, Adolfo López Mateos, quien no aceptó que los Estados Unidos lo obligara a romper con Cuba como lo había hecho amenazando a todos los países de América Latina que terminaran sus relaciones con el gobierno de Fidel Castro. Fue México en único que se opuso a que otra nación manejara su impecable política exterior.
Enrique Peña Nieto sabe a lo que expone si no se hace respetar.

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