Por Catón
Columna: DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
Populismo
2013-04-15 | 22:08:52
Se casaron aquellos novios, y tuvieron que pasar la noche de bodas en la casa de los padres de ella, pues hasta el día siguiente salía el avión que los llevaría a su luna de miel. Así, se acomodaron en la recámara de la muchacha, y se dispusieron a consumar las anheladas nupcias. Por desgracia la cama rechinaba mucho, y no había modo de evitar los rechinidos. Los dos no se podían fundir en uno por falta de aceite Tres en Uno.
Seguramente los papás de la chica oirían en la alcoba aquellos ruidos. Decidieron entonces los recién casados irse a un motel, pues les era imposible ya contener las urentes ansias de amor que los llenaban. Sucedió, sin embargo, que la ropa y demás efectos de los dos no cabían en una sola maleta. Después de llenarla no la podían cerrar.
En su cama, el papá de la muchacha oyó que el novio le decía a su hija: “Siéntate en ella”. Oír tal cosa lo puso nervioso, desde luego. Pero cuando escuchó que la muchacha le decía a su desposado: “Ahora siéntate tú en ella” se levantó a toda prisa de la cama y le dijo a su mujer: “¡Eso lo tengo yo qué ver!”…
El populismo es un sarampión de los países que no han alcanzado su pleno desarrollo. En ese caldo de cultivo florecen los caudillos y las dictaduras, sean de un hombre o sean de un partido. Tal ha sido el caso de Venezuela, y tal puede llegar a ser también el caso de México si no perfeccionamos nuestra democracia, ese camino que hemos empezado a recorrer, siquiera sea cayendo y levantando.
El populismo no sólo consiste en dar y dar y dar. Populismo es también hablar de los derechos de la gente sin recordarle sus obligaciones. Populismo es cobrar impuestos a unos y tolerar que otros no los paguen. Populismo es dejar de aplicar la ley por razones de política.
Viendo lo que ha sucedido en Venezuela me pregunto si nuestro país se ha alejado ya de ese peligroso mal, el populismo. ¿Hemos alcanzado la madurez necesaria para rechazar esa insana tentación? Aquellos que en el populismo fincan su esperanza ¿pueden esperar todavía tener acceso al poder? ¿O hemos llegado ya al punto en que gobernar no se confunde con hacer demagogia? Todas esas preguntas me hago. Y otra más: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?...
Picio era tan feo que una sexoservidora le dijo: “En nuestra primera cita no”…
La joven esposa se hizo socia de un club nudista. Llegó la fecha del baile anual del club, y la muchacha invitó a su marido a acompañarla. Él le dijo que no era nudista, que le daba pena mostrarse sin ropa, pero ella insistió. Finalmente hicieron un arreglo: iría él a la fiesta, sin ropa, pero llevaría un periódico abierto frente a la entrepierna, para que no se le viera “aquello”.
Así llegaron a la celebración, ella caminando con toda naturalidad, él con un periódico abierto frente a su parte varonil. Pasaron los dos frente a otra pareja. La mujer ve aquello y le dice a su esposo: “Aprende. La de él sabe leer”…
La joven soltera dio a luz un hermoso bebé. Le preguntó una amiga: “¿Qué nombre le vas a poner?”. “El nombre es lo de menos –respondió ella-. Lo que quiero encontrarle es un apellido”…
Un candidato a diputado fue a hacer campaña en el campo. Llegó a una granja, y se dirigió a pedirle su voto a una chica que estaba en el establo ordeñando una vaca. La mamá de la muchacha le gritó a su hija desde la casa: “¿Quién está contigo en el establo, Galactina?”. Contestó ella: “Es un político, mami”. Le ordena la señora: “Vente inmediatamente a la casa. Y tráete a la vaca”…
Otra chica le contó a su mamá que esa noche iba a salir con un político. Le recomendó la señora: “Cuando te traiga de regreso a casa cuéntate las bubis, no sea que se quede con una”…
Aquel señor fue con el doctor Ken Hosanna y le dijo que sufría una ansiedad continua, una especie de angustia o desasosiego que lo turbaba todo el día y no lo dejaba dormir en la noche. Le preguntó el facultativo: “¿Es usted casado?”. “Sí –doctor –respondió el hombre.
“Mire –le dijo el médico-. A veces yo mismo sufro esa intensa sensación de inquietud. Cuando tal sentimiento me acomete le hago el amor a mi mujer, y eso me calma”. Al día siguiente el paciente regresó. Con una sonrisa le preguntó el doctor Hosanna: “¿Dio resultado el tratamiento?”. “Maravilloso, doctor –respondió el tipo-. Ahora me siento completamente tranquilo. Dígame cuánto le debo. A su esposa ya le pagué”… FIN.

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