Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Fruto de gobiernos complacientes
2013-04-09 | 10:08:47
Por Catón

“Auribus teneo lupum”. Tengo un lobo agarrado por las orejas. La frase es de Terencio, el mismo autor de ese conocidísimo aforismo que en latín se escucha mal, y en español muy bien: “Homo sum, et nihil humani a me alienum puto”. Soy hombre, y nada de lo humano lo considero ajeno a mí.
Tiene un lobo agarrado por las orejas aquel que si opone resistencia a algo puede perder, e igual si cede. Hay un maligno lobo que se llama CNTE. Pocas lacras tan grandes sufre México –y muchas hay en él, enormes- como esta banda de sedicentes profesores cuyas permanentes movilizaciones no tienen ningún contenido social, ni de justicia o razón, sino miran únicamente a la obtención y mantenimiento de gajes y prestaciones que a lo largo del tiempo se han arrancado por medios de presión a gobiernos débiles y complacientes.
A ese lobo el gobierno federal lo agarró por las orejas cuando sacó de la Autopista del Sol a los mal llamados maestros y los obligó a dejar el paso libre. Obró bien la autoridad al hacer eso: la sociedad está harta ya de los abusos de la CNTE, y no parece dispuesta a seguir tolerando la lenidad culpable con que los gobiernos locales han tratado a quienes han hecho un modus vivendi del ocio y la algarada.
Reaccionarios son esos manifestantes, que no revolucionarios, pues se mantienen, y mantienen a sus educandos, en el atraso más oscurantista: el que deriva de la ineducación. La administración de Peña Nieto tiene agarrado ya por las orejas a ese lobo. Pero eso conlleva riesgos.
A los revoltosos se sumó la gente armada perteneciente a las nefastas policías comunitarias que con torpeza bendijo el gobernador guerrerense, y que ahora son amenaza bajo el nombre de movimiento popular. No agarre por las orejas el Gobierno Federal al lobo de la CNTE.
Sus líderes esperan que en los enfrentamientos entre los manifestantes y la ley corra la sangre, así sea derramada por los propios elementos de la Coordinadora para achacarla luego a “las fuerzas de la represión”. Ese lobo se amansará considerablemente si en vez de ser agarrado por las orejas es agarrado por los bolsillos.
Ahí sí duele. Fájense bien los pantalones los gobiernos locales y la Federación y, sin perjuicio de seguir preservando el derecho constitucional al libre tránsito, dejen de pagar los salarios de los profesores que falten a su trabajo por andar en paros indebidos, huelgas ilegítimas, mítines, plantones, bloqueos, manifestaciones, consultas, concentraciones, asambleas revolucionarias y juntas de orientación, etcétera, etcétera, etcétera, como dijo Yul Brynner en “El Rey y yo”.
También eso es aplicar la ley. Ya veremos cómo, cerrada la espita de los dineros, ahora abierta en forma generosa y permanente, las huestes de ese lobo que es la CNTE melificarán su ser montaraz, y hasta es posible que se pongan a trabajar.
Escribió Beckett en Fin de partida: “¡Ah, las viejas respuestas! ¡No hay como ellas!”. En efecto, casi siempre la mejor solución es la más sencilla. Y me parece que esta que propongo es sencillísima. (Y sin opción a mártires)…
He cumplido por hoy mi modesta función de orientar a la República. Puedo también, por tanto, melificar mi ser montaraz con el relato de un vitando cuentecillo…
El reverendo Rocko Fages, pastor de la Iglesia de la Tercera Venida (no confundir con la Iglesia de la Tercera Avenida, que permite a sus feligreses el adulterio a condición de que lo hagan con autorización por escrito del pastor, a razón de 30 dólares por permiso, ó 50 por dos; 500 toda la temporada); el reverendo Rocko Fages, digo, quiso prevenir a su congregación sobre los males que derivan de fumar, beber y hacer el sexo indiscriminadamente.
En un vaso puso picadura de tabaco; en otro, licor; semen masculino en el tercero, y en el último agua pura. Seguidamente echó en cada uno de los vasos varias lombrices de jardín. Hizo una pausa dramática y dijo luego: “Observen, hermanas y hermanos: las lombrices que puse en los vasos con nicotina, alcohol y esperma perecieron inmediatamente.
En cambio las del vaso con agua están bien vivas. ¿Qué lección sacan ustedes de esto?”. Empédocles Etílez, el borrachín del pueblo, alzó la mano y respondió con tartajosa voz: “Yo deduzco que mientras fúmenos, bébanos y cójanos no tendremos lombrices”… FIN.


Mirador
Armando Fuentes Aguirre

La quiero sin saber quién es; sin conocer su nombre.
Muerta, vive en el retrato que desde tiempo inmemorial está en la luna del ropero antiguo. Es una doncella casi sombra, casi penumbra, casi luz; es un leve fantasma color sepia. Me mira sin mirarme; parece que en cualquier momento dejará caer el abanico que sostiene.
En los espejos se colocaban los retratos de aquellos que morían. Sus imágenes eran recordación al mismo tiempo de la vida y de la muerte. Quien las veía sería después visto. La luna del ropero era un pequeño cementerio en casa.
¿Quién fue ella? ¿Se llamó Trinidad, Chole, María? Nadie ha guardado su memoria. Por eso la quiero: porque está olvidada. Hay muchos que aman la sombra de un recuerdo. ¿Por qué no amar la sombra de un olvido?
¡Hasta mañana!...


MANGANITAS
POR AFA

“…Reportes de policía aseguran que se armarán los maestros de Guerrero…”.
Los profes de ese lugar,
según datos comprobados,
hace mucho están armados...
a no ir nunca a trabajar.

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