Por Catón
Columna: De política y cosas peores
De todos colores
2013-03-31 | 09:15:24
Los recién casados llegaron al hotel de playa donde pasarían su luna de miel. Le preguntó el novio al encargado de la recepción: “¿Cuánto cuesta el cuarto?”. Su noviecita se inclinó hacia él y le dijo en voz baja: “Pregúntale también cuánto cuestan los primeros tres”...
Un cafre del volante ignoró la señal de alto. Venía una monjita conduciendo el automovilito del convento, y tuvo que meter el freno a fondo para evitar el choque con el atrabiliario tipo. Luchando por contener su justificado enojo la monjita le dijo al individuo: “Los hábitos que visto, señor mío, me impiden decirle lo que se merece. Pero ojalá cuando vaya usted a su casa su mamá le ladre y luego lo muerda”...
El mudito llegó a un restaurante. La mesera le preguntó qué quería pedir. El mudito se puso dos dedos en la cabeza a manera de cuernos, e hizo con voz gutural: “¡Muuu!”. La mesera, desconcertada fue a donde estaba el dueño del restaurante. El hombre, que había seguido con la mirada todo aquello, le preguntó a la muchacha: “¿Qué quiere ese hombre?”. Respondió la meserita: “No le entendí, señor. No sé si pidió carne de res o si está preguntando por usted”...
La señora comentó muy disgustada con una vecina la conducta de su joven hijo, que siempre andaba en líos de faldas. Manifestó: “Mi hijo sacó el cabello rubio de su abuelo; los ojos azules de su abuela, y el rabo verde de su padre”...
La suegra llegó a pasar unos días (425) en la casa de su hija. Dijo muy satisfecha: “El viaje se hace ordinariamente en 12 horas, pero esta vez el autobús hizo 9 nada más”. “Me lo explico –masculló con voz sombría el yerno-. Las malas noticias viajan rápido”...
El granjero había contratado un ayudante. Le dice: “Deberás levantarte a las 4 de la mañana; ordeñarás las vacas; les darás de comer; sacarás a las borregas a que tomen agua; ensillarás todos los caballos y limpiarás el establo y las caballerizas.
Luego les llevarás el alimento a los marranos; arreglarás la cerca y prepararás el desayuno de los trabajadores. En seguida irás al gallinero...”. “Un momento –lo interrumpió el ayudante-. Si también voy a tener que poner los huevos, desde ahora renuncio”...
Babalucas recibió un papel en blanco. “Es un mensaje de mi novia” –explicó a sus amigos. Se extrañó uno: “Pero si no dice nada”. Explica el Badulaque: “Es que estamos enojados, y no nos hablamos”…
La mamá de Pepito quedó embarazada. El papá quiso darle la noticia al niño de modo que no se inquietara. Le preguntó, cariñoso: “Dime, hijito: si tu mami tuviera un bebé ¿qué cara pondrías?”. Respondió de inmediato el chiquillo: “Me gustaría que fuera negrito, para ver qué cara ponías tú”…
En el autobús un individuo no apartaba la golosa vista de una linda chica de grandes atractivos personales. De pronto ella le dijo: “Vuélvame a vestir, por favor. Me bajo en la próxima esquina”…
Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, le dijo a un amigo: “Tengo una esposa sumamente ardiente, que me brinda los mayores placeres en la cama”. Le dijo el amigo: “Caray, te felicito. En verdad tienes mucha suerte”. “Gracias” –replicó Afrodisio. Y en seguida añadió, pensativo: “Ojalá no se entere su marido”…
Himenia Camafría, madura señorita soltera, recibió por la tarde una llamada telefónica del manicomio local. “Este es un aviso urgente –le dijo la persona que llamaba-. Se nos escapó un maniático sexual, y puede suceder que trate de entrar en su casa, pues desde hace meses no ha tenido contacto con mujer, y seguramente a la primera que vea tratará de hacerla objeto de sus incontenibles impulsos de libídine.
En caso de que eso suceda, comuníquese con nosotros”. “Cómo no –respondió la señorita Himenia-. Si llega esta noche, mañana les hablaré con mucho gusto”…
El lugareño fue a la gran ciudad. En la central de autobuses fue abordado por una chica de tacón dorado que lo invitó a ir a un hotelito cercano. “¿Cuánto cobras?” –le preguntó el fuereño en modo expeditivo. “Mil pesos” –le dijo ella-. Uh, no –contestó el individuo, desdeñoso-, En mi pueblo puedo conseguir eso de cualquier mujer a cambio de un perfume barato”.
Le preguntó la sexoservidora: “¿Y entonces a qué vienes a la ciudad?”. Replicó el individuo, en forma también expeditiva. “A comprar perfumes baratos”… FIN.


Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018

Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto

 

 

Reservados todos los derechos 2018