En todo el país existe un movimiento estudiantil incitado por un rechazo a la monopólica empresa de Televisa y un antipriismo nacional que se concentra en la persona de su candidato, el exgobernador Enrique Peña Nieto. No hay lugar de la República Mexicana donde no surjan estas concentraciones de jóvenes universitarios para denostar frente a las instalaciones de esta televisora y su aliado político el periódico Milenio.
Durante el desarrollo del programa Tercer Grado que tenían como invitado especial al candidato Peña Nieto, intentaron los periodistas de estos dos medios mostrar una imagen crítica, lamentablemente no pudieron ocultar que este juicio noticioso estaba sobreactuado, como las peleas de lucha libre donde los golpes son ficticios y de antemano se decide si el técnico o el rudo será el triunfador.
Lo raro es que mientras que a lo largo del territorio nacional brota el descontento de una pujante generación, en el estado de Veracruz esa fuerza juvenil está más que apagada. Fuera de la ciudad de Xalapa, pareciera que los universitarios veracruzanos envejecieron antes de tiempo. En los campos de la vida no hay más que una primavera. Como disfrutan los jóvenes capitalinos cuando se empiezan a fijar en ellos y los dejan participar en cosas cada día más serias.

LAS NUEVAS ALIANZAS
Cuanta verdad tiene ese dicho de “mejor no me ayudes compadre”. Las alianzas que se están acomodando al lado de Enrique Peña Nieto, como la de la profesora Elba Esther Gordillo, la figura de corrupción más comentada de la semana, la riqueza desmedida del líder petrolero Carlos Romero Deschamps, la denuncia norteamericana sobre los millones de dólares del crimen organizado que recibió el exgobernador del PRI, Tomás Yarrington y como remate la adhesión de Manuel Espino, donde públicamente reconoció que convenció a gobernadores del PRI para que votaran por Felipe Calderón y que ahora lo hará con los panistas.
Las personas que traicionan una vez traicionan siempre.
Y lo extraño de todo esto es que el mexiquense no se deslinda, piensa que estos apoyos lo van ayudar, sobre todo, cuando él ha declarado que habrá un nuevo PRI, muy ajeno al de su tío Arturo Montiel y su padrino Carlos Salinas.
La seriedad y el prestigio de María de las Heras como empresa encuestadora coloca al candidato del Movimiento Progresista, López Obrador, a escasos ocho puntos de Peña Nieto, en un estudio de mercado realizado antes de la protesta y las marchas de los estudiantes universitarios. Se puede dar como un hecho que el empate técnico está a la vuelta de la esquina.
Todo esto afecta a los candidatos del PRI a cargos legislativos en el estado de Veracruz, donde varios de ellos reflejan en su estado de ánimo su desesperación y justificado temor a perder las elecciones provocado por el efecto Peña Nieto, inducido por un desengaño popular al trascender la incultura del mexiquense.
Lo mismo ocurrió a Francisco Labastida que punteaba las encuestas.
¿Qué culpa tienen los candidatos a senadores Héctor o Pepe Yunes de la serie de errores y equívocos de su abanderado nacional?
Ya no se diga de los aspirantes veracruzanos a diputados federales del PRI, el efecto anti Peña los encuentra amilanados por lo que está ocurriendo en la entidad donde el norte se vuelve a pintar de azul y el sur de amarillo.
Pedro Joaquín Coldwell fue el culpable con sus absurdas declaraciones sobre que eran porros manipulados los estudiantes de la Ibero y con ello estalló el conflicto. Corrientes priistas quieren correrlo al igual que Humberto Moreira.