Pudiera ser un campanazo definitivo en la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, la reunión que se está preparando en la ciudad de México para reunir a los estudiantes de la UNAM, el IPN y de la UAM, en un sitio para dar a conocer el tabasqueño cuál será su plan de gobierno con la participación de los jóvenes. En número redondos se maneja una cifra de más seiscientos mil universitarios capitalinos que tendrían cabida en el zócalo de la capital.
López Obrador sabe del riesgo que corre ante la rebeldía y la natural independencia de los jóvenes mexicanos. También reconoce que sería el único de los cuatro candidatos que tuviera ese poder de convocatoria.
Por otro lado, los estudiantes de la UNAM, realizaron ayer un simulacro de elección, con la participación de 25 mil alumnos de diferentes campus.
No existe en el país una institución sobre estudios de opinión que pueda alcanzar ese universo. Son estudiantes pertenecientes a todas las clases sociales y provenientes de diferentes lugares del país.
¿Cómo explicarían las encuestadoras de Televisa, Milenio o el Universal si los resultados son completamente diferentes a lo que han estado manipulando?
Y después de todo, ¿qué es una mentira? Nada más que la verdad con máscara.

EXISTEN SUS EXCEPCIONES
No hay ninguna explicación sobre el temor de algunos sectores de que el PRI retorne al poder. La realidad es que el PRI nunca se ha ido, lo único que perdió fue la titularidad del Poder Ejecutivo, pero siempre ha permanecido manteniéndose como la primera fuerza política en la mayoría de los estados.
Entre los gobiernos del PRI y el PAN no hay cambios, son los mismos.
Pulula la versión que el regreso del PRI significaría una regresión y sería catastrófico parar el país. Se ha propalado tanto en círculos empresariales como en el gobierno de los Estados Unidos, que los del tricolor volverían a pactar con el crimen organizado y como argumento dan a conocer a varios exgobernadores, funcionarios y hasta generales que han estado vinculados con los delincuentes.
Pero así como hay priistas malos, también existen algunos buenos. Son pocos.

EL DIVORCIO DE AMLO
De todos los candidatos a diputados federales y senadores que han postulado los partidos de la izquierda, López Obrador no participó y ni siquiera recomendó. Dejó que fueran los jerarcas de los partidos y los sucios intereses que se mueven en la arreglada selección a estos puestos de elección popular.
Algunos de los nominados en el estado de Veracruz, ni siquiera comulgan con las ideas del tabasqueño, como concurre en varios casos de aspirantes a las diputaciones y la candidata al Senado. Este divorcio político no lo ocultan y lo manifiestan en declaraciones que han sido publicadas.
No hay ni propaganda política, ni convenios con los medios. El dinero que les entrega el IFE a las cúpulas de estos partidos de izquierda no se reparte, se queda en los mismos bolsillos de siempre. Llámese PRD, PT o Movimiento Ciudadano, lo único que envían de la ciudad de México y de Xalapa, son algunas camisetas, gorras y banderolas, que fueron compradas a ciertos proveedores con los que hacen los mismos viejos negocios ya arreglados para beneficio del comprador.
Es la política sucia de todas las campañas, en las que AMLO no quiso participar, él sabe que si llega a la Presidencia la limpia será completa, de allí que ningún líder nacional o estatal haya sido llamado para integrar su gabinete.
Son equipos diferentes. Existen antecedentes que traicionan y se venden.