Los números dados por el Comité estatal del PAN donde el total de votos obtenidos por Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero y Santiago Creel en la entidad veracruzana apuradamente llega a 60 mil sufragios, debe ser preocupante para la cúpula nacional de los azules.
En un estado que ocupa el tercer lugar en población del país el que no lleguen al dos punto cinco por ciento entre militantes y adherentes de su partido. Son cifras que por estrategia y por pena, no deberían darlas a conocer y olvidarlas los aspirantes panistas a puestos de elección popular.
Y según versiones hasta hubo acarreados, inducción de votantes y urnas embarazadas.
Por esos mínimos números parecía que fuera una votación de alguna planilla escolar. Algo similar a lo que ocurría en aquellos tiempos cuando se contaban los votos para elegir a una reina de carnaval del puerto jarocho, se llegaban a cifras muy superiores a los 60 mil votos obtenidos por los tres precandidatos panistas.
Lo alarmante es que el PAN había crecido en el estado de Veracruz que estuvo a punto de llegar a ser la primera fuerza política.
Para Josefina Vázquez Mota debe estar desde ayer intranquila y nerviosa por el mísero resultado obtenido en la entidad veracruzana, consciente que en el archipoblado Estado de México es un feudo dominado por Peña Nieto y que la atiborrada ciudad de México es un patrimonio electoral de López Obrador.
Debe tener insomnio la legisladora panista con licencia, --que tiene más faltas de asistencia en Cámara de Diputados--, cuando conoció que el total de votos a nivel nacional para ella no llegó a los 300 mil y que de todo el PAN en la nación no rebasó el 25 por ciento del padrón albiazul.
Se supone que entre afiliados y adherentes lo que se llama el voto duro es de cerca de dos millones de militantes y solo se obtuvo una cuarta parte de sus supuestos seguidores.
Hasta suena como vacilada que “arrasó” Josefina cuando su porcentaje en relación a los afiliados es de solo el 14.7 por ciento.
Es gigantesco el abstencionismo o de plano los militantes azules no la aceptan como su abanderada. Ya debe estar informada que en el estado de Veracruz, las cifras que le dieron son falsas y que perdió en esta entidad.
Para Felipe Calderón, la derrota abrumadora para su delfín, es un abierto rechazo de los panistas a su labor desarrollada. De acuerdo al padrón electoral, el exsecretario de Hacienda solo alcanzó el 10.5. No obstante el descarado apoyo del inquilino de Los Pinos.
Él sabe que este es un preámbulo de lo que viene en el 2012, cuando termine su administración. Que uno de cada diez de los panistas lo rechacen, cuál será el porcentaje del resto de los mexicanos que no pertenecen a su partido.
Por eso anda buscando un lugar para vivir en el extranjero.

El aval del burócrata

A los nuevos funcionarios estatales nombrados esta semana, los señores Tarek Abdala Saad, como tesorero y Armando Adriano Babre, como director del Instituto de Pensiones, se tiene la costumbre de ponerles padrinos como las personas que decidieron sus nombramientos. Y por lo general se equivocan sobre sus supuestos patrocinadores laborales.
En los medios se sabe quien en es el padrino o la madrina. Los periodistas que están bien informados de las relaciones que están detrás de ellos, por viejas normas guardan en secreto estos vínculos.
Lo más sano es que se dijeran los méritos académicos o de comprobada experiencia, que deberían ser los únicos avales para estas designaciones.
Por sus apellidos no hay duda que son veracruzanos de abolengo.

No es propaganda

Dicen más vale conocido que malo por conocer. Esto en política no se debe aplicar, tendríamos que estar ciegos, mudos y sordos, para no entender nuestra realidad, ya tuvimos suficiente con dos partidos, ahora es necesario, por lógica elemental, atrevernos a ser gobernados por nosotros mismos y llevar a la presidencia del país, al que verdaderamente nos representa en nuestros anhelos de justicia. No es propaganda política.