Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Enyunados
2012-01-15 | 20:50:03
Cuando el gobernador Fidel Herrera Beltrán comenzó a operar la postulación del candidato del PRI a la gubernatura, el mandatario veracruzano le confió a uno de sus allegados que “ningún Yunes” llegaría a gobernar Veracruz.

En ese momento, la alusión de Herrera Beltrán era hacia los Yunes que todavía militan en su partido y que en 2010 se formaron en la fila de precandidatos a sucederlo: José Francisco Yunes Zorrilla, ex alcalde de Perote y diputado federal por Coatepec, y Héctor Yunes Landa, ex subsecretario de Gobierno, ex diputado local por La Antigua y hasta el próximo viernes 20 presidente del CDE del PRI.

A Yunes Zorrilla lo descarriló de la posible nominación a la gubernatura desde que lo empinó en 2006 con la fallida candidatura al Senado de la República pese a que las encuestas favorecían en ese entonces a Jorge Uscanga Escobar, y luego, en noviembre de 2008, sacándolo precipitadamente de la dirigencia estatal priista donde el de Perote iba repuntando de manera extraordinaria en su popularidad a casi un año de la sucesión. Y a Yunes Landa de plano lo removió de la coordinación política de la LXI Legislatura local en cuanto detectó que el líder de los diputados priistas usaba los recursos del Congreso para financiar en los 30 distritos locales del estado la estructura de su proyecto político personal.

El último en rendirse fue el priista de Soledad de Doblado, quien finalmente negoció con el candidato oficial Javier Duarte de Ochoa algunas posiciones plurinominales en la LXII Legislatura estatal entrante y en los nuevos ayuntamientos. Yunes Landa obtuvo para sí la presidencia del CDE del PRI, lo que obligó al flamante gobernador a presionar la salida del ex secretario de Protección Civil, Ranulfo Márquez Hernández, quien al final del fidelato había dejado la Secretaría de Desarrollo Social y Medio Ambiente (Sedesma) para saltar al edificio priista de la avenida Ruiz Cortines, de Xalapa.

Pero esta maniobra del gobernador Herrera para dejar al frente del partido a su incondicional no prosperó ya que en marzo de 2011, a menos de cuatro meses de haber asumido plenamente el poder, Duarte de Ochoa operó directamente con el Comité Ejecutivo Nacional del PRI la salida de “Tonicho” Márquez, el cual fue enviado como delegado del CEN al estado de Puebla.

El gobernador Duarte cumplió cabalmente con Héctor Yunes, quien casi diez meses después ha decidido dejar la dirigencia priista para contender por la senaduría en el proceso electoral de este año.

Quién sabe si entre lo pactado en 2010 con el actual mandatario veracruzano estaba incluido en el paquete de negociaciones esta candidatura, pero el ex subsecretario de Gobierno y ex diputado local no se puede quejar de la generosidad de quien el año antepasado le arrebató la nominación por la gubernatura.

En la comida anual de “Alianza Generacional” que se realizó este sábado 14 en el World Trade Center de Boca del Río no quedó aparentemente ninguna duda de que los candidatos del gobernador Duarte para el Senado de la República serán ambos Yunes: Héctor y José Francisco.

Ahora sólo falta saber cuál de los dos Yunes priistas irá en la primera fórmula de mayoría relativa, la cual es la más deseada porque incluye un seguro en caso de una sorpresiva derrota electoral, pues si el PRI quedara en el segundo lugar de la votación estatal este candidato amarraría de cualquier manera el escaño senatorial de primera minoría.

En 2006, por ejemplo, el priismo veracruzano se quedó por primera vez en la historia sin representante en la Cámara alta del Congreso de la Unión porque Yunes Zorrilla fue relegado hasta el tercer lugar de la votación en el estado, superado por los candidatos de la izquierda: el convergente Dante Delgado Rannauro y el perredista Arturo Hérviz Reyes, y por el panista Juan Bueno Torio, que quedó en segundo lugar.

Este pequeño detalle, al parecer, ha generado un aparente roce entre los Yunes del PRI, entre los cuales no existe ningún parentesco aunque José Francisco siempre ha llamado “tío Héctor” al de Soledad de Doblado.

Yunes Landa, con las encuestas bajo el brazo, apela a que nuevamente le hagan justicia al argumentar que supera con más de 20 puntos en las preferencias electorales a su correligionario, quien resulta más conocido en la zona centro del estado de donde es originario y donde ha concentrado su trabajo político como alcalde, diputado local y federal.

En cambio, el dirigente estatal del PRI se ha visto beneficiado sobre todo por la inercia y estructura territorial que trae bajo su control desde hace un par de años cuando comenzó a construir su proyecto por la gubernatura a través del Congreso local y de “Alianza Generacional”, una agrupación que se formó desde hace tres sexenios a iniciativa de varios ex dirigentes juveniles del Revolucionario Institucional que pugnan por no ser desplazados del poder.

Este sábado 14 fue de los Yunes. Pero no sólo de los priistas, sino también de los que ahora militan en el PAN y que en 2004 desertaron del PRI en protesta por la postulación de Fidel Herrera como candidato a gobernador.

Y es que ese mismo día, Miguel Ángel Yunes Linares y su “prole” –sus hijos, el diputado local Fernando Yunes Márquez, aspirante del PAN al Senado, y el ex alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Jr., actual coordinador estatal del programa federal Oportunidades– le organizaron al precandidato presidencial Ernesto Cordero sendos actos en el puerto de Veracruz y Huatusco, en los que según su cálculo habrían reunido a más de 20 mil simpatizantes.

El ex candidato panista a la gubernatura y sus hijos mostraron también su músculo. Y no sólo a los Yunes del PRI sino a sus propios adversarios al interior del PAN –al ex dirigente estatal del partido blanquiazul Alejandro Vázquez Cuevas y al ex alcalde porteño Julen Rementería, aspirantes al Senado que apoyan la precandidatura presidencial de Josefina Vázquez Mota–, los cuales, la semana anterior, pretendieron evidenciar las aparentes fracturas en el grupo del ex director general del ISSSTE al difundir la adhesión de los yunistas Jorge Santos Azamar, Juan Herrera Marín, José Luis González García e Hipólito Barrios Melchor a la precandidatura josefinista.

En el acto organizado para Cordero en Huatusco, Yunes Linares prometió 1.5 millones de de votos para el PAN en las elecciones federales de julio de este año; esto es, casi 200 mil sufragios más de los que él obtuvo en 2010 como candidato a la gubernatura.

¿Lo logrará? Ya se verá. Falta aún mucho camino por recorrer. Habrá que ver, por ejemplo, cómo se define la candidatura presidencial del PAN, como se procesan las inconformidades internas en el PRI y cómo reaccionan también en la coalición de izquierda.

Pero lo cierto es que si estos Yunes llegan al Senado de la República en septiembre de este año, quizá la premonición de Fidel Herrera de que “ningún Yunes” llegaría a gobernar Veracruz podría ser conjurada. Aunque todavía falta que los “hombres Y” ganen y que lo hagan bien, de manera contundente. No se vaya a reeditar la triste historia de 2006.

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